Trabajo, vida social y organización familiar. Tres puntos clave que cualquier persona tiene en cuenta a la hora de armar su rutina diaria. Desde agosto del año pasado, miles de familias porteñas, además de lidiar con diferentes realidades de la coyuntura, sufren la falta de empatía de la administración local luego que, la ministra Soledad Acuña, decidiera intempestivamente que alrededor de una treintena de escuelas de la Ciudad pasaran de jornada simple a jornada completa.

Quienes eligen una escuela de jornada simple lo hacen por diversos motivos: organización, jornada laboral, o para complementar la educación de sus hijos con otras actividades a contraturno, como deportes, música, recreación entre otras actividades sociales y culturales. Pero miles de familias llevan a sus hijos e hijas a diferentes tratamientos médicos, situación que ya no podrán sostener si son obligadas a extender la jornada escolar.

Remarcan que una cosa es agregar una hora más de estudio por día, como ordenó el Gobierno Nacional en su momento, y otra muy distinta es imponerles cuatro horas más de clases por jornada a cientos de miles de chicos que ya tienen armada su agenda diaria. Por esta razón, familias, docentes y estudiantes de una de las escuelas afectadas, realizaron un abrazo al edificio escolar.

Tras la decisión de Soledad Acuña, cientos de familias se vieron obligadas a cambiar a sus hijos de escuela, y otras cientos decidieron judicializar el tema. En algunos casos, la justicia porteña les dió la razón a las familias dado que, además de desorganizarles la vida, muchas escuelas no cuentan con el espacio suficiente para albergar de un momento a otro al doble de estudiantes en una jornada completa, y la mayoría carece del espacio físico de un comedor.

Abrazo de familia, docentes y estudiantes a la escuela Intendente Alvear de Boedo

“Somos padres de un alumno de la Escuela Nº 14 Intendente Alvear del distrito escolar 6 del barrio de Boedo. Se nos está imponiendo la jornada doble. Nosotros elegimos esta escuela porque tenía jornada simple y se acoplaba a nuestra vida familiar, laboral y personal”, cuenta a Tiempo Gabriel Fernández. Las familias que asisten a esta escuela de Boedo, fueron notificadas el viernes antes de las vacaciones de invierno.

“Nos llegó una nota que decía que a partir del año que viene la escuela se convertirá a doble jornada. Estamos en contra, no estamos de acuerdo. Queremos que nuestro hijo siga manteniendo sus actividades extraescolares como fútbol e inglés. Queremos poder estar tiempo con nuestro hijo, nuestros horarios laborales nos impedirían poder estar en contacto con él”, suma Gabriel y concluye: “En el edificio hay un comedor que es muy chico y los pibes a la mañana desayunan por turnos porque no entran todos juntos, imaginate que mucho menos van a entrar cuando estén ambos turnos juntos. La directora nos evade y se niega a darnos explicaciones”.

La escuela Alvear tiene dos turnos y cuenta con dos secciones en cada uno: dos primeros, dos segundos, dos terceros, etc., tanto a la mañana como a la tarde. Son alrededor de 350 estudiantes en el turno mañana y 280 a la tarde y, de concretarse el traspaso a jornada completa, todo indican que se juntarán ambos turnos, es decir, habrá un total de 630 estudiantes y la escuela no está preparada para albergar esa cantdad de estudiantes durante ocho horas de clases.

Este martes, familias, docentes y estudiantes del establecimiento educativo, realizaron un abrazo simbólico al edificio escolar, situado en la calle Castro Barros al 900 en el barrio de Boedo.

Cambio improvisado sin presupuesto

De las treinta escuelas que iban a pasar intempestivamente a jornada completa, trece iniciaron la nueva modalidad en noviembre de 2022, algunas tienen judicializado el tema y el resto no pudo hacerlo porque carecen de la infraestructura edilicia acorde a tal iniciativa. Según cifras oficiales, la Ciudad tiene 466 escuelas primarias estatales, de las cuales 280 (60%) ya tienen jornada extendida y otras 186 (40%) tienen 4 horas de cursada.

Cuando la medida se anunció en agosto del año pasado la iniciativa no contaba con mayor inversión en el presupuesto para realizar las reformas pertinentes en cada edificio escolar. Por entonces, la Ciudad gastó $3802 millones en «Publicidad y Propaganda», más del triple del 33% que ejecutó de Infraestructura Escolar: $1064 millones sobre los $3225 millones aprobados por la Legislatura. Este año la situación es la misma: de los 8.795 millones de pesos en infraestructura escolar, Acuña apenas utilizó 916 millones, el 11% del total.

Descontento y organización de la comunidad educativa

“Muchas de las familias nos organizamos para hacer el reclamo correspondiente al Gobierno de la ciudad, a la conducción de la escuela y a la supervisión del Distrito Seis. Por otro lado, conversamos con un abogado y tenemos pensado hacer una presentación porque, en primer lugar, se ha roto el acuerdo con la escuela y el pacto social con la comunidad”, explica en diálogo con Tiempo Cecilia Pérez Alarcón, mamá de una alumna de la Escuela Alvear.

En su caso particular la hija de Cecilia concurre a contraturno al instituto Vocacional de Arte (IVA), cuya propuesta requiere de estudiantes que vayan a jornada simple, con lo cual, si esto es una política del Gobierno de la Ciudad en varias escuelas, lo que va a empezar a suceder es que éste, como otras instituciones educativas de CABA que trabajan a contraturno escolar, van a bajar drásticamente la matrícula hasta vaciarse.

“Además del caso de mi hija, a las escuelas de jornada simple concurren chicos que requieren de adaptaciones curriculares o metodológicas, y de acompañamiento de personal no docente (APND) que por indicación necesitan ir pocas horas a la escuela, con lo cual también se ven afectados por esta decisión de la jornada completa”, explica Cecilia y agrega: “Ni hablar de la obligatoriedad del comedor, con lo que también en mi caso estoy en desacuerdo, porque sé con la precariedad que se les da de comer hoy por hoy en los concesionarios del Gobierno la ciudad y los comedores”.