La tercera ronda de elecciones provinciales desdobladas de la nacional ratificó una tendencia que parece irreversible: una vez más triunfaron los oficialismos y los tres gobernadores que ponían en juego su gestión resultaron triunfantes por porcentajes holgados. Una estrategia que, de continuar la indefinición del oficialismo respecto de la candidatura presidencial, se volverá cada vez más tentadora para los distritos que siguen atados al calendario electoral nacional.

Se trata de gestiones que de algún modo podría computar a su favor el gobierno nacional, toda vez que corresponden a distritos alineados del oficialismo en el Parlamento y, podría arriesgarse, con una similar visión macro del país. Sin embargo, la conformación de las alianzas en dos de ellas, Salta y Tierra del Fuego, con un abanico de fuerzas que desde hace rato viene exhibiendo una gran amplitud –caso similar al que se produjo en Neuquén, aunque allí ese sistema de coalición desplazó al histórico Movimiento Popular Neuquino- diluyen el tinte peronista que, por el contrario, domina en el caso de La Pampa, provincia en la que hace 40 años que gobiernan dirigentes de esa fuerza política, bajo la mirada omnipresente de Carlos Verna.

Ese dato, se confirma ahora, es el que movilizó a Juntos por el Cambio a bloquear las elecciones en San Juan y Tucumán, donde un casi seguro triunfo de los oficialismos hubiera pintado de azul a buena parte del mapa argentino. Las cuatro provincias representaban casi el 10% si se hubieran concretado los comicios tucumanos, que constituyen el 3,69% del total nacional. La Corte hizo lo suyo, ya se sabe, para evitar una foto amarga para el macrismo, que en esta tanda de elecciones provinciales no surge como opción. Y su capacidad de daño quedó clara: Juntos por el Cambio le arrebató la intendencia de San Juan al peronismo, pese a que el oficialismo retuvo el 75 por ciento de los departamentos provinciales.

Queda claro que la oposición gana en tribunales lo que no está logrando en los territorios donde va a elecciones. Además, los mejores resultados para Juntos por el Cambio llegaron de la mano de candidatos radicales como fue el caso de Gerardo Morales en Jujuy, hace una semana o este domingo en La Pampa, donde, si bien no logró ganar la gobernación, Martín Berhongaray, hombre de Martín Lousteau, le dio pelea al peronista Sergio Ziliotto.

La gran incógnita, una vez más, es si estos resultados se trasladarían hoy a nivel nacional. La dura derrota libertaria en Tierra del Fuego, que se suma a otras tantas que viene padeciendo esa fuerza, ¿cómo explica los números que las encuestas le otorgan a Javier Milei?  Y el enojo social con la gestión del gobierno ¿por qué no se refleja en los comicios provinciales, cuyos electorados padecen como el resto del país el mismo índice inflacionario? Más allá de lo que ocurra en octubre en las elecciones presidenciales, el peronismo no parece una fuerza raquítica, y ese dato no es menor para quien vaya a gobernar la Argentina los próximos cuatro años.