No se propone un análisis psicoanalítico del personaje sino más bien un análisis literario de una novela de misterio.

Que la reunión de la OTAN en Vilna no iba a recibir a Zelenski con los brazos abiertos y destapar el champagne para celebrar la integración de la integración de Ucrania en la OTAN: y quien sabe, quizás más tarde también en la UE, lo sabían tanto los críticos de la OTAN como sus mismos miembros. Quizás quienes no lo sabían y mantenían el sueño (estaban dormidos) eran Zelenski y las élites corporativas, mediáticas y gubernamentales ucranianas.

Que Joe Biden, alguien que conoce bien a Ucrania desde el 2014, haya mantenido la voz cantante sosteniendo que antes de ingresar a la OTAN, diga que debe cumplir ciertos requisitos «democráticos», llama la atención. No sólo conoce bien a Ucrania sino que, al parecer, gestionó negocios de familia. Quizás Biden sabe, al igual que Putin, que las élites ucranianas participan de la corrupción y del neonazismo. Pero claro, Putin lo dice a boca abierta y Biden no puede decirlo.

Zelenski despertó del sueño y al parecer expresó su desencanto con berrinches. ¿Cómo es que la OTAN no le da siquiera fecha de cuando enviaría la invitación y en vez de ello, compensa con prometerle más apoyo financiero y militar? Después de un mes de contraofensiva, el silencio de la prensa occidental habla a gritos: no pasa nada. Cuentan que la contraofensiva es un desastre, un suicidio de soldados ucranianos y por eso el estado está reclutando soldados en el tercer mundo. Brasil parece ser un foco de reclutamiento.

Hay temas constantes en los discursos de Zelenski, proferidos en su asistencia a reuniones internacionales, entrevistas, visita a jefes de estado de la UE y de EE UU, hasta presenciarse en la última reunión de los G7 en Hiroshima, y aún en sus reuniones con enviados y comisiones especiales de China y África para encontrar una solución pacífica al conflicto.

No dudo de las dotes teatrales del personaje. Además, su carrera universitaria en la abogacía potencian el efecto persuasivo de sus discurso. O a, lo mejor, no. A lo mejor no le creen pero aparentan creerle y el personaje aumenta la creencia en sus dotes retóricas.

Su carrera fue estelar. En unos pocos años, de su autorrepresentación como presidente en el programa televisivo que conducía, a presidente electo es un logro respetable. En el momento en que se auto representaba como presidente de Ucrania para solaz de la audiencia, cautiva de sus habilidades de animador y su pericia de comediante, quizás también Zelenski mismo estuviera no sólo representándose como presidente, sino también promoviendo, en el inconsciente colectivo, su candidatura. Y lo logró.

En este sueño Zelenski tomó su función presidencial en serio. Prestó todo su entusiasmo para que la OTAN y EEUU, con el apoyo de la servidumbre de la UE, tuviera en Ucrania un punto de apoyo para «contener» (palabra oficial) -en realidad, «cercar»- a Rusia.

De modo que el sueño de Zelenski como deseo lo llevó a convertirse en el personaje principal de la tragedia. Cualquier estadista en serio, y no sólo alguien que puede representar muy bien ese papel, sabía cuál era el plan de EE UU a través de la OTAN. Y por lo tanto, que el apoyo monetario y militar no significa ingreso al club del Atlántico. Zelenski, el idiota útil.

Sin embargo, el sueño dorado del triunfador se junta con el efecto anestésico personal utilizado como un títere para librar la guerra de EE UU, principalmente, con Rusia, usando a la OTAN con el apoyo de la siesta en la que reposa la UE.

No se puede imaginar a ningún funcionario estatal, cualquiera de los 193, que no supiera ni recordara el ya canónico discurso de Vladimir Putin, en Múnich, en el 2007, ante la Conferencia de Seguridad en Múnich. No pocos lo recordaron en el 2022 (ver: www.politico.com/news/magazine/2022/02/18/putin-speech-wake-up-call-post-cold-war-order-liberal-2007-00009918).

Los reclamos y anuncios de Putin no fueron escuchados. Por eso también Zelenski, envuelto en su sueño dorado, abrió las puetas a la OTAN poco antes de la operación especial de Rusia en Ucrania. Ante el silencio de los interlocutores, Rusia cambió el lenguaje e invadió a Ucrania. Zelenski no fue neutral. El sueño dorado se acercaba, la OTAN y la UE se asomaban en el horizonte. Quizás Zelenski sea, la historia lo juzgará, el mayor responsable de las desdichas del pueblo ucraniano.