El próximo miércoles, la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados comenzará a debatir, basada en el artículo 66 de la Constitución Nacional, la “remoción por inhabilidad moral” del ex ministro de Planificación Julio De Vido.

El camino que eligió Cambiemos para mantener a De Vido dentro de la agenda mediática, aunque la justicia no dio lugar el pedido del fiscal para la detención y el desafuero, se transformó en un arma de doble filo debido a la confrontación que plantea el massismo.

Sergio Massa sostuvo, y lo volverá a hacer esta semana, que el kirchnerismo y el macrismo se juntan para defender sus privilegios. En ese contexto, el bloque Justicialista aún no definió su postura, sin embargo anticiparon que no acompañarán al proyecto del Frente Renovador para eliminar los fueros porque es “inconstitucional”. En tanto, en relación a De Vido, dependerá del consenso que haya en la Comisión pero sobre todo de que Cambiemos aporte algo más que el pedido del fiscal. El bloque Justicialista lo considera un antecedente complejo para que los Diputados puedan trabajar con libertad.

Lo cierto es que Cambiemos trabaja contra reloj para conseguir el dictamen de mayoría que le permita avanzaren el recinto con la expulsión. En ese marco, la semana pasada, según confirmaron fuentes parlamentarias a Tiempo, el ex ministro consideró presentar su renuncia.

El mapa de la comisión muestra que cambiemos y el massismo suman 21 de los 34 miembros. El número les alcanzaría para, en caso de lograr consenso, tener un dictamen de mayoría y llevar la expulsión al Congreso. Allí el oficialismo necesitará conseguir los dos tercios de los presentes a la hora de votar.

Todo lo que suceda el próximo miércoles se leerá en tono de campaña. Por eso, el massismo, que ya confía en la ruptura de la polarización, espera con ansias la reunión que contará con alta visibilidad para volver a disparar para volver a abrir fuego contra el macrismo y el kirchnerismo.