Mauricio Macri repitió en el cierre de su campaña los ejes centrales de los discursos que desplegó en esta última semana. Sólo 24 horas antes había estado en Mar del Plata y sus palabras, incluso el orden de los temas, fue casi calcado de lo que dijo en Córdoba Capital, en el Bulevar San Juan e Irigoyen. La convocatoria fue multitudinaria, aunque los organizadores no arriesgaron números en sus intervenciones, los asistentes se contaban por decenas de miles. En ese sentido, fue un acierto del jefe de Estado terminar su recorrida en uno de los distritos en los que ganó en las elecciones del pasado 11 de agosto. En la provincia mediterránea,  le sacó alrededor de 10 puntos de ventaja al candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández.

Al empezar el acto, Macri llegó caminando entre la multitud mientras su compañero de fórmula, Miguel Pichetto, arengaba desde el escenario con uno de los fantasma que la campaña de Juntos por el Cambio agita permanentemente, que en esta elección está en jugo la democracia. “Presidente-decía Pichetto-vienen a acompañarlo aquí en la Plaza de la Libertad”.

Al momento de su discurso, como se dijo al inicio de esta nota, el mandatario recorrió los mismos tópicos que el día anterior y también el anterior.

“Esto depende de nosotros, de ustedes, ustedes crearon la marcha del sí, se puede, cuando el 24 de agosto me dijeron que no estaba sólo. Y yo estoy acá para decirles que ustedes no están solos”, dijo Macri, gritando al final de la frase.

Luego, dando por sentado que la elección “se da vuelta”, como dice la canción que pasan una y otra vez en los actos de la coalición oficialista, remarcó: “Esto no termina acá. Tenemos una parada más el 27 de octubre y el 24 de noviembre (día del supuesto balotaje) para que cambie la Argentina para siempre”.

El presidente repitió sus referencias al supuesto autoritarismo peronista y también a la “mayoría silenciosa”, vieja herramienta discursiva de la derecha argentina, que supuestamente despertó bajo su liderazgo. Dijo textualmente: “A parte de venir a gritar estamos para decirle que no nos vamos a quedar callados viendo como nos roban el futuro. Ya demasiadas veces aguantamos el dedito, el atril, la soberbia. Basta de esa forma de gobernar. Somos una enorme mayoría que durante muchos años estuvimos en silencio, hasta con miedo, diciendo no me voy a meter. Fue un enorme error porque dejamos un espacio vacío que ocuparon otros que se creyeron dueños del Estado, quisieron ir por todo, hasta por nuestra libertad”.  

Y después agregó: “Por suerte despertamos y empezamos a levantar la voz y dijimos basta, no queremos más de eso. El verdadero poder lo tenemos nosotros, los que salimos a trabajar todos los días para sacar este país adelante”.

Al igual que había hecho en La Feliz el día anterior, y en otros actos también, el presidente volvió a utilizar uno de los recursos más básicos de la retórica antiperonista. Ironizó sobre la falta de micros en su acto, sugiriendo en los de la oposición la gente es “llevada” a cambio de algo.  “No puedo encontrar los colectivos. Dónde están los colectivos. Cómo ustedes vinieron hasta acá. Vinieron solitos. Nadie les dio nada”.

Cuando llegó el turno de la gestión, volvió a repetirse. Dijo que había “costado mucho más” de lo que él pensaba “llegar hasta acá” “Los problemas eran más complejos y lleva tiempo resolverlos”. “Pero todo lo que hemos hecho fue para sentar los  cimientos necesarios para tener una nueva etapa de crecimiento, de mejora del salario, y de alivio para todos los argentinos”.  

Uno de los pocos momentos diferentes del acto ocurrió sobre el final, cuando el propio presidente comenzó a cantarle el feliz cumpleaños a Pichetto, que nació un 24 de octubre hace 69 años. Después hizo una referencia al ex presidente Raúl Alfonsín, al pedir que la asistencia a votar sea parecida “a la del retorno a la democracia”. Macri lucía visiblemente contento en Córdoba, uno de los pocos distritos en los que puede ser realmente factible que gane la elección del próximo domingo.