Mientras en muchas ciudades británicas, incluida la central Londres, padecen los efectos arrasadores de la inédita ola de calor, también el gobierno sufre los efectos demoledores de la crisis consecuente de la guerra, que llegó para agravar los propios yerros graves de la administración de Boris Johnson, políticas que finalmente lo eyectaron del cargo de primer ministro.

El dirigente, tan polémico siempre, elegió una frase de Terminator para despedirse del Parlamento británico. Luego de eludir muchas respuestas en la última sesión obligatoria de consultas, ante los legisladores lanzó un “¡Hasta la vista, baby!”, mezclando su torpe castellano y el inglés. Una humorada de dudoso gusto y oportunismo que generó aplausos entre los conservadores y una estridente rechifla en la oposición. “Misión ampliamente cumplida”, había asegurado un rato antes, al procurar un balance de sus tres años de mandato.

En los balcones lo observaba una muchedumbre. También sus dos probables sucesores: el exministro de Finanzas, Rishi Sunak, y la actual ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss. Horas antes, en las filas del Partido Conservador se había realizado una quinta ronda de votación en la que Sunak había recibido 137 votos y Truss, 113 adhesiones de sus colegas partidarios. También en ese episodio, la ministra de Comercio, Penny Mordaunt, otra aspirante a sentarse en el sillón que deja libre Johnson, había obtenido 105 respaldos y quedó eliminada del podio mayor. Ese centenar y pico de votos que cambiarán de sentido y el dato clave de que ahora serán los 160.000 miembros del Partido Conservador los que deberán decidir entre ellos  hacen que la pelea definitiva entre los dos finalistas quede abierta y no tenga un resultado predecible. Aunque una encuesta preliminar entre 725 miembros del partido ubica a Truss con 20 puntos por sobre Sunak.

Ambos tienen por delante un mes para hacer campaña. La votación se cerrará el viernes 2 de septiembre y el resultado se difundirá a las 12.30 del lunes 5. Y ellos no pierden el tiempo.

Rápidamente, ingresó la imagen y el recuerdo de Margaret Hilda Thatcher en el ruedo de la disputa. La Dama de Hierro fue primera ministra del Reino Unido desde 1979 a 1990. Su dureza y carácter para desempeñarse en el puesto, su manera de comportarse con su gabinete, la estricta política económica y la fortaleza de la política exterior, le generaron ese apodo. Murió el 8 de abril de 2013, pero está presente en la campaña para suceder a Johnson.

Las primeras declaraciones de los candidatos así lo demuestra. Por un lado, Truss negó que intentara encarnar a la exlíder británica: «Es bastante frustrante que las mujeres políticas sean siempre comparadas con Margaret Thatcher, mientras que los hombres políticos no son comparados con Ted Heath (NdR: el conservador que fuera antecesor de Thatcher)». Por su parte, Sunak arrancó su campaña enalteciendo la figura de su referente conservadora: «Mis valores son thatcherianos. Creo en el trabajo duro, la familia y la integridad. Soy thatcherista, me postulo como thatcherista y gobernaré como thatcherista». Claro como el agua.   «