El gobierno de Vladimir Putin suspendió ayer el acuerdo para la exportación de cereales ucranianos a través de los puertos en el mar Negro en represalia a un ataque con drones contra buques de la Flota rusa que consideró un acto terrorista. El Ministerio de Defensa atribuyó el golpe al “régimen de Kiev con la participación de especialistas británicos” y dijo que impactó en naves de guerra y en “embarcaciones civiles implicadas en garantizar la seguridad del corredor de cereales”, detalla un cable de Europa Press. El canal RT había señalado que la cartera a cargo de Sergei Shoigu también acusaba a ese grupo de la planificación, el suministro y la ejecución del atentado contra los gasoductos Nord Stream de fines de septiembre y detalló que los expertos entrenaron y dirigieron a soldados del 73º Centro Especial de Operaciones Navales en la ciudad ucraniana de Ochakov, en la región de Nikolaiev. El ataque en Sebastopol causó daños en el dragaminas Iván Golubets y en la barrera de contención de la bahía Yúzhnaya pero no víctimas, dice un comunicado oficial.

Para Putin, este tipo de ataques solo puede ser orquestado por alguien «capaz de organizar las explosiones técnicamente y que ya recurrió a ese tipo de sabotajes y fue pillado con las manos en la masa, pero quedó impune». El mandatario ruso agregó que ese golpe benefició a Estados Unidos, “que ahora puede suministrar recursos energéticos a precios más altos».

El Kremlin, en tanto, confirmó este viernes que Rusia completó la movilización de 300.000 reservistas para desplegar en territorio ucraniano y afirmó que 82.000 ya fueron enviados al frente mientras que otros 218.000 están completando el entrenamiento de combate. Se trata de ciudadanos con instrucción militar pero que habían regresado a la actividad civil hace años.

Por otro lado, las autoridades rusas confirmaron que se completó la evacuación de unos 70.000 civiles de la ciudad de Jersón, en uno de los distritos incorporados a la Federación rusa hace un mes. «El trabajo de organizar la salida de los habitantes de la orilla izquierda del (río) Dniéper hacia regiones seguras en Rusia ha terminado», indicó el jueves el líder del vecino territorio de Crimea, Serguei Aksionov.

El Pentágono, por su parte, informó el viernes que destinará otros 275 millones de dólares en asistencia adicional para Ucrania. El paquete incluirá municiones para el sistema de artillería HIMARS, equipos remotos de minas antiblindaje, vehículos blindados y armas pequeñas.

Cuando faltan apenas ocho días para las legislativas estadounidenses, la posición de los candidatos contra la guerra en Ucrania y sobre todo las iniciativas para una posible salida pacífica encuentran menos posibilidades de expresarse. Así, el grupo de legisladoras que al comienzo de la gestión de Joe Biden aparecía como el ala izquierda del partido y forzaba posiciones progresistas al lado del veterano Bernie Sanders, viene padeciendo presiones de manifestantes que pretenden un rol más activo en contra de la militarización y ante el riesgo de una escalada nuclear.

Alexandria Ocasio-Cortes e Ilhan Omar sufrieron hostilidades en presentaciones públicas de jóvenes cercanos a la exlegisladora Tulsi Gabbard, cada vez más cercana a los republicanos. Les exigen que cumplan el compromiso pacifista y que no apoyen más presupuesto para la guerra. Ambas, con otros 30 miembros del partido, enviaron una carta al presidente Biden en la que pedían impulsar negociaciones diplomáticas entre Ucrania y Rusia. 

El jueves la representante por Washington Pramila Jayapal, como presidenta del Caucus Progresista del Congreso, emitió un comunicado en el que se excusó por la carta que, afirmó, “fue redactada hace varios meses, pero desafortunadamente fue publicada por el personal sin examinarla”.  «