Enzo Francescoli quedó dibujado en el aire, un acróbata trazado a mano con lápiz negro. River y Polonia empataban 4-4 en Mar del Plata en un torneo triangular de verano. A los 30 minutos del segundo tiempo, con el 2-4 de Polonia, muchos hinchas habían abandonado el estadio. Se juega ahora el minuto 46. Norberto Alonso tira un bochazo de zurda a un costado del fondo del área. Y Oscar Ruggeri la cabecea más hacia el centro. La pelota, suspendida. Cuando baja, Francescoli la amortigua con el pecho y ensaya la chilena. Gol. 5-4. “La preparó, la midió, la dejó para la historia”, dice Carlos Asnaghi, el relator de Canal 13. “Fue el gol más bello que la selección de Polonia haya recibido alguna vez”, apuntan en el canal de TV polaco Polsat Sport. Fue el 8 de febrero de 1986. Se cumplirán 35 años. Si alguna vez vuelven los tradicionales torneos de verano, la chilena de Francescoli ante Polonia en Mar del Plata, ese combo de improvisación, instinto y resolución, tendría que ser el logotipo.

Para poner en contexto: la selección de Polonia, que había salido tercera en el Mundial de España 82, se preparaba para México 86. Fue invitada a jugar la Copa de Oro con River y Boca. Los torneos de verano revestían otro cariz. River era el líder del campeonato local con diez puntos de diferencia y cinco triunfos consecutivos. Ese fin de semana tuvo fecha libre. Héctor Veira, el entrenador, decidió poner al equipo titular. Aquel año, River ganaría la Libertadores, y la Intercontinental ante Steaua de Bucarest en Tokio, la única en su historia. “Esa noche no pude dormir. Sin embargo, hay que decir que Enzo demostró toda su clase en el gol”, le dijo en 2018 Józef Wandzik, el arquero polaco, al diario La Capital, de Mar del Plata. Wandzik, que recibió cuatro goles en el segundo tiempo, está entre los cinco futbolistas con más partidos en el arco de Polonia (52) y es el que dejó más veces la valla invicta (25). Al año siguiente, Francescoli recreó el gol de chilena en Mar del Plata para el fotógrafo Claudio Divella, de El Gráfico. Con pelotas playeras y el mar de fondo.

Francescoli recordó que un tiempo antes de la chilena veraniega había hecho otra sin parar la pelota, de primera. Que siempre le gustó hacer piruetas. Que se quedaba probando después de los entrenamientos. “¿Esa noche, con Polonia, venías pensando en tirar la chilena?”, le preguntó el periodista Diego Borinsky en 2008. “Son esos días en que te salen todas -respondió Francescoli-. Me lo dijo clarito Pedernera. Me preguntaba cómo andaba, yo le contestaba que al otro día iba a meter un gol. Él me ponía una mano al hombro y me decía: ‘Mire, le quería comentar algo, así duerme tranquilo: uno no juega bien cuando quiere, sino cuando puede o lo dejan. Cuando puede porque tiene un buen día y cuando lo dejan porque el otro es peor que usted’”. En 1986, Francescoli jugó el Mundial de México con Uruguay, eliminado por Argentina en los octavos de final, y se marchó a Europa. Volvió a River en 1994 y, dos años después, volvió a ganar la Libertadores. Hernán Crespo era su compañero. Tenía 20 años. En los octavos, después de perder 2-1 en Perú, metió un gol de chilena ante Sporting Cristal en el 5-2 en el Monumental. “Era mi ídolo -recordó Crespo-. No me abrazó: me levantó. Me sentí el Rey León”.

En 1997, ante Colón por el torneo Apertura, Francescoli metió un gol de cabeza en el Monumental, elevándose y dándole con el parietal derecho. “La palabra para definirlo es plástico -escribió entonces Juan Sasturain, en Página 12-. Francescoli es plástico. Hay muchos que son ‘de’ plástico, carecen de buena madera; hay otros que son plásticos como lo es la plastilina, lábil, fácil de deformar y que sirve mucho para nada. El señor Francescoli es plástico en el sentido estético, lo que se entiende por forma armónica, en reposo o en movimiento. Una manera digna de usar y de poner el cuerpo”. Eran los últimos partidos de Enzo Francescoli en el fútbol; fueron un puñado de palabras laudatorias que se ciñen para describir el juego del “El Príncipe”. En 2018, después de que Cristiano Ronaldo le metiera un gol de chilena a Juventus con Real Madrid por la Champions League, le preguntaron en una conferencia a Diego Simeone, entrenador del Atlético Madrid, si era el mejor que había visto en su vida.

-¿Vos viste el de Francescoli en River-Polonia en Mar del Plata? Tremendo -le devolvió al periodista español.

-¿Mejor que el de Cristiano?

-Miralo y después hablamos.

La importancia de llamarse Enzo

Enzo Francescoli dejó una estela no sólo adentro de las canchas. También en los nombres. Si en Argentina una persona se llama Enzo, son altas las probabilidades de que sea por Francescoli. El 22 de febrero de 1986, dos semanas después del gol de chilena ante Polonia en Mar del Plata, nació Enzo Pérez, multicampeón con River. Su padre, Carlos Pérez, un albañil de Mendoza, era fanático de River. Enzo Pérez metió su primer gol con la camiseta de River en el estadio José María Minella, que en 1986, cuando Francescoli metió el gol de chilena, se llamaba Ciudad de Mar del Plata. Aunque en 2012 reeditó la chilena en un partido homenaje al Burrito Ortega en San Juan, Francescoli vive de otra manera en River. En 2014 ocupó el cargo de mánager. Marcelo Gallardo iba a ser el DT de Newell’s. Un llamado de Francescoli torció la historia. Con Gallardo, el entrenador más exitoso en la historia del club, River ganó siete títulos internacionales. “Nunca pensé que Gallardo iba a ser lo que es -dijo el año pasado Francescoli-. Como jugador fue muy talentoso, pero siempre tuvo fuerza y voluntad para superar lesiones. Como técnico, trasladó ese perfil superador para ser cada vez más positivo”.