Victoria Montenegro es legisladora porteña. Es una de las primeras funcionarias que hace un año exigió el repudio de la Legislatura de la Ciudad al intento de femimagnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Hoy recuerda ese momento y analiza el Tiempo cómo se construyó esa violencia y qué consecuencias tuvo en la vida política del país.

-¿Cómo marcó a la democracia argentina atentado?

-Ese día algo se rompió en el pacto que habíamos hecho los argentinos desde la llegada de la democracia. Ese día se terminó de romper. Previamente algunos sectores de la política fueron allanando ese camino que era impensado hasta 2015 en la Argentina. Se cumple un año de que lo que pudo haber sido un hecho de violencia política que hubiera cambiado drásticamente el destino de nuestra democracia. Porque además tenía como objetivo la instalación de la violencia política y de la violencia en las calles. Pensar en que pasó un año nos interpela, interpela a la política, nos interpela a todos. Y en este contexto también explica mucho de lo que de lo que se viene dando en cuanto al odio como una herramienta legítima para construir una sociedad distinta donde la memoria y el respeto por el otro queden atrás. Y se puedan instalar estas prácticas de anulación y de violencia al extremo de decidir asesinar a la vicepresidenta de la Nación y en ella a un proyecto de país.

-¿Cómo alimenta esa violencia la idea de la antipolítica y la antidemocracia?

– Hubo y hay una decisión de debilitar las democracias y principalmente la participación ciudadana en toda América Latina. Nosotros logramos durante muchos años (que fueron los gobiernos de Néstor y Cristina) dejar atrás lo que habían sido las consecuencias de la dictadura, las consecuencias económicas del gobierno de la dictadura y después de los gobiernos liberales que habían saqueado al pueblo. Había una consigna del pueblo argentino en “que se vayan todos” o “que no quede ni uno solo”, era la respuesta a un modelo económico de país. Comienza, en ese momento, a gobernar Argentina un presidente y después continúa una presidenta que tienen como objetivo la felicidad de su pueblo. Y se dan un montón de peleas en las que recuperamos Aerolíneas Argentinas, YPF y otras empresas que habían sido saqueadas por el liberalismo. Y nos sentimos orgullosos de recuperar esas empresas. Pero uno de los orgullos más grandes que tuvimos en ese período, sin lugar a dudas, fue recuperar la memoria. Tener un presidente que por primera vez se hacía cargo de los crímenes que había cometido el Estado argentino, toma la decisión de anular las leyes de impunidad y activa políticas de derechos humanos que se van multiplicando y que van sembrando en nuevas generaciones la importancia de mantener viva la memoria. Y con esa memoria también venía la ideología política de aquellos militantes que habían desaparecido justamente por hacer política. Eso estaba a flor de piel y eso construye una Argentina distinta.

Pero el neoliberalismo mutó sus formas. La derecha que siempre había llegado por la violencia encontró otra forma de llegar, esta vez por una construcción mediática muy prolija, muy pensada y muy pergeñada por actores locales. Así se construye a Macri como una posibilidad para expresar esa derecha. En toda América latina mantiene los mismos perfiles, los colores, los mismos discursos, la misma forma para empezar a confundir al pueblo.

Victoria Montenegro junto a Abuelas y Madres de Plaza de Mayo durante la presentación de su libro.

-¿Cómo fue esa construcción acá en la Argentina?

La esencia de la derecha, siempre es derecha, siempre es brutal, siempre es salvaje, siempre ataca los derechos del pueblo. Acá inmediatamente empezó a atacarse abiertamente la construcción de la memoria. No hay que olvidarse que el primer funcionario (de Larreta) que salió abiertamente a cuestionar los 30 mil es Darío Lopérfido. ¿Qué cargo ocupaba? Secretario de Cultura de la Ciudad. Entonces, a partir de ahí empieza una batalla cultural. Pero eso no es espontáneo. Le había dado el mandato el diario La Nación. Era el momento de borrar lo que se había escrito en los 12 años del kirchnerismo y volver a escribir la historia oficial. Y, en definitiva, lo que está en disputa nuevamente, es quien escribe la historia oficial. Porque con Néstor Kirchner y con Cristina Kirchner, nosotros lo que perdimos 30.000 personas, los que nos robaron, los que fuimos perdedores en aquellos años por primera vez pudimos en la historia de nuestro país escribirla. Y, en definitiva, esa bala que no quiso salir y la sentencia que salió es la intención eterna de borrar cualquier expresión que despierte conciencia de derechos en nuestro pueblo.

-Es Macri entonces uno de esos actores que impulsan la violencia política

– Lo que sucede a partir de que Macri asume como presidente es una decisión política de empezar a atacar todas esas construcciones de derechos contra la memoria, contra los derechos de las mujeres, contra la diversidad. De hecho, habló del curro de los derechos humanos. Y después surge y porque tiene cantidades de horas de televisión -que alguien paga- alguien a la derecha de la derecha que plantea en un principio barbaridades. Un personaje hasta cómico, absurdo, pero que de tanta repetición se instala. Y con él se instala el negacionismo explícito. Entonces volvemos a esto de “la política no sirve”. Milei dice “yo quiero ocupar cargos o bancas para destruir la banca”. Es como decir, “no creo en la salud pública, por eso quiero ser director del hospital, para destruirlo”. Y ahí uno se pregunta dónde queda el sentido común de la sociedad y qué rol cumplieron los medios de comunicación para que esto suceda. Porque alguien allanó este camino. Después es cierto, alguien fue y gatilló. Pero previamente hubo empresarios que financiaron, hubo medios que incentivaron, hubo acciones previas, hubo policías que se estrechaban la mano con los que “espontáneamente” iban a las manifestaciones contra Cristina. Si vos rascás un poquito después tenés metida la policía de la Ciudad, a la gente de inteligencia y te das cuenta que todo tiene que ver con todo. Hubo un criminal que intentó matar a la vicepresidenta, pero hay un partido judicial y un partido mediático que tiene la intención de debilitar a la mínima expresión nuestra democracia.

-¿Y qué rol tiene la justicia en toda esta construcción?

-La expresión más violenta, más obscena y con una imagen gráfica de cómo funcionan los poderes en Argentina es la foto del avión de Lago Escondido. Tenés al ministro de Justicia porteño con jueces, con fiscales, con jueces federales, con camaristas todos ellos como títeres del CEO de Clarín. De qué justicia podemos hablar. Cuando asumió Mauricio Macri, inmediatamente comienzan causas que llevan adelante investigaciones que le han costado una millonada al Estado argentino con excavadoras en la Patagonia, con puestas en escena guionadas literalmente por Hollywood. No había espontaneidad, no había operativos policiales había un guión y utilizaron las instituciones de la Argentina para hacer parte de ese guión pergeñado por los autores intelectuales que quisieron matar a la vicepresidenta. A 40 años de la democracia, la deuda más grande que hay es la renovación del Poder Judicial. Esto no es Poder Judicial, es un partido tremendamente corrupto, lo vemos en la Ciudad de Buenos Aires. Un caso de corrupción más claro es el de Arshak Karhanyan, un policía de la Ciudad, desaparecido por la policía de la Ciudad hace más de cuatro años. ¿Y la investigación a quién se la da la Justicia? A la policía de la Ciudad. Entonces ¿más corrupción? ¿Dónde está la justicia? Sería la gran pregunta. Porque en los tribunales no está, en los cargos de los jueces no está. La justicia en Argentina está desaparecida y es momento de renovar esta justicia porque sin justicia la democracia no puede ser plena.

-¿Qué hay detrás de esa inacción?

-Tenemos una jueza que se niega a avanzar en la investigación del intento de asesinato a la vicepresidenta. Y si ponen a los mismos guionistas que pusieron durante el macrismo esto va a terminar en una historia de amor de dos jóvenes enamorados que de repente tuvieron un acto de rebeldía frente al sistema opresor. Porque lamentablemente volvemos a lo que decía antes lo que está en disputa es quién escribe la historia y qué lugar tiene la verdad en esta historia que estamos escribiendo. Obviamente, con el aporte del sentido común y con el rol perverso que tienen determinados medios de comunicación. Esto que sucedió hace un año no se dio así nomás, esto lo construyeron. Y así como ellos intentan construir esta violencia política, nosotros vamos a defender lo que supimos construir. No vamos a caer en la trampa. La violencia política nunca va a ser nuestro camino. Nosotros vamos a seguir dando las batallas que tengamos que dar para conseguir justicia. Vamos a denunciar a todos los responsables, no solamente al que disparó. A todos los que allanaron el camino, todos los que le dieron las armas, todos los que lo financiaron, a todos los que los encubrieron, a este diputado que se jactaba de que mientras él estaba en viaje, la vicepresidenta iba a estar muerta.

Lo que ellos no entienden es que lo que quisieron hacer con Cristina lo quisieron hacer con Perón, lo quisieron hacer con Evita, lo quisieron hacer con 30 mil personas y no funciona. Porque nosotros siempre volvemos. Hoy lamentablemente estamos en nuestra sociedad donde hay personas que se sentían mucho más cómodas en el autoritarismo de la dictadura y siéndoles funcionales a los que hace 40 años financiaron el golpe cívico militar. Esa es otra de las deudas de la democracia, el rol que tuvieron las empresas, entre ellas las de comunicación, las que se quedaron con Papel Prensa y quisieron instalar un sentido común en la sociedad, de personas que merecen vivir y personas que no. Clarín, La Nación, La Razón, en La Nueva Provincia en Bahía Blanca y tantísimas otras empresas que son las mismas que hoy están saqueando los bolsillos de nuestro pueblo. Todo tiene que ver con todo. Salvando las diferencias, siempre hablamos de lo mismo, de ellos queriendo imponer poder a la fuerza y con la violencia su modelo económico en contra del pueblo y nosotros resistiendo.