“El pediatra me recomendó esperar”, es uno de los argumentos más repetidos entre quienes, por el momento, decidieron no inscribir a sus hijos e hijas de 3 a 11 años para recibir la vacuna contra el Covid–19 en la Argentina. Una población objetivo de alrededor de seis millones, de la que se inoculó más de un tercio. Mientras crecen los contagios en niñas, niños y adolescentes, aumenta también la proporción de menores de 18 que se constituyen en vector de contagio en los hogares. Las y los especialistas coinciden: hay que potenciar la confianza en la vacunación infantil, y el mensaje que reciben las familias en los consultorios pediátricos es clave.

“Necesitamos que se dé más difusión a la vacuna en la edad pediátrica, tanto desde los gobiernos como desde las instituciones científicas que representan a pediatras. Sería bueno que la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) refuerce la comunicación a favor de la vacunación para que los pediatras tengan ese sustento”, planteó el médico Oscar Trotta, referente del Hospital Garrahan. En ese centro de salud de referencia ya recibió vacunas “casi el 100% de los pacientes de 13 a 17 años y un número importante de 3 a 11. Y no tuvimos ni un efecto secundario grave. Cero”. Trotta alertó sobre “un aumento de casos Delta en la población infantil. Es preocupante, ahí queda un reservorio del virus para generar quizás otra mutación más agresiva”.

El grupo Ciencia Rosarina, que elabora informes en base a datos públicos de la pandemia, publicó que desde agosto, y sobre todo en septiembre y octubre, creció en Santa Fe la proporción de niños y niñas que se contagian en relación a la población total. “En todo el año menos del 10% eran casos infantiles. Desde agosto está subiendo y ahora supera el 20%”, alertó Lucas de Candia, médico y magíster en Salud Pública.

El informe mostró también un incremento en la proporción de «casos índice» menores de 18 años. Es decir, los que llevan los contagios a las casas. El porcentaje “era del orden del 6%, pero llegó a 10% en julio y empezó a levantar. En septiembre casi llega al 30%. El virus está circulando en la población no vacunada, como la infantil, y que tiene una actividad fija en espacios cerrados: la escuela”. De Candia remarcó la importancia de que se mantengan el tapabocas y la ventilación, algo que viene menguando: “dejar que el virus circule en la población infantil es un riesgo para toda la comunidad. Hay una tendencia que es importante frenar”.

La médica Andrea Uboldi, del Comité de Infectología de la SAP, advirtió que “el número de personas pediátricas contagiadas puede estar subestimado. Si tuvo un resfrío y 37.5 grados de temperatura, probablemente se quede en la casa y no lo lleven a control, pero pudo haber sido Covid. El número de afectación no es tan fidedigno como en adultos”, en parte –agrega– por la “reticencia de algunos padres y pediatras a hisopar”.

En relación a quienes reclaman una campaña más intensa por parte de la SAP, sostuvo que se vienen realizando webinars (seminarios virtuales) y difusión de documentos desde las filiales del organismo: “muchos de los que estaban reticentes han cambiado su opinión. Al principio podían decir ‘hay que esperar’, pero el volumen de vacunados supera los dos millones y la tasa de efecto adverso no se ve”. Sobre la difusión, planteó que “sería interesante que en el parte diario se ponga cuántos son menores, para que en los diarios de una localidad, si hay 50 contagios se sepa si la mitad son menores de 18”.

“Conocidos, pacientes, preguntan: ‘Mi pediatra dijo que espere, ¿qué hago?’. Les digo ‘sacá turno ya’. La gente espera el empujoncito de confianza. Creo que a corto plazo van a avanzar con la vacunación, porque es la mejor herramienta y hay dosis disponibles. No tendría sentido dilatar la campaña por dudas sin fundamento sanitario, amplificadas por algunos medios”, consideró De Candia, en referencia a un primer comunicado de la SAP que reclamó evidencia de la vacuna Sinopharm en menores, al que le siguió otro -días más tarde- avalando el proceso. Solo que el primero tuvo mucha más difusión mediática que el segundo.

“Para que los padres resuelvan anotar o no a sus hijos, es fundamental la voz de los pediatras. Hay que apelar a su colaboración, y hasta podrían ser gestores de vacunación. La duda retrasó la inscripción, y en forma simultánea se eliminaron las burbujas en los colegios”, cuestionó Lucía Cavallaro, presidenta de la Sociedad Argentina de Virología. “Tenemos una gran cultura de la vacunación, eso es lo que nos ha salvado a pesar de todo el trabajo en contra”.

La importancia de descentralizar la campaña

“A pesar de que hubo mucho ruido en el inicio de la campaña de vacunación en niñes, los primeros datos muestran mucha aceptación. Acá en Rosario hay un punto en la estrategia local interesante para señalar: la descentralización. Hay dosis de Sinopharm en todos los centros de salud de los barrios”, resaltó el médico Lucas de Candia. Explicó que ese circuito funciona en simultáneo con el que requiere inscripción vía web, que “puede ser un filtro para algunas personas. La disponibilidad del recurso en manos de equipos territoriales hace que puedan explicar a las familias e invitar a vacunar”.

La infectóloga Andrea Uboldi, de la SAP, coincidió con la descentralización, y añadió: “estamos sumamente preocupados por las vacunas de calendario. Muchos chicos han quedado sin vacunas por un año o más. Se puede aprovechar la vacunación Covid para que completen las que faltan. Puede ser el mismo día o con cualquier intervalo”.

Para prevenir 15 mil muertes

Investigadores del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba realizaron una simulación de la proyección de la pandemia: estimaron que si la mitad de los niños y niñas se vacunaran, se podrían prevenir más de 15 mil muertes adultas.

Hasta ayer, según el Monitor Público de Vacunación,  se habían inoculado 2.391.923 menores de 3 a 11 años sin factores de riesgo, sobre una población de unos 6 millones. También se vacunaron 226.509 personas de esa franja etaria con factores de riesgo.