El diálogo ocurrió hace pocos años durante un partido de Sportivo Italiano, un equipo de la Primera C, pero -palabras más, palabras menos- podría extenderse a diferentes estadios de la categoría y otras divisiones del Ascenso. Un joven, teléfono en mano, informaba en inglés las alternativas del partido, incluso los detalles baladíes, esas incidencias que duran una burbuja. “Córner para Italiano”, “lateral para Español”, “infracción del 3”, “posición adelantada del 7”. Un hincha, desconcertado por la minuciosidad y el idioma utilizado en la aparente intrascendencia de un estadio en el que no había más de 300 personas, le preguntó qué hacía.

-Le paso la info del partido a unos chinos. Laburo para casas de apuestas de allá.

La mañana del lunes 28 de marzo, el plantel de El Porvenir se reunió en el vestuario de su estadio para iniciar el entrenamiento. Un día atrás, el equipo había perdido 1-0 de visitante ante Berazategui, la quinta derrota en siete fechas del torneo 2022 de la Primera C, un nuevo tropiezo en medio de la peor racha de los 107 años de historia del club, sin ninguna victoria en los últimos 25 partidos -ayer volvió a perder: 3-0 de visitante ante Real Pilar-.

“Me mandaron un mensaje por WhatsApp: me ofrecieron dinero para dejarme hacer goles y me lo triplican si hago un penal en contra”, comentó el arquero Diego Córdoba, según la denuncia que El Porvenir presentaría tres días después por “averiguación de ilícito” ante la Unidad Fiscal 6 de Lanús y el Tribunal de Disciplina y de Ética de la AFA.

Para cuatro jugadores de El Porvenir, con iniciales D. A., N. G., F. E. y F. S., comenzaba lo que muchos creen que será el final de sus carreras. Un rato después, César Peralta -35 años, uno de los más experimentados- dio el primer paso frente al entrenador Matías Hornos, que había comenzado a dirigir desde la fecha anterior. “No vamos a poder salir adelante -expuso Peralta- si hay compañeros que van para atrás”. Y señaló a F. E.. “Vos -le dijo, según la denuncia judicial hecha por El Porvenir- no podés estar más si llamás a otros compañeros ofreciéndole dinero para ir para atrás”. Siguieron piñas entre los futbolistas. F. E. abandonó el entrenamiento. N. G. se quedó en el vestuario, llorando en soledad. Le había admitido a otros compañeros que él también había recibido entre 10.000 y 15.000 pesos para provocar córners y penales. Son -aparentes- pequeñeces que pueden pasar desapercibidas en la cancha pero que forman parte del argot de las apuestas, donde se puede hacer dinero por el resultado pero también por la cantidad de tiros de esquina, laterales y penales.

La escena siguió. N. G. dijo que lo había llamado el futbolista A. D., de General Lamadrid -otro equipo de la C-, en nombre de una empresa de representantes. Y que antes había recibido dinero de parte de D. A., su compañero en El Porvenir. Siempre según la denuncia presentada por el club -la carátula menciona una posible infracción a la Ley del Deporte y puede ser ampliada al artículo 301 bis del Código Penal (juego clandestino), pena que va de tres meses a seis años de prisión-, los cuatro jugadores apuntados por El Porvenir reconocieron que habían recibido dinero procedente de las apuestas. “Jugar para atrás”, se lee en la denuncia extendida a la AFA. Y detallaron que quien les ofrecía el dinero era B. S., ex futbolista con pasado en clubes del Ascenso y del Interior, reconvertido en representante después de la pandemia.

El arquero Córdoba tenía más para contar: por ejemplo, que F.E., uno de sus compañeros, lo había tentado con 100 dólares y le había pedido un favor: “No me quemes”. El propio Córdoba también admitió que se había reunido en un bar con el representante B. S. porque pensaba que le ofrecería su representación. Le pidió, en cambio, “dos o tres” goles en contra y que cometiera un penal ante Berazategui en el primer tiempo.

-Pensalo: 300 mil pesos por gol y 100 mil por el penal. Te llamo mañana -le dijo B. S..

-No, ni me llames -le respondió Córdoba y, antes de irse, le preguntó-. ¿Hay otros jugadores (que sí aceptaron)?

-No te voy a dar nombres, pero del medio para arriba, casi todos.

Tras aquel lunes de trompadas, D. A., N. G., F. E. y F. S. fueron separados del plantel de El Porvenir. “No vuelven a jugar en ningún lado, su carrera está terminada”, aseguran en el ambiente. Aunque podría haber más casos. “Los pibes admitieron sus cagadas pero no fueron los únicos”, dicen alrededor de los acusados. En el partido siguiente -derrota 2-1 ante Lamadrid, el domingo pasado-, el entrenador Hornos hizo nuevos cambios, como si intentara depurar aún más al plantel, no sólo a los cuatro futbolistas del escándalo inicial. Tampoco a A. D. se lo volvió a ver en Lamadrid. “Mirá que siempre hubo casos de incentivación pero hasta ahora, de ir para atrás, no había existido ningún caso como este”, dicen en la AFA.

En todo caso, quienes viven del Ascenso coinciden en que los -por ahora- cuatro jugadores apuntados por El Porvenir son apenas la punta de un iceberg que no sólo asoma en el fútbol argentino, sino también en un contexto mundial. “En el tema de las apuestas estamos atrasados diez años. Pero ahora viene lo peor, esto recién empieza”, explica uno de los pocos expertos en apuestas deportivas del país. Lejos de circunscribirse a El Porvenir, hay quienes creen que se podrían contar jugadores de hasta 15 clubes del Ascenso, entre la D, la C, la B Metropolitana e incluso la Primera Nacional, involucrados en dejarse hacer goles, conceder córners en contra, fabricarlos a favor, provocar laterales o penales y hacerse amonestar y expulsar. Los especialistas incluso recuerdan un partido de Primera de hace 20 años en el que un equipo no sólo quiso ganar los tres puntos en juego: ocurrió en un Argentinos-Quilmes en el que los jugadores de Argentinos habían apostado que habría 11 córners -y, en efecto, los hubo-.

La noticia que pasó casi desapercibida, en el segundo semestre del año pasado, fue que los gobiernos de la Ciudad, Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe -entre otras provincias- aprobaron las apuestas deportivas online para al menos siete empresas compuestas por un socio local y otro extranjero. En esa lista figuran, por ejemplo, BetWarrior (BinBaires e Intralot), Bplay (Boldt y 888), William Hill (Bingo Moreno y William Hill), Bet365 (Bingo Berazategui y Bet365) y PokerStars (Atlántica de Juegos, a cargo del Bingo de Chivilcoy y Stars Interactive Limited, donde aparece el ex presidente de Boca y operador judicial del macrismo, Daniel Angelici). Para los expertos es un antes y un después: atrás quedó el tiempo en el que las apuestas legales eran difíciles de hacer en Argentina, sólo en el extraño limbo de Misiones.

Más allá de lo legal -que abre la puerta, claro-, “también hay 40 empresas europeas a las que los apostadores con un poco de cancha pueden acceder”, dice el experto. Y agrega el mercado asiático: “Las chinas ni se pueden contar, debe haber 1.000, y en muchos casos no son clandestinas pero pegan en el palo. Ahí no se rastrea el IP (protocolo de Internet) ni se piden datos de los apostadores: es un mercado paralelo, sucio. En las casas autorizadas, en cambio, está todo controlado: se pide documentación y hasta hay videollamadas con reconocimiento facial”.

Las empresas autorizadas a suministrar datos de partidos -a Google, a la Conmebol o a las aplicaciones de resultados, como SofaScore, pero también a las casas de apuestas- tienen un departamento de integridad que, se supone, interviene en situaciones sospechosas para evitar posibles estafas. Pero los conocedores del mercado cuentan que no intervienen por montos “chicos”, o sea por apuestas de 10.000 o 15.000 dólares. “Los empleados del departamento de Integrity laburan bien y evitan las sospechas más evidentes, pero no pueden saber todo, se les escapan un montón”, dicen los expertos. El campo es fértil, entonces: se pueden apostar goles, resultados y demás estadísticas entre la infinidad de casas clandestinas -pero también en las autorizadas-. Además, para evitar sospechas, los grandes apostadores suelen cambiar de licenciataria regulada en cada partido. Un día una, otro día otra. “Si alguien apuesta 20.000 dólares en un partido de Ituzaingó es increíble -dice otro conocedor-. Entonces, la hacen de a poco”. El mercado online estimula que siempre haya actividad en vivo, incluso el 1° de enero, en cualquier lugar del mundo, y por eso se puede apostar hasta las Reservas del Ascenso, por ejemplo la de El Porvenir. «Pero nada es más sucio que el tenis”, agregan.

Quienes apuestan miles de dólares en el Ascenso necesitan la ayuda de los futbolistas. Y en la Primera C, cuarta y última categoría profesional, en la que algunos ganan 50.000 pesos por mes pero otros cobran de 40.000 a 30.000, no faltan quienes se tientan con ganar la mitad de sus ingresos, 15.000 pesos, de una manera más sencilla: provocando un córner o un lateral. O casi el triple, 100.000, haciendo un penal. “¿A los de El Porvenir les ofrecían 15.000 o 10.000 pesos por un córner? Los boludearon, encima. Imaginá que había ganancias de 300.000 pesos y les habrán dado el 5%. Esos pibes son los perejiles”, dice el experto.

La desesperación no justifica, pero explica. Los cuatro jugadores acusados por El Porvenir y los dos nexos -el futbolista en actividad y el otro recién retirado y convertido en “representante”- tienen entre 21 y 30 años. Hicieron inferiores en clubes grandes pero no llegaron a consolidarse. Algunos peregrinaron por clubes del Interior y del exterior pero nunca -o casi nunca- pudieron vivir plenamente del fútbol. D. A., N. G., F. E. y F. S. habían llegado a El Porvenir en enero de 2022, durante la fugaz dirección técnica de Ariel Pierdichizi, siempre bajo la eterna presidencia de Enrique Merelas, el dirigente que hace y deshace en el club de Gerli desde hace tanto tiempo que nadie sabe cuándo asumió: si en 1979, en 1980 o por ahí. La última vez que permitió elecciones fue en 2007. Muchos lo llaman “el último grondonista”, al punto que se hizo amigo de Julio Grondona a inicios de la década del 70, cuando Merelas -todavía futbolista- pasó de El Porvenir al Arsenal de Grondona. Ya dirigente, Merelas fue asociado en 1984 al “caso Merdeka”, cuando una selección argentina de la Primera B recibió miles de dólares por ganarle por un gol a la débil Pakistán, en Malasia.

Para que haya sobornados tiene que haber sobornadores. El nexo entre futbolistas y apostadores suele ser un combo entre representantes, dirigentes, árbitros y ex jugadores que se aprovecha de los equipos con deudas y que andan por el fondo de la tabla de posiciones. “A veces los contactos están dentro de los clubes”, dicen en el Ascenso. “O mucho representante que te dice ‘tengo esto para vos’”, agregan. Hay, incluso, holdings de apostadores. Grupos que tienen una fija -a veces futbolistas arreglados, otras un árbitro- y pasan el dato.

“Cuando fuimos a Italiano -cuenta Matías Modolo, uno de los técnicos de Midland, otro equipo de la C-, un tipo se acercó al alambrado y le ofreció plata a un jugador nuestro. También le ofrecen a los entrenadores. Los que los buscan son apostadores seriales que se dieron cuenta que pueden corromper a los protagonistas y le ofrecen una moneda para apostar con seguridad”.

Rodrigo Lugo ataja en Atlético Porteño de la Serie B de Ecuador. Antes deambuló por el Ascenso. Los arqueros son los preferidos de los apostadores. Los más tocados. Los “cangrejos”. Lugo acepta que, cuando jugaba con JJ Urquiza en la C, lo llamaron para que no atajara y le cediera el arco a un juvenil ante Luján, que se jugaba el descenso a la D. Y que en otra ocasión, ante Italiano, una persona desde atrás del alambrado le ofreció 10.000 pesos para que se dejara hacer un gol.

-Es buena guita, sí, pero no sé cómo le da la sangre al que lo hace. Igual, estamos hablando de jugadores de la C, que cobran 30.000 pesos. No soy quién para juzgar. Yo me llego a enterar que un compañero va para atrás, y lo mato. Porque la hacés vos, y nosotros perdemos y nos putean a nosotros. Hoy todo está todo tan corrido, los límites. En el Nacional, a la fecha 14, habrá equipos que no van a jugar por nada, y si estás metido en esa, te tienta.

En la Unidad Fiscal 6 de Lanús, a cargo de Martín Rodríguez, también sospechan que El Porvenir no está solo: que hay más futbolistas y clubes del Ascenso. “La leyenda está: el ‘comeboleto’ de un jugador. Hay parte de verdad. Existe, y deben haber otros casos”, acepta Javier Méndez Cartier, presidente de Excursionistas y de la Primera C. “Si la red es más grande, hay que ir por ellos y que la medida sea ejemplificadora. El discurso contemplativo, de ‘pobre, tienen que hacer esto porque si no no viven’, es mentira. Hay más jugadores que además venden ropa, que se rompen laburando. Esto habla más de algunos que piensan que como El Porvenir no tiene la mayor prolijidad institucional, vale todo. Y no es así. Estos pibes, si se comprueba, no van a jugar más. La pasión nos juega a favor con respecto a Asia y Europa. De Boca a Yupanqui, todos tienen unos locos que no lo van a permitir”.

El Porvenir, como otros clubes del Ascenso y Primera, recibe dinero de una casa de apuestas online. “El club trajo sponsors y uno se llama BetConnections, que funciona como un pseudo gerenciamiento. Me pareció extraño que justamente esas personas no querían que continúe en mi cargo”, se descarga Perdiechizi, el entrenador que dirigía a El Porvenir justo antes de que estallara el escándalo.