Zlatan Ibrahimović entra al campo de juego de San Siro. Camina sobre la alfombra roja. El sueco anunció que, a los 41 años, deja el fútbol, su Milan. Los compañeros le hacen el pasillo de honor. La cámara enfoca a Sandro Tonali. Es el 4 de junio de 2023. Tonali -23 años, su camiseta la más vendida del Milan, apuntado como un futuro Andrea Pirlo- llora desconsoladamente, quebrado, como si hubiese algo más que la despedida de Zlatan. El martes, una hora antes de que Italia perdiese 3-1 ante Inglaterra en Wembley por la clasificación a la Eurocopa 2024, Tonali -transferido al Newcastle a cambio de 63 millones de euros- prestó declaración ante la Fiscalía de Turín. Cinco días antes, junto a Nicolò Zaniolo (Aston Villa), habían dejado la concentración de la selección en Coverciano después de haber sido interrogados por la policía en el marco de una investigación a una red de apuestas en webs ilegales en la que podría estar involucrada la mafia. La FIFA prohíbe a los jugadores apostar en fútbol. Tonali, más grave, apostó en partidos del Milan, su propio equipo. La sanción mínima es de tres años sin jugar. La máxima, de cinco, aunque por colaborar se le reduciría la pena. Entre lágrimas, Tonali pidió ayuda a familiares, amigos y abogados. Aceptó ser adicto al juego: padecer ludopatía.

Fue Nicolò Fagioli, mediocampista de la Juventus, quien testimonió ante la justicia que Tonali le había acercado el sitio de apuestas clandestinas al que se accede por invitación. Fagioli ya fue sancionado: siete meses sin jugar después de un acuerdo de culpabilidad. Llegó a acumular una deuda de tres millones de euros en apuestas, cobrando un millón de salario. Pidió préstamos a compañeros. “Estaba tan estresado y asustado que durante Sassuolo-Juventus cometí un error y fui sustituido. Apenas salí me puse a llorar delante de las cámaras pensando en las deudas -dijo ante la Fiscalía-. Dejé de dormir por la noche. Cuanto más pasaba el tiempo, más me obsesionaba la deuda. El dinero que debía aumentaba y pensé en jugar sólo para intentar recuperarlo. Cada vez que aumentaba la deuda recibía mensajes amenazadores: ‘Te vamos a romper las piernas’. Apuesto en partidos de fútbol, casinos, tenis. Empecé en 2021 en la concentración de la Sub 21. Era divertido, pero con el tiempo se volvió una obsesión. Aposté en partidos nacionales e internacionales, pero nunca por el Cremonese (su ex club) o la Juventus”. Fagioli (22 años), Tonali (23, capitán de aquella Sub 21) y Zaniolo (24) son futbolistas jóvenes en la élite de Europa. Tonali firmó un contrato con el Newcastle por más de siete millones de euros al año hasta 2028. No es por el dinero, como en el ascenso argentino. Es la necesidad de adrenalina, que lleva al abuso.

Tonali, el futbolista italiano más caro de la historia, presentó un certificado médico de ludopatía ante la justicia. Dijo que nunca apostó para que perdiera el Milan. “Siempre para ganar”. Que “probablemente” también lo hizo cuando jugaba en el Brescia, su club formador. Y que no tiene deudas. “El partido más importante, contra una enfermedad, ha comenzado. Sandro está acostumbrado a los partidos importantes y normalmente los gana. Su experiencia ayudará a salvar la vida de otros chicos”, dijo su representante, Giuseppe Riso, en clave de cooperación a cambio de indulgencia.

El periodista chileno Esteban Abarzúa publicó el artículo “Rol del periodismo: una apuesta de la que no se habla” en DeadBall. El fútbol de Chile fue cooptado por la publicidad de las casas de apuestas. “El apostador no es feliz, más de alguno lo pasa mal -apuntó-, y la publicidad de las apuestas lo lleva directo al matadero con una sonrisa dibujada en el rostro de un periodista que hace mal uso de su credibilidad para convencerlo de que todo estará bien”.

Newcastle, comprado por un fondo de inversión de Arabia Saudita en 2021, mantiene vínculos comerciales con tres casas de apuestas (Sportsbet, BetMGM y FUN88). “Newcastle y Aston Villa deberían solidarizarse con sus jugadores y revisar su relación con las empresas”, expuso The Big Step, una organización contra la adicción al juego. La Premier League prohibió a los clubes el sponsor de las empresas de apuestas en el frente de las camisetas para cuando finalice la temporada 2025/26, aunque permitirá la publicidad en los estadios. A los clubes de la Serie A italiana también se les había prohibido el sponsoreo en las camisetas de las casas de apuestas. En 2019, el gobierno endureció leyes, preocupado por la ludopatía y por los arreglos de partidos.

En 2020, cuando Tonali arribó al Milan, Demetrio Albertini, histórico del club y mundialista con Italia en Estados Unidos 94 y Francia 98, había dicho: “Sandro tiene que quitarse un poco la timidez, luego despegará”. La ludopatía cambia el humor, retrae la personalidad, sobre todo cuando más se apuesta (y se pierde). Ahora Albertini dijo: “Hay una generación de chicos no preparados: están abrumados por el dinero, pero no saben cómo gestionarlo. Los que cometieron un error responderán. Es lo correcto”. La adicción al juego crece entre los futbolistas de todos los niveles. Según Federbet, una organización de propietarios de casinos, el 90% de los jugadores profesionales apostó alguna vez. En 2023, sólo en la Premier League, fueron sancionados por apuestas Ivan Toney (Brentford) y Harry Toffolo (Nottingham Forest). Toney (ocho meses) reconoció su ludopatía. El brasileño Lucas Paquetá (West Ham) aún es investigado por la federación inglesa. La Fiscalía de Turín cree que hay más jugadores implicados en las apuestas ilegales, al menos 12. Newcastle anunció que Ian Mitchell será el nuevo psicólogo del equipo. Que ayudará a Tonali. “Si está realmente enfermo -dijo Ibrahimović, el ídolo que Tonali veía de niño-, hay que ayudarlo. El juego de apuestas es como una droga”.