Tradición, deseo personal, anhelos familiares o una aspiración económica. A la hora de elegir una carrera universitaria se juegan muchos factores. Pero más allá de los avances tecnológicos y la búsqueda de otras profesiones en el mercado laboral, las más clásicas siguen siendo las predilectas en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Y esas preferencias, en un área como la Salud, puede profundizar un escenario crítico, con mucha gente queriendo ser médica, y poca eligiendo enfermería, cuando en realidad se necesitan cuatro profesionales de enfermería por cada médico.

Esta semana la UBA difundió la cantidad de inscriptos para el Curso Básico de Ingreso 2022 en sus diferentes facultades. Las tres carreras más elegidas fueron las mismas que en el último lustro: Medicina, con 10.082 ingresantes; Psicología, con 6862; y Abogacía, con 4264. Pero entrando en detalle, surge un dato que cada año pasa inadvertido: de cada diez ingresantes a Medicina, tres lo hacen a Enfermería, en la que solo se anotaron 2629 estudiantes. Y esa brecha crece aun más si solo se tienen en cuenta los que siguen la carrera de grado. Las razones pueden ir desde la distancia económica entre ambas profesiones hasta lo aspiracional y un imaginario simbólico que ubica a la Medicina por encima.

En la práctica, la cantidad de profesionales entre ambas actividades se reduce, debido a que existen otros escalafones en el sector: el auxiliar y el técnico en Enfermería, aunque en el sector aspiran a robustecer la licenciatura, aun desconocida para mucha población.

Los últimos datos de la Red Federal de Registros de Profesionales de la Salud de 2019 aseveran que hay 234.527 enfermeras y enfermeros, de los cuales apenas 37.524 (el 16%) tienen la licenciatura. Si solo se toman los niveles técnicos y profesionales de Enfermería, la relación médico-enfermero es de 0,88: menos de una enfermera por cada médico o médica, cuando la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan tener cuatro profesionales de Enfermería por cada médico.

“Hoy en día, sostener esta relación es algo vetusto. Hace unos años el equipo de salud estaba liderado por un médico-enfermero, pero hoy es multidisciplinario: trabajadores sociales, promotores de salud, psicólogos, salud mental”, afirma a Tiempo Daniel Godoy, médico sanitarista e integrante de la Coordinación de Salud de ATE Nacional. El especialista coincide en que faltan enfermeros y enfermeras en el país, «pero también hay carencia del resto de los profesionales que integran un equipo interdisciplinario de salud. Lo que hay que romper es el modelo médico hegemónico, y ese paradigma donde el único ‘importante’ en el equipo de salud es el médico”. Para Godoy, esta hegemonía es una construcción y resultó «muy dañina» para la composición del sistema: «a nadie se le ocurriría poner de ministra de Salud a una enfermera, aunque esté capacitada. Al mismo tiempo, es dañino para el resto de los trabajadores de salud que cobran muchísimo menos y trabajan a la par”.

En junio del año pasado, el presidente Alberto Fernández presentó el proyecto de ley de Promoción de la Formación y del Desarrollo de la Enfermería para incentivar la capacitación de profesionales en todo el país. El cambio de composición de la Cámara de Diputados en diciembre generó que deba volver a impulsarse el proyecto. “Apuntamos a que en lo inmediato pueda ser debatida esta ley”, adelanta a Tiempo la diputada nacional Mónica Fein, que preside la comisión de Salud de la Cámara Baja. “Hay que buscar la mayor cantidad de consensos posibles para que se vote una ley fuerte y efectiva”. Mientras tanto, para fomentar los estudios en el sector, el Ministerio de Educación lanzó el año pasado el Progresar Enfermería. Las y los estudiantes reciben un pago mensual que va desde $ 6400 para primer año hasta $ 10.700 para los de quinto.

En la Ciudad hay otro factor que le juega en contra al sector: su falta de reconocimiento. En todo el país, quienes se reciben en la licenciatura en Enfermería son considerados profesionales de la salud, pero en CABA esto no ocurre. La Ley 6035, aprobada en 2018 por la Legislatura porteña, no reconoce a licenciados en Enfermería como profesionales del sector. “Este no reconocimiento en la carrera profesional representa un 50% de salario menos. Para Larreta somos trabajadores administrativos y no profesionales de la salud”, analiza Christian Acosta, licenciado en Enfermería y cofundador del Sindicato de Trabajadores de Enfermería (SITRE). Acosta trabaja en el Hospital Ramos Mejía, y sufre a diario la carencia de colegas: “En los hospitales públicos porteños siempre tuvimos un déficit de enfermeros y enfermeras, y lo que hacen para reemplazar este faltante es poner módulos de Enfermería muy precarizados donde pagan la hora alrededor de 300 pesos. Un colega se queda trabajando un turno entero por ese monto”. «

Marcha de personal de Enfermería para ser reconocidos en CABA.
El boom de las carreras de Datos e Informática

De 63 mil inscriptos para este año en las diferentes facultades de la UBA, más allá de las tendencias a carreras clásicas como Medicina y Abogacía, hubo un incremento en la matrícula para la licenciatura en Ciencias de Datos e Ingeniería en Informática. 
Informática se ubicó dentro de las diez primeras, mientras que la licenciatura en Ciencias de Datos, que cuenta con apenas dos años de existencia, se convirtió en la más elegida por quienes asisten a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.
“Necesitamos que más chicas y chicos elijan carreras científicas, porque tiene mucho que ver con la soberanía, el desarrollo, el crecimiento y la justicia social”, afirmó el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus.
La tendencia hacia las carreras tecnológicas no es nueva. En el ingreso al CBC entre el período 2016-2022, las ingenierías crecieron un 42%, lideradas por Informática y Petróleo.