El 2 de abril de 1982 era docente del Centro Educativo de Nivel Secundario (CENS) de Educación de Adultos en el Sindicato de Seguros. Allí nos enteramos de lo que estaba ocurriendo y discutíamos el haber participado tres o cuatro días antes de la enorme marcha de la CGT en contra de la dictadura donde fuimos duramente reprimidos. Estábamos en la contradicción de estar de acuerdo, por un lado, con el objetivo, con la meta de recuperar las Islas; pero, al mismo tiempo, que ese objetivo estuviera encabezado por la dictadura más sangrienta de la historia. La que desapreció y asesinó miles de compatriotas. Como todos los argentinos, viví esa contradicción.

El 1º de mayo cuando desperté, escuché que ya habían empezado los combates. No podía parar de llorar. Me imaginaba a jóvenes cercanos a mi edad que combatían sin las mejores condiciones, en una lucha que era claramente desigual. El 2 de abril no creíamos todavía que podía llegar a haber un conflicto. Creíamos que la acción de los militares iba a terminar en una negociación. Y no haber llegado a ese extremo, que se hayan perdido tantas vidas. Al mismo tiempo soportamos la contradicción de tener medios de comunicación con una mirada extremadamente optimista y una realidad que era completamente distinta.

Desde antes de ser Secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, mientras lo fui, y hoy mismo, jamás se me ocurrió ni se me ocurre pensar que Argentina nunca podrá recuperar las Islas. Lo que uno ve cuando recorre el mundo pidiendo solidaridad contra el colonialismo. Por eso es que casi todos los países cuando hay que votar en los organismos multilaterales, lo hacen a favor de la Argentina. Por ejemplo, Nosotros tenemos todos los años, por unanimidad, la decisión del Comité de Descolonización de la Organización de las Naciones Unidas a favor de Argentina. Ese es el camino. Obligar a través de La Paz y la diplomacia que el Reino Unido deba negociar.

Hasta mediados de los 70 el gobierno del Reino Unido venía cumpliendo el sentarse a negociar. Y formuló tres propuestas concretas en torno a la transferencia de soberanía. En 1965, luego de la resolución 2065, el canciller británico vino a Buenos Aires y se sentó a negociar con el canciller argentino. Se trataba de tiempo. Después, entrada la década de los 70, el Reino Unido tuvo una actitud totalmente distinta de no sentarse a negociar.

Hoy, pasadas las décadas, el clamor contra el colonialismo es muy grande. El Reino Unido también tuvo una derrota muy importante cuando luego del Brexit, la Unión Europea no incluyó a las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich como parte del Reino Unido. Estamos seguros que el clamor de la mayoría de los países del mundo, no solo de Argentina, para que se resuelvan pacíficamente estos temas tarde o temprano va a tener que triunfar.

Pero mientras tanto, debemos tener políticas de Estado sobre Malvinas y que cada gobierno que llegue no cambie las estrategias a llevar adelante, porque si no hay que empezar todo de nuevo. No hay ningún gobierno en la historia argentina que haya reconocido y aceptado la usurpación británica, pero no siempre se siguieron caminos similares para recuperar el ejercicio de la soberanía Por eso creamos por una ley votada por unanimidad el Concejo Nacional de Malvinas con todas las fuerzas políticas y personalidades académicas y ex combatientes y hemos avanzado en una política de Estado.

Hay que terminar con las políticas pendulares respectó de Malvinas. Debemos dejar atrás las miradas que, como durante el gobierno de Macri, plantean que la soberanía no es un tema prioritario y bajan la tensión del reclamo y abandonan la defensa de los recursos naturales que pertenecen a 45 millones de argentinos. Este sería un paso adelante muy importante. También sería la mejor forma de honrar la memoria de los caídos y los veteranos de Malvinas.

*Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, ex secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur.