La autoimpuesta Asamblea paralela de Venezuela acaba de respaldar la continuidad del exdiputado Juan Guaidó como “presidente interino” del país. El propósito de una parte de la oposición venezolana, y claramente del Departamento de Estado de los Estados Unidos,  es relanzar la estrategia que se instaló con énfasis en 2019 con el apoyo del entonces presidente Donald Trump, y que se fue diluyendo a la luz de los reiterados fracasos de sacar a Nicolás Maduro del poder, tanto por la vía del golpe de Estado como en elecciones.

El nuevo intento opositor profundiza la crisis política dentro de la derecha venezolana, que en cinco años no logró ganarle, dentro del país, la disputa política a Maduro. Varios de los partidos de la histórica Mesa de Unidad Democrática (MUD) fueron retirando su apoyo a Guaidó, incluso no respaldándolo en esta última oportunidad. También se habían presentado diferencias acerca de la participación en la Mesa de Diálogo instalada en México y en las últimas elecciones regionales en las que el chavismo fue victorioso en numerosos distritos, más allá de una disputa en el estado de Barinas donde la justicia llamó a la repetición de los comicios con el argumento de que el vencedor, de la oposición, estaba inhabilitado.

El resucitamiento político de Guaidó debe entenderse con el repentino apoyo que volvió a recibir del gobierno de los EEUU. El presidente Joe Biden lo invitó recientenemente a la Cumbre Virtual para la Democracia el pasado 9 de diciembre, donde Guaidó tuvo la oportunidad de hablar como un mandatario más. Allí dijo que en Venezuela “seguimos resistiendo por la libertad, enfrentando una de las dictaduras más terribles de la historia, que ha causado la segunda crisis migratoria más grande del mundo”. Y luego avanzó en un pedido en sintonía con la política injerencista del Norte: “Cuando vemos aquí reunidos líderes de todo el mundo dispuestos a unir esfuerzos para fortalecer la democracia, el mensaje se escucha más fuerte: la democracia tiene quién la defienda, pero debemos hacer lo propio, y más allá de una declaración, es hora de tomar acciones aún más concretas”.

La renovada estrategia estadounidense se refleja también por los dos organismos muy activos en los tiempos de mayor intensidad de la campaña contra Maduro. El Comando Sur y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID). Poco antes de retirarse y ser reemplazado por la generala Laura Richardson, el comandante Craig Feller reforzó la idea instalada entonces por Barack Obama de que Venezuela representa un “peligro” para la región: «Existen vínculos entre organizaciones criminales trasnacionales y Venezuela, que es un abrigo seguro para el narcotráfico y que estimula el envío de drogas», dijo en su última visita oficial a Brasil en septiembre. Ese mes, la USAID anunció el envío de un fondo de 336 millones de dólares para ayuda humanitaria, principalemente como “respuesta a la crisis regional de los migrantes venezolanos” en Colombia y Perú. Durante las acciones de Guaidó y sus seguidores en 2019, la USAID tuvo un rol preponderante en la financiación de supuesta ayuda humanitaria y logística.

James Story, el embajador estadounidense que opera en Colombia desde la “oficina externa para Venezuela”, celebró el nuevo nombramiento, pero con matices. Si bien dijo reconocer “la vigencia de la Asamblea Nacional de 2015, y del presidente interino” le señaló a Guaidó que “volver a las negociaciones en México es el mejor camino”. La llamada La Asamblea Nacional de Venezuela de 2015, integrada por exdiputados que concluyeron su mandato y se atribuyen legitimidad legislativa, sancionó el último 27 de diciembre la continuidad de Guaidó. Varias figuras con peso en la vieja MUD, como Corina Machado, de Vente Venezuela, o Julio Borges de Primero Justicia, lo rechazaron. “El Gobierno interino era un instrumento para salir de la dictadura, pero en este momento se ha deformado hasta convertirse en una especie de fin en sí mismo, manejado por una casta que existe allí”, dijo quien fungía como encargado de las relaciones exteriores de Guaidó, tras presentar su renuncia.