Luego de una movilización de vecinos de la localidad bonaerense de San Miguel del Monte, la Justicia investiga a dos policías bonaerenses por la muerte de cuatro jóvenes que chocaron el lunes por la madrugada.

El pasado lunes alrededor de la 1 de la madrugada el auto en el que viajaban 5 jóvenes chocó contra el acoplado de un camión estacionado en la colectora de la Ruta 3. Cuatro de los chicos murieron: Carlos Aníbal Suárez, de 22 años; Gonzalo Domínguez, de 14; Camila López, de 13, y Danilio Sansone, también de 13 años. Una quinta ocupante del vehículo, una chica de 13 años, se encuentra en grave estado.

Al pasar las horas, los familiares comenzaron a reconstruir el hecho. “El choque se produjo luego de que la policía llevara adelante una infundada persecución a modo de cacería y abriera fuego sobre el auto”, señalaron en un comunicado e informaron que la fiscalía a cargo ya cuenta con pruebas contundentes que desmienten la primera versión policial de que hubo un llamado al 911 y que demuestra la responsabilidad de la fuerza de seguridad bonaerense. Entre esas pruebas hay un video donde se ve a un ocupante de la camioneta policial asomarse por la ventanilla y apuntar al auto. 

«El fue a encontrarse con las amiguitas en la plaza, a las once de la noche. Vino el chico este (por Aníbal Suárez) y los llevó a dar una vuelta, como cualquier auto que sale. El patrullero le hizo una seña de luz y el chico no frenó, aceleró un poquito. Uno saca el cuerpo y le empieza a tirar tiros», sostuvo el padre de Danilo Sansone en diálogo con TN y destacó: «Encontraron cuatro vainas de .9mm. Los hicieron chocar contra el camión. En vez de hacerle un cerrojo, como tiene que ser, me lo siguieron corriendo hasta que lo hicieron meter abajo de un camión, porque tenían miedo los chicos. Les iban tirando con balas, no con piedritas».

Tras conocerse los hechos, familiares y vecinos de los chicos se movilizaron a la sede policial local en reclamo de Verdad y Justicia por Gonzalo, Camila, Danilo, Aníbal y Rocío y cárcel para los responsables. «Una vez más queda demostrado que nuestros chicos no son peligrosos ¡sino que están en peligro!», sostuvieron.