Benjamín Garré dejó la Villa Olímpica de Vélez a mediados de 2016. Días antes de cumplir los 16, en julio, viajó a Alemania. Cuando los cumplió, entró a Inglaterra con el pasaporte italiano. Manchester City, amparado en el cambio de reglamentación de la FIFA, contrató al zurdo delantero de la Séptima de Vélez, nieto de Oscar Garré, campeón del mundo en México 86. La modificación del año pasado mantiene como principio que «la transferencia internacional de un jugador se permite sólo cuando el mismo alcanza la edad de 18 años», a excepción de que sea porque uno de los padres se mude por razones ajenas al fútbol; que el menor y el club estén a menos de 50 kilómetros de una frontera nacional; o que sea dentro de la Unión Europea. Vélez consideró que en el caso de Garré ninguna excepción se aplica y demandó a Manchester City en la FIFA, ya que salió del país con 15. La resolución permanece en el Tribunal de Arbitraje Deportivo, con sede en Lausana, Suiza. El antecedente de Garré puede ser el puntapié a un nuevo cambio en el reglamento: la baja de la edad a los 16 años en las transferencias, lo que dejaría todavía más desprotegido al Tercer Mundo.

Vélez afirma que Manchester City le había hecho una propuesta económica –50 mil euros cuando debute como profesional, más un millón de pagos adicionales– y que rechazó el ofrecimiento, firmado por el director deportivo, Txiki Begiristain. «No vamos a levantar la apelación. Sigue adelante», dice Sergio Rapisarda, presidente de Vélez, quien heredó la demanda de la gestión de Raúl Gámez. A mitad del año pasado, la Premier League sancionó a Manchester City con la prohibición de fichar jugadores de las divisiones juveniles de otros clubes ingleses durante dos temporadas y una multa de 300 mil libras por incumplir las reglas de la liga. El veredicto del caso Garré, con los antecedentes de las sanciones a Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid, podría prohibirle a Manchester City contratar futbolistas profesionales en los mercados de pases que vienen. Barcelona fue sancionado por contratar menores en diez casos de los 33 investigados; Real Madrid, por ocho de los 39, entre ellos, el del argentino Benjamín Garay, hermano de Ezequiel Garay; y Atlético, por 54 de los 183, un número que incluyó a 43 juveniles de diferentes nacionalidades, con dos argentinos en la lista: Yamil Boris Chávez Aruquipa y Alan Miguel Terrazas Castro.

La AFA no tiene un registro oficial de cuántos juveniles argentinos están en las categorías formativas en clubes del exterior. En Europa, estiman, hay más de 300. En ese sentido, Claudio Tapia planea instalar un complejo deportivo en el Viejo Continente. La primera opción que aparece es el Marbella Center, en Málaga. «Hemos comenzado un trabajo con un scouting internacional –cuenta Hermes Desio, coordinador de selecciones juveniles de la AFA–. Tenemos una base de datos, pero asumimos que hay más. El problema con los que están afuera son los que no están nacionalizados pero sus padres son argentinos, como los hijos del Chaco Giménez en México y de (Mauricio) Pochettino en Inglaterra. Es un laburo de hormiga. Estamos manejándonos con las embajadas, porque hay en todo el mundo». No es el caso de Garré, con partidos en la Sub 15 y 17 de Argentina, sparring de la Selección. Vélez habla de robo. «A mí me llaman clubes europeos pero no porque los quieren robar: quieren comprarlos, me piden informes. ¿Cómo competís con los clubes europeos? Un chico de 16 años en Real Madrid Castilla, el equipo filial, está cobrando 100, 120 mil euros por año. Está faltando un aval a los clubes argentinos, que lo que suelen hacer es venderlos a representantes para protegerse, porque si no, te los roban a todos», agrega Desio.

En relación al resarcimiento económico y una sanción a Manchester City por contratar a Garré –en 2015 ya había ido a probarse a Manchester United–, en Vélez no son optimistas. La mitad de los 20 miembros del Tribunal de Arbitraje Deportivo son europeos, además del secretario general, el suizo Matthieu Reeb. «La idea en la FIFA es que se acaben este tipo de pleitos –sostiene un abogado argentino con experiencia en el litigio deportivo internacional–. Quieren globalizar lo que pasa en Europa, acomodar la ley. ¿Acá vas a tener que hacerle contrato de trabajo a un menor, lo que en Argentina no se permite? ¿Le vamos a decir a un pibe de 15 años que venga a trabajar? Tenemos que ir pensando para que no nos afanen tan fácil. El poderío económico siempre lo tuvieron ellos y la base, la materia prima del producto, está en Sudamérica y África».

El primer club inglés que recibió una sanción por la contratación de menores fue Chelsea, en 2009. Ahora enfrenta otra investigación, la tercera en ocho años, por la compra de 25 juveniles extranjeros. El origen de la investigación: el fichaje Bertrand Traoré, de Burkina Faso, hoy en Lyon de Francia. En realidad: fotos de Traoré con la camiseta de Chelsea en 2011, cuando tenía 16 años.

Garré llegó a Vélez a los 11. Su abuelo trabajó como formador de juveniles en la AFA. Lejos de sus padres, estuvo más de seis meses sin jugar hasta que la Federación Inglesa lo habilitó. «Nunca me fui por atrás –dijo antes de irse Garré–. El City le hizo llegar una oferta a Vélez. Esta decisión no tiene que ver con el dinero, si no negociaría un contrato que Vélez nunca me ofreció. Lo que voy a percibir es una beca de estudio y posteriormente un contrato juvenil». Beca de estudio, en este punto, funciona como un artilugio para saltear lo que, sólo por ahora, prohíbe la FIFA: la contratación de menores de edad.