No se habían cumplido los dos años de la gestión de Soledad Acuña al frente de la Cartera de Educación porteña, cuando ya se había hecho acreedora de la apatía de un sector mayoritario de la comunidad educativa. Hecho consumado, más allá del ajuste presentado en los presupuestos del sector; o de los borradores de proyectos de Ley que anticipaban la eliminación progresiva de los profesorados; o del intento del cierre de 14 colegios nocturnos y nueve liceos; o del hostigamiento a familias que integran las cooperadoras escolares; o por la reducción, en cantidad y calidad, de las viandas escolares.

En noviembre de 2018, la ministra de Educación, intentó instalar la idea de “polos educativos”. Pero esa idea lejos estaba de la creación de nuevos edificios escolares que generaran más vacantes para saciar la demanda de miles de familias que hace años no consiguen un lugar en la educación pública porteña. Estos polos educativos en realidad estarían conformados por conglomerados de escuelas ya existentes, que serían mudadas a un edifico único, lo que se conoce en la jerga  política-económica como “ajuste encubierto”. Esta situación padeció, y lo sigue haciendo, la comunidad educativa de la Escuela de Cerámica N° 1 del barrio de Almagro. En noviembre de 2018, mediante un correo electrónico, enviado por la Dirección de Educación Artística de la Ciudad, las familias y la dirección de la escuela, fueron notificados que el Ejecutivo porteño iba a trasladar a la escuela hacia el barrio de Mataderos, para compartir ese edificio con otros colegios artísticos.

Esta escuela, ubicada en Bulnes 45, fue fundada en 1940 y era la casa taller del maestro Fernando Arranz, por la que pasaron artistas como Antonio Berni, Lino Spilinbergo y Antonio Pujía. La idea de la ministra Soledad Acuña era mudarla de Almagro hacia el edificio ubicado en Juan Bautista Alberdi 4139 en Mataderos, a más de 70 cuadras de su ubicación actual, sin tener en cuenta que el 80% de la matrícula pertenece al barrio de Almagro y que, la gran mayoría de sus estudiantes, gracias a esa proximidad con la escuela podían cursar sus estudios.

En el medio pasaron cosas. Un fallo favorable a la comunidad educativa, donde el juez de primera instancia Francisco Ferrer, suspendió la mudanza; a los pocos días, el gobierno porteño apeló el fallo, y más tarde una nueva presentación judicial prohibió el traslado. El ejecutivo local se niega a hacer un acuerdo de partes que dejaría firme esta situación, por lo cual la preocupación de las familias sigue vigente.

Ahora la comunidad educativa de la Escuela de Cerámica, mantiene vivo un viejo reclamo que arrastra desde hace varios años y que responde a la ampliación del edificio. Situación que debería cumplimentarse mediante la expropiación de un edificio lindero a la escuela para ampliar los espacios áulicos y potenciar la propuesta pedagógica. “Hace varios años nosotros venimos con problemas edilicios, ya sea, por la caída de ventanas, la mala infraestructura, los tornos no funcionan, y el mal funcionamiento de los hornos, y todo esto sumado a la falta de espacio para una gran cantidad de estudiantes que hay en nuestra escuela”, detalla a Tiempo Luciana Coria, del Centro de Estudiantes.

El reclamo de la comunidad educativa del “Cera”, también apunta a exigir un mayor presupuesto para el funcionamiento integral del edifico y la formación artística. También piden la aprobación del Proyecto de Ley para la Ampliación que es presentado cada dos años ante la pérdida del estado parlamentario. “La falta de espacio fue mucho más notoria durante la pandemia, ya que en ningún momento pudimos respetar el distanciamiento entre estudiantes por las pequeñas dimensiones del lugar. Esto más allá de la falta de infraestructura acorde; no entra aire por nuestras ventanas y los protocolos son imposibles de cumplir”, termina Lucía.

La escuela no tiene comedor propio, los estudiantes almuerzan en el patio y, los días de lluvia, en las aulas o escaleras que conectan a cada uno de los pisos del edificio. “Tenemos apenas 10 aulas cuando en realidad necesitamos 17, no tenemos gimnasio para que las y los chicos hagan actividades físicas y por eso tienen que ir  a otros espacios alejados de la escuela. Me parece que sería lo más cómodo y lo más lógico, aparte de que representa una mayor seguridad para los chicos, no tener que andar desplazándose por otros lugares del barrio en horas de clase para ir a gimnasia”, detalla en diálogo con Tiempo, Alejandra Marelli, directora de la escuela.

A la falta de comedor propio se le suma la de oficinas, aulas-taller, baños para el plantel de profesores y profesoras, un salón para diferentes actos y un lugar para la dirección y la vice, que comparten el mismo espacio reducido. “En los últimos años el sector artístico fue golpeado, más allá de toda la escuela pública de la Ciudad. Yo creo que el gobierno porteño no quiere ampliar el “Cera” porque le da miedo el arte”, argumenta en diálogo con este medio, Eliana Marín, vicepresidenta del Centro de Estudiantes. “Hace un par de años, cuando asumieron, se nos atropelló, nos quisieron hacer callar, y cuando fueron gobierno nacional hicieron que toda la gente que vivía del arte en Argentina fuera prohibida, entonces es una reivindicación a eso también”.

Abrazo a la escuela y conferencia de prensa

Desde la Escuela Secundaria de Cerámica N°1  del distrito escolar 2°, organizaron un abrazo simbólico al edificio, donde invitan a vecinos, vecinas de Almagro, legisladoras y legisladores porteños, diferentes espacios culturales del barrio y quienes quieran acompañar este reclamo. La actividad se realizará este jueves 23 de septiembre en las puertas de la escuela, ubicada en Bulnes y Avenida Rivadavia, donde habrá una conferencia de prensa con referentes educativos, sociales y de toda la comunidad.