“La ministra Acuña no tiene en cuenta las diferentes particularidades de cientos de miles de chicos. Hay estudiantes que no pueden estar tantas horas en una escuela, que hacen educación integradora, donde una matrícula chica le sirve mucho a los chicos que tienen problemas de aprendizaje”, explica a Tiempo Brenda, mamá de un nene de 4to grado que estudia en la Escuela N° 3 DE 18del barrio de Monte Castro. Las familias de la comunidad educativa volvieron a movilizarse para rechazar el cambio abrupto e intempestivo de jornada simple a jornada completa. Ante la falta de respuesta por parte de la cartera educativa que conduce Soledad Acuña, las familias profundizaron su reclamo.

La N° 3 DE 18, fue la primera escuela construida dentro del barrio de Monte Castro, reconocida el 20 de septiembre de 1884 por la enseñanza oficial. El edificio escolar cuenta con una historia de 138 años dedicados a la educación integradora, con niños y niñas con algunas restricciones cognitivas, conductuales, sensoriales, etc. “Si amontonan a dos turnos en un aula para conformar la jornada completa, los chicos no solo estarán hacinados, tampoco podrán continuar con el seguimiento personalizado que necesitan para este tipo de modalidad”, agrega Brenda, mientras decenas de familias se manifestaban en las puertas del edificio escolar, ubicado en Av. Álvarez Jonte 4651, y realizaban un abrazo simbólico para reclamar por el derecho a elegir la educación de sus hijos. El pasado 21 de agosto, Tiempo publicó en su edición impresa, la situación por la que atraviesan miles de familias de la comunidad educativa porteña que, sin consulta y de manera abrupta, la Ciudad pasa a jornada completa a más de 30 escuelas. Esa misma semana miles de familias se organizaron para detener este nuevo avance de la cartera educativa porteña sobre las necesidades reales de un sector de la comunidad educativa. A los pocos días, comenzaron con una serie de actividades para visibilizar esta situación: Se movilizaron y realizaron el primer abrazo a una de las escuelas afectadas en el barrio de Colegiales que cambia a jornada completa desde este mes.Durante la jornada de hoy, hicieron lo mismo familias y docentes de la Escuela N° 3 de Monte Castro.

Las familias y trabajadores de la educación, aseguran que este edificio escolar no cuenta con infraestructura, “no es solo permanecer en la escuela. No tenemos comedor, es una escuela que tiene casi 100 años. Si juntas a los dos turnos hay más de 20 pibes dentro de un grado y las aulas de esta escuela son muy chicas y están pensadas para jornada simple”, agrega Brenda y concluye: “La ministra Soledad Acuña no puede echarnos de la escuela. Ella hace un chantaje emocional. Nos dice que si no nos gusta la escuela con jornada completa que nos cambiemos. Mi hijos no pueden dejar a sus amigos y compañeritos de hace años por un capricho”.

El cambio de modalidad no vino acompañado por mayor inversión educativa. Las cifras oficiales indican que, en el segundo trimestre del año, la Ciudad gastó $3802 millones en «Publicidad y Propaganda», más del triple del 33% que ejecutó de Infraestructura Escolar: $1064 millones sobre los $3225 millones aprobados por la Legislatura. Con esa proyección difícilmente cumpla este año todo lo proyectado, algo que suele ser constante en los presupuestos educativos del PRO.

“En mi familia todos somos vegetarianos y cuando nos informaron sobre este cambio le consultamos si mi nene iba a recibir una alimentación acorde en la escuela, nos dijeron que no. Le preguntamos si puede traer su propia comida y también nos lo negaron”, cuenta a Tiempo Juan, padre de un estudiante. “Además yo tampoco quiero cambiarlo de escuela a mi hijo, no tiene porqué dejar a sus amigos y compañeritos que conoce hace mucho tiempo”.

El trabajo de docentes porteños

Hace unas semanas, Tiempo realizó un informe sobre otro de los problemas que ocasiona el cambio intempestivo de jornada simple a completa que, no solamente viene a desorganizar la vida de miles de familias, afectará notablemente la permanencia laboral de cientos de docentes e implicará la pérdida de puestos de trabajo de maestras y maestros del nivel primario. Desde los gremios aseguran que sólo quienes sean docentes titulares pasarán a disponibilidad si pierden su cargo y, aún en esos casos, sólo implicará el cobro del salario durante un año, es decir, una indemnización en cuotas. La peor parte se la llevan los docentes suplentes e interinos que quedarán sin trabajo.