“Es una deuda pendiente y vamos a avanzar”, asegura una de las espadas legislativas del oficialismo mientras mira el pizarrón donde está anotada la proyección en base a los resultados de las PASO de la relación de fuerzas dentro del parlamento a partir del próximo recambio legislativo.

Pese a que hoy el debate no forma parte de la agenda pública, el recuerdo del escandaloso escrutinio de las elecciones que se llevaron a cabo en agosto aun está latente. Ese será uno de los argumentos que pondrá sobre la mesa el oficialismo para volver a plantear el debate. Además, en la reforma de la ley electoral,incluiría la modificación del cupo femenino que se elevaría al 50%.

Desde el oficialismo aseguran que buscarán el consenso. Los métodos, desde ya, serán los habituales y los interlocutores los gobernadores.

El esquema que maneja el Cambiemos es similar al que impulsó en 2016 y le valió su primer traspié legislativo. El texto, igual que aquel que obtuvo media sanción en diputados y fracasó en el Senado, incluirá el remplazo de la tradicional boleta de papel por la Boleta Única Electrónica (BUE).

En su anterior intento por la reforma electoral Cambiemos logró el consenso necesario en diputados pero no puedo con la posición de los gobernadores peronistas que fue plasmada por los legisladores en la cámara alta. Desde el oficialismo confían en que el cambio de la relación de fuerza en la Cámara Alta les dará la posibilidad de conseguir la mayoría especial que requiere la norma.

Más allá de las posibilidades ciertas que tiene Cambiemos de ampliar su representación en la Cámara Alta, luego de las elecciones no podrá valerse por sí mismo para juntar el quórum y aprobar leyes que requieren el aval del 50% de las Cámara, como la reforma electoral. Ante este panorama, el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, es el hombre clave para avanzar en los acuerdos con gobernadores y conseguir los votos necesarios para aprobar la reforma.

Los expertos informáticos que participaron del debate en la Cámara Baja señalaron que el sistema de Boleta Electrónica incluye un chip que se puede destruir, leer y modificar desde una distancia variable de 50 centímetros y posiblemente más. Los invitados al debate destacaron además que cada chip está numerado por lo que si el presidente de mesa o el sistema logra identificar el número de chip que se le asigna a un votante podrá identificar a quien votó.

Desde Cambiemos no dan crédito a las críticas y resaltan que el sistema es rápido y transparente. Lo cierto es que el oficialismo avanzará con el proyecto debido a que la decisión se enmarca en el abaratamiento del costo de los comicios y no en el resguardo del voto universal, secreto y obligatorio.