La que pasó fue una semana inolvidable para San Lorenzo. Un bicampeonato en vóley femenino y, lo más festejado, la vuelta a Boedo, dos celebraciones que se cerraron ayer con las elecciones que ratificaron a Matías Lammens como presidente del club. Es que cuando algo pierde su rasgo característico, pierde su esencia. El 2 diciembre de 1979, después de que la dictadura cívico-militar, con la complicidad de los dirigentes, obligara a vender –a precio vil– los terrenos de Boedo en los que tenía su cancha, San Lorenzo jugó su último partido en el Viejo Gasómetro. Durante más de 15 años, su pueblo de hinchas deambuló por diferentes estadios. Y si bien en 1995 se construyó el Nuevo Gasómetro, en el Bajo Flores, seguía faltando algo. Faltaba esa esencia.

Desde entonces, el objetivo sanlorencista se conjugaba en un solo verbo: volver. En 2012 la Legislatura porteña aprobó la Ley de Restitución Histórica que le permitía a San Lorenzo recuperar el predio de Avenida La Plata al 1700. Y el último miércoles, Lammens y el titular de Carrefour, Daniel Fernández, firmaron el boleto de compraventa por los 28 mil metros cuadrados del hipermercado. Ahora falta construir el estadio. Pero el 14 de diciembre quedará marcado por siempre.

El miércoles fue un día redondo. No sólo por la vuelta, sino porque el equipo de vóley de mujeres se coronó bicampeón de la División de Honor Femenina. La final (un partido vibrante en el que las chicas de San Lorenzo derrotaron a las de River por 3 a 2) fue la excusa para que las familias cuervas desbordaran el microestadio del Polideportivo Roberto Pando. En Boedo, claro.

Antes, durante y después del partido consagratorio, las jugadoras ríen, cantan y saltan junto a la hinchada. «San Lorenzo ya volvió, se lo dedicamos a todos lo que nos decían de qué barrio sos», se desahogan. Mariano Aguilar tiene 49 años. No pudo estar en Boedo durante la firma del boleto de compraventa porque estaba trabajando, pero se dio una vuelta a la noche. «Vine a casi a todas las marchas, y también sigo al vóley y al básquet. Voy a todos lados porque soy hincha del club», dice este hombre que recuerda que iba al Viejo Gasómetro con su padre. «Desde chiquito soñé con este día. Cuando nos sacaron la cancha, fue en una época muy mala en la que no se podía protestar, no se podía hacer nada», recuerda. Mariano finaliza con una frase que puede resumir el sentimiento de millones de cuervos: «Volver es todo».

Socio refundador desde hace unos 15 años, Carlos Magisano y sus 54 años, se remontan a la niñez: «Venía a la cancha con el colectivo 7 desde Parque Chacabuco. Comía mi sanguchito en el restorán que todavía está en una de estas esquinas, y lo que pasó hoy fue esperado durante muchos años. Nunca pensé que íbamos a volver, pero por suerte se dio y acá estamos”.

Y una vez más, como podría ocurrir con el total de los hinchas del club, la importancia del regreso al barrio copa la escena. «Se vuelve al barrio que vio nacer a San Lorenzo. Un barrio con mucha historia. Los carnavales, los murales de Sandro, Santana, Darienzo… tiene una historia bárbara San Lorenzo acá. Y esto le hace bien al barrio también», asegura Carlos.

San Lorenzo ya salió campeón en vóley femenino. Las jugadoras y los integrantes del cuerpo técnico se abrazan a sus seres queridos. Mario Gallego, el entrenador de las chicas, llora de emoción. Además del triunfo en vóley, dice que «no se puede explicar» lo que se siente. «Estoy sin dormir por lo que fue hoy, este día de volver a Boedo», solloza. «