Los primeros resultados del Censo 2022, difundidos días atrás, reflejaron una Ciudad de Buenos Aires que creció en población apenas un 7% en los últimos once años. Tiene 3.120.612 habitantes. En 1991 eran 2.965.403. Sin embargo, ese poco movimiento poblacional no se traduce en la construcción en altura, que crece año a año. Cada vez más torres, cada vez más departamentos, igual cantidad de gente. ¿Y entonces?

La Ciudad se ha vuelto un distrito de inquilinos, que ya superan al 35% de la población. La jurisdicción con número más alto de gente que alquila. La falta de regulación de la oferta de vivienda se vuelve un síntoma expuesto día a día en territorio porteño.

Por eso desde Inquilinos Agrupados (IA) hacen foco en un rubro en particular: las viviendas destinadas a alquiler turístico. “¿Por qué hay que limitar el alquiler turístico? Cada punto rojo es una vivienda destinada al alquiler por Airbnb en la Caba. La mancha se expande mes a mes”, manifestaron, en referencia a lo que mencionan como un “fenómeno que genera crisis habitacional en la Argentina”.

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El fenómeno de los alquileres airbnb

Según explican, en septiembre del 2022 había 15.603 viviendas enteras publicadas sólo en AirBnb. En CABA es obligatorio por ley 6625 registrar las viviendas en la Secretaría de Turismo. Pero hay registradas sólo 250. “Quiere decir que no hay ningún tipo de control del alquiler ‘turístico’ o a corto plazo”, resaltan.

La mayoría de los avisos publicados en la plataforma turística son a «corto plazo». La mayoría se alquila por 1 y hasta 7 noches. El precio promedio por noche para un alquiler temporario es de $7232. Esto equivale a $ 217.000 por mes. “El efecto de esta renta desmedida es un desplazamiento de las viviendas permanentes al turismo, generando aumentos de precios y baja de la oferta”, añaden desde IA.

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“Esta situación es global, pero en Argentina se está trasladando a todas las ciudades del país, generando crisis habitacional y social. Médicos, policías y maestros que viven en ciudades turísticas no tienen donde vivir”. Entre las zonas más problemáticas, mencionan a la Patagonia, por ejemplo en Bariloche y San Martín de los Andes. Pero también ocurre en Provincia de Buenos Aires con localidades que han ido construyendo su política urbana con un perfil netamente turístico, como Tandil, lo que genera ingreso importante de divisas pero un problemas para quienes viven allí, tanto en precios de comercios del sector (ir a comer afuera, por caso, se vuelve sumamente caro) como en el valor de los alquileres.

El censo 2010 relevó 340.000 viviendas deshabitadas en CABA. Aún se desconoce el dato del 2022. Lo que se sabe es que la política oficial apunta a incentivar la construcción de torres. Entre 2021 y el año pasado, la Legislatura porteña aprobó la «excepción» para construir torres de hasta 85 metros en al menos doce barrios, lo que generó rechazo en zonas que históricamente votan al Pro, como Núñez y Belgrano. Ya hay conjuntos urbanísticos de lujo pensados para Colegiales, en el ex Tiro Federal, en Costa Salguero, en el llamado «Barrio IRSA» al lado de Costanera Sur, en Barracas y en Retiro, entre otras zonas. Sin embargo, sus poblaciones no crecen.

La diputada porteña Claudia Neira, enfatizó que en 15 años de macrismo en la Ciudad, el 50% de las viviendas que se construyeron son de lujo: «Mientras, uno de cada 6 porteños tienen problemas de vivienda».

“Los administradores de viviendas en alquiler turístico concentran decenas y hasta cientos de viviendas. Algunos tienen más de 100 viviendas”. Una manera de controlarlo, apuntan, es cobrando impuestos. Aunque el Ejecutivo porteño ya manifestó su rechazo a intervenir en el mercado. Desde Inquilinos Agrupados sostienen que en la reunión que mantuvieron con el ministro de Turismo de Nación, Matías Lammens, le propusieron crear un registro nacional de viviendas destinadas a alquiler turístico “y endurecer las condiciones para llevar adelante un negocio que hace tanto daño a la sociedad”.