Ella renunció a su trabajo porque no tiene con quien dejar a su hijo. Ahora el único ingreso económico del hogar es el de su compañero de vida y “nos cuesta muchísimo llegar a fin de mes. Yo soy la única que se hace cargo de mi hijo que quedó sin escuela, por suerte el mayor egresó el año pasado y ahora va a otro jardín en sala de 4”, detalla a Tiempo Leydi Ontiveros, que obligatoriamente tuvo que abandonar su trabajo y quedarse en casa con su hijo menor que asistía al jardín maternal. “Mi hijo está muy triste, extraña a sus compañeritos, yo juego con él y hago payasadas para que se divierta, pero no es lo mismo. Pasa mucho tiempo delante del televisor aunque trato de que no lo haga”, agrega. Durante la jornada, Leydi junto a cientos de familias e integrantes de la comunidad educativa, marchó hacia el ministerio de Educación de la Ciudad para exigir una vez más que reabran el jardín maternal.

Hasta el año pasado el jardín maternal “El Globo Rojo”, que contiene a pequeños desde los 45 días de vida hasta los 3 años de edad, funcionaba en la calle Mariano Acosta 3650 en Villa Soldati y luego fue mudado al Barrio de Los Piletones. A partir de ese momento el jardín permanece cerrado y los estudiantes no tienen clases. A principios de año, Tiempo relevó con datos del sistema de inscripción on line, la cantidad de falta de vacantes: el 53,4% de los inscriptos en el nivel inicial para éste ciclo lectivo, no tuvo ninguna vacante.

“El Globo Rojo” forma parte del programa Primera Infancia que hace más de 20 años funciona en la zona Sur de la Ciudad de Buenos Aires. La iniciativa nació ante la demanda de vacantes en la educación pública entre los más pequeños. Estos jardines dependen del área socioeducativa del ministerio de Educación porteño, y tienen una “gestión asociada” con diferentes organizaciones del barrio, donde el ministerio se encarga del pago de salario y el resto de los servicios (luz, gas, agua, internet, etc.) se hacen cargo las organizaciones sociales

“Estamos convencidos que esto es parte de la política del gobierno porteño de vaciar y cerrar escuelas, es imposible pensar en otra cosa”, dice a Tiempo Celeste Linares, Coordinadora del jardín maternal. La última vez que se acercó el gobierno a verificar las condiciones edilicias fue el pasado 3 de marzo. En aquella oportunidad, personal de Mitigación y Riesgos del ejecutivo porteño, marcaron algunas cosas que faltaban en el lugar, acomodar una reja y otras situaciones menores.

El nuevo espacio del jardín maternal, ubicado en la calle la Esperanza 3777 de Los Piletones, está sin estrenar. “Desde el gobierno nos enviaron el informe sobre la visita que hicieron al jardín, recién sobre finales del mes de abril, pero el documento tenía fecha de 10 de marzo, con otros arreglos menores que ya hicimos. O sea que todo ese tiempo estuvo perdido y los chicos y chicas no tuvieron un solo día de clases. Muchas familias tienen que hacer malabares para que sus hijos queden con alguien mientras ellos trabajan”, agrega Linares.

Las y los docentes estuvieron presentes en el nuevo jardín desde el 7 de febrero, fecha en que, oficialmente, tenían que ocupar sus puestos de trabajo y dos semanas después tendrían que haber comenzado las clases. Desde diciembre del 2021 hasta el mes de febrero, ningún funcionario de gobierno se acercó al maternal para acelerar el proceso de habilitación. La respuesta que le dieron al equipo docente de El Globo Rojo fue que “estaban todos de vacaciones y no tenían personal disponible”.

“En el barrio Piletones no solo no hay jardines maternales, sino que no hay escuelas. Todas las familias que quieren escolarizar a sus hijos e hijas tienen que llevarlos fuera del barrio”, explica a Tiempo Gabriela Bitto, docente de la escuela infantil. “Las familias tienen que salir a buscar esas vacantes muy lejos del barrio, y las que tienen suerte consigue, porque la carencia de vacantes en las escuelas públicas de la Ciudad es cada vez más grande. Ya estamos a mitad de año y los pibes y pibas perdieron medio ciclo lectivo y les desorganizó la vida a las familias”, agrega Bitto y termina: “El espacio está, los docentes están, las y los estudiantes están, y lo que necesitamos es que el ministerio de Educación porteño nos habilite cuanto antes este lugar”.

En vez de abrir escuelas las cierran

Los barrios postergados de la Ciudad siguen siendo quienes más sufren las políticas de vaciamiento educativo en todo el distrito porteño. En febrero de este año, el relevamiento sobre falta de vacantes realizado por Tiempo, dejó en evidencia una vez más la crisis en ese sector. De acuerdo a la información analizada en el sector de jardines maternales, este año se solicitaron 41.611 vacantes para niñas y niños de 45 días de vida a 5 años de edad, pero CABA asignó apenas 19.416: el 53,4% de los inscriptos para el ciclo lectivo 2022, todavía sigue desescolarizado. Pese a estas cifras alarmantes, el gobierno porteño no solo se niega a construir escuelas infantiles y maternales, además deja con las persianas bajas las ya existentes.