Además de los gigantes tecnológicos que monopolizan el tráfico en Internet y sus réditos publicitarios, existen grandes empresas de telecomunicaciones que tienen en sus manos la provisión de la mayoría de los servicios digitales. Son los verdaderos “Señores del Aire”, como los denomina el filósofo y ensayista español Javier Echeverría. Quienes controlan este engranaje administran y en cierto modo vigilan los modos en que se comunica la sociedad global. En la semana que pasó, la firma estadounidense Fastly, un proveedor monopólico de servicios y de distribución de contenidos para millones de webs en todo el mundo, confirmó la caída de sus sistemas en América, África, Oriente Medio y Asia/Pacífico.
Con nombre y apellido: el sitio de The New York Times; la CNN; la plataforma Twitch; la página web del gobierno británico; el portal de ventas Amazon; la aplicación de pagos Paypal; los periódicos Financial Times y The Guardian; el portal interactivo de la señal HBO; la empresa Movistar; las redes Twitter, Reddit y Pinterest; y la aplicación de música Spotify, entre otros miles de portales y apps, se vieron afectados.
El apagón ocurrido en las entrañas de este monopolio digital puso nuevamente la discusión sobre los riesgos de que un único proveedor maneje las comunicaciones de miles de millones de personas en el mundo.
“Hoy la ciberseguridad depende cada vez más de terceros online, como Fastly, que son contratados por los más grandes, como Twitter, para replicar sus bases de datos, descentralizarlos y que ellos se ocupen de protegerlos de los hackers. Pero también de las operaciones de las agencias nacionales de ‘inseguridad’ de Estados Unidos, el Reino Unido, China o Rusia”, advierte en diálogo con Tiempo el ingeniero en telecomunicaciones y profesor de ciberseguridad de la UTN, Ariel Garbarz. “En este caso, por la gran cantidad de servidores muletos que emplea Fastly, es poco creíble que haya habido una falla o un accidente, porque se cayeron todos y son independientes entre sí. Yo me animaría a creer que fue una de las típicas advertencias de la NSA (la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense) y la GCH (uno de los tres servicios de inteligencia británicos) cuando algunas corporaciones no se someten a sus políticas de control social”, remata. ¿Habría sido, entonces, un apagón provocado?
Por su parte, el autor y divulgador en tecnología y sociedad Joan Cwaik, señala que “si entendemos que un capitalismo sano es uno que permite la competencia, entonces, por lógica, un capitalismo donde hay monopolio es todo lo contrario. Esto tiene consecuencias concretas como la que vimos esta semana, y genera preguntas obvias: ¿quién controla toda la información a la que tenemos acceso? ¿y qué pasa si ese sistema de control provoca un apagón adrede? Al mismo tiempo, creo que las tecnologías emergentes están yendo a un camino de descentralización: las criptomonedas son una respuesta tecnológica a un sistema quebrado y las redes sociales, en algún punto, también lo fueron a los medios masivos de comunicación”.