“Cumple sus sueños quien resiste” es la frase de cabecera de la web de Comunicaciones, el club de Agronomía que sabe de resistencias. El 30 de octubre, después de 22 años, en el entrañable Comu hubo elecciones. La lista 1931, única en presentarse, obtuvo 385 votos de los 1404 socios habilitados para elegir autoridades y Ezequiel Segura (hasta entonces presidente de la Subcomisión de Fútbol) se convirtió en el nuevo presidente del club. El último en ejercer el cargo había sido Miguel Ángel Peduto, en 2000. Después de más de dos décadas atravesadas por la quiebra, intervención judicial, marchas, atropellos para su expropiación y un gran apoyo de sus hinchas, Comu volvió a ser de sus socios.

“Es algo que siempre soñé, fundamentalmente que haya participación democrática de toda la masa societaria. Acá, más allá de poder levantar la quiebra y sanear al club, lo más importante es que los socios puedan participar en la conducción de la institución. Es algo que no pasó en 91 años”, le dijo Segura a Tiempo.

Fundado en 1931 por personal de la compañía de Correos y Telecomunicaciones, Comunicaciones es uno de los clubes característicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En sus principios, a los trabajadores de correo y de telégrafo se le sumaron miles de socios del barrio de Agronomía. Con un predio de 19 hectáreas y una ubicación privilegiada, durante seis décadas el «Cartero» fue un club modelo. Uno de los eventos destacados, más allá del fútbol (actualmente participa en la Primera B, tercera categoría de AFA), fue la organización de carnavales multitudinarios.

Pero en los finales del siglo XX todo cambió. La privatización del Correo Argentino, dispuesta por el gobierno de Carlos Menem, fue un antes y después. El principal ingreso a las arcas del Cartero era el aporte, por parte de los trabajadores postales, que venían de su obra social. Esto dejó de ser obligatorio y el apoyo a Comu bajó considerablemente. Años después, la quiebra tocó la puerta.

La quiebra dijo presente en varios clubes a finales de los ’90 o comienzos de los 2000. El caso más emblemático fue el de Racing pero, al igual que Comunicaciones, hubo otras instituciones del Ascenso en la misma situación: Talleres de Remedios de Escalada, Atlanta, Temperley –pionero en el tema-, Laferrere y Español. El salvataje llegó con la Ley 25.284, promulgada el 25 de julio del 2000, más conocida como Ley Racing, que se dictó con el objetivo de proteger al deporte como derecho social. A través de una administración fiduciaria se buscó que los clubes continúen con su normal desempeño en pos de sanear el pasivo, según la ley.

En este contexto, un Órgano Fiduciario se hizo cargo de Comunicaciones, que tenía menos de mil socios, una vez declarada su quiebra el 26 de octubre del 2000. La suma de lo adeudado era de 35 millones de pesos, en ese momento un monto similar en dólares. Si no fuera por la aparición de la Ley Racing, sus bienes iban directamente a liquidación, entre ellos su predio de 19 hectáreas. Ante esta situación, Fernando D´Alessandro, titular del Juzgado Nacional en lo Comercial 7, designó a los interventores de Comunicaciones.

A partir de ahí, se transitaron 22 años en los que hubo un momento bisagra: la resistencia frente a interesados en quedarse con el club. En 2012,  D´Alessandro había dictado que el club de Agronomía pasaba a formar parte de la Asociación Mutual de Camioneros ya que consideraba mejor su oferta presentada por sobre la del Gobierno de la Ciudad para cancelar la quiebra y realizar inversiones. Pero hinchas del Cartero tomaron el club y marcharon a Tribunales. Así nació el Día del Hincha de Comunicaciones, cada 13 de julio.

El tradicional predio de Comunicaciones.

“Fueron momentos de angustia. El club estaba dado al comprador, Camioneros, y se tejían mil versiones, como un cambio de nombre y de colores. También se podía perder la plaza en AFA”, cuenta Marcelo Dore, periodista de Territorio Cartero. Los hinchas y socios fueron recibidos en la Cámara Nacional de Apelaciones, la Justicia decidió remover a los integrantes del Órgano Fiduciario y en 2013, a cargo del mismo, quedó Jorge Rapaport, hincha de Comunicaciones desde chico. “Por ese entonces, recuerdo con alegría un discurso de Cristina Fernández en la Bolsa de Comercio donde nombró a Comu. Cuando escuché eso, dije ‘ya está, nos salvamos’”, recuerda Dore.

A partir de la gestión de Rapaport, y con la ayuda de las distintas subcomisiones y colaboradores, Comu empezó a crecer en infraestructura y en lo deportivo. Por ejemplo, el hockey se volvió a afiliar a la Asociación Argentina. Además, se construyó un microestadio para el futsal femenino y masculino, y un gimnasio multipropósito, en el cual se celebraron las elecciones el 30 de octubre.

Una de las decisiones más relevantes del Órgano Fiduciario fue el acuerdo con la empresa AUSA, a la cual Comu le cedió una hectárea para la realización del viaducto Cerati sobre la avenida. Beiró. “Haber cedido esa hectárea produjo que generemos los fondos para hacerle frente a las acreencias. Atesoramos moneda extranjera para pagarle a los acreedores y los honorarios profesionales”, cuenta Segura.

El 5 de julio de este año, el Órgano Fiduciario informó que, un día atrás, D´Alessandro le había puesto fin al Fideicomiso. “El Juez levantó la quiebra e hizo llamado a elecciones, todo en el mismo acto”, comentó el flamante presidente de Comu. En consecuencia, los socios pudieron elegir autoridades: “Siempre las elecciones fueron cerradas y circunscriptas a los empleados y exempleados del Correo. Por primera vez los socios pueden votar y ser votados”, se enorgullece Segura. Después de 20 más años de trabajo y resistencia contra grupos de poder que quisieron quedarse con el club, como el empresario Daniel Hadad, Comunicaciones se reencontró con la democracia.

“Comunicaciones es un club enorme en cuanto a actividades y el más grande, en superficie, de Capital Federal. Tengo confianza en la gente que ha quedado a cargo. Con muchos de ellos y ellas nos conocemos desde la escuela primaria. Eso es Comu. Soy hijo único y este club me ha dado hermanos de la vida”, subraya Dore, quien, en épocas donde la idea de sociedades anónimas siempre está latente, celebra, al igual que muchos, que Comu volvió a ser de sus socios. «