La tensión previa a las elecciones le agregó estrés al de por sí convulsionado mercado cambiario. La delicada situación política, sumada a los pronósticos de una derrota en las urnas del oficialismo y un posible debilitamiento de su situación en el Congreso, fueron aprovechadas como sustento de una nueva disparada de los tipos paralelos de dólar, que en su mayoría superaron con holgura los 200 pesos y duplicaron la cotización oficial.

Por estas horas, la atención de la mayoría de los operadores pasa por lo que podría ocurrir en el «día después» y en eventuales anuncios que podrían modificar el actual esquema. Las especulaciones sobre una devaluación, ya sea brusca o intensificando el ritmo de ajuste diario que impone el Banco Central, o incluso un desdoblamiento con la creación de un «dólar financiero» corrieron velozmente por la City en los últimos días.

El gobierno lo rechaza. «No está prevista ninguna devaluación», dijo la vocera presidencial, Gabriel Cerruti. «El dólar blue es un dólar ilegal que se maneja no solamente con las expectativas de la macroeconomía sino también con otro tipo de expectativas», agregó para dejar en claro la relativa importancia que le dan las autoridades a los valores que inundan la portada de algunos sitios noticiosos.

La postura oficial es que una suba del dólar paralelo no debería afectar los índices de inflación, ya que los insumos extranjeros necesarios para la producción pueden ser adquiridos por las empresas en el mercado oficial. «El uso de insumos importados en los alimentos es acotado. En el caso de medicamentos, no. Pero en tanto y en cuanto las empresas puedan acceder al dólar oficial para pagar sus importaciones, la medición del dólar blue no tiene por qué impactar», dijo el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti.

¿Mucho o poco?

En el equipo económico son conscientes de que a largo plazo las grandes diferencias entre las cotizaciones cambiarias son fuente de complicación. Entre otras cosas, porque incrementan las expectativas de devaluación y de un consigiuente traspaso a precios. Por eso siguen con atención la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo, más que la cotización en sí.

De hecho, en términos reales la divisa estuvo mucho más cara en el pico de octubre del año pasado (aquellos 195 pesos estarían cerca de los 300 de hoy, si se agregara la inflación) que ahora. En aquel momento la brecha llegó a ser del 150%. El ministro de Economía, Martín Guzmán, lo recordó en un acto en Chubut, a mitad de semana. «Había muchas voces diciendo que iba a haber un enorme salto devaluatorio y eso no sucedió. Hoy la balanza comercial es positiva y el Banco Central no ha perdido reservas; de hecho, las ha acumulado», reflexionó.

Así como suenan voces alarmistas, otros datos concretos dan a entender que una eventual corrección del tipo de cambio no sería brusca. Los bancos y consultoras que participaron del Relevamiento de Expectativas de Mercado que realiza el Banco Central pronosticaron un dólar oficial a fin de año de $ 105,05, apenas 4,9% más caro que el presente, y una actualización del orden de 4-5% mensual para comienzos de 2022, lo que sugeriría una aceleración del actual «crawling peg» (deslizamiento progresivo y controlado por el BCRA) en lugar de una modificación violenta.

Para el Instituto de Trabajo y Economía (ITE), las subas en el mercado no regulado son «la consecuencia necesaria y el daño colateral de los mayores ajustes al torniquete cambiario». El informe también las vincula al estancamiento de las conversaciones con el Fondo Monetario. «El movimiento del dólar paralelo está vinculado entonces con las restricciones de corto plazo y con las dudas respecto de la volatilidad futura, con escaso fundamento en las variables macro observables en la actualidad. Respecto de 2019, los tipos de cambio paralelos se depreciaron en términos reales, mostrando lo espurio de esas cotizaciones».

En una entrevista por YouTube, la directora de la consultora EcoGo, Marina Dal Poggetto, también aludió al acuerdo con el FMI y cree que una brecha del 100% es incompatible con la acumulación de reservas que pregona el organismo. Pero estimó que eso no desencadenará una devaluación brusca y que los valores alternativos no tienen justificación. «El tipo de cambio marginal es increíblemente alto, incluso más alto que el de la salida de la convertibilidad. Es un dólar de pánico», definió.

Versiones

Los rumores sobre modificaciones en la política cambiaria tuvieron un correlato en la pérdida de reservas. El viernes, el BCRA debió desprenderse de U$S 290 millones, la cifra más elevada desde que asumió Alberto Fernández.Para Miguel Pesce, titular del BCRA, se trata de pura especulación electoral.