Las tropas inglesas al comando del general Beresford tomaron la ciudad de Buenos Aires y pretenden extender la influencia de su imperio a toda la región. Mientras algunos criollos comienzan a organizar el contraataque, el clima social es tenso y las autoridades invasoras apuestan a ganar tiempo. Con ese objetivo presentan y estimulan la difusión de un juego llamado fútbol. La estrategia parece funcionar: las masas se vuelcan al deporte, los barrios construyen rivalidades, las hinchadas generan su liturgia y los empresarios su negocio. El broche de oro será el gran choque entre Criollos e Inglaterra. Este jueves se estrenará No llores por mí, Inglaterra, la nueva película de Néstor Montalbano que recrea los hechos de 1806 mediante una suerte de revisionismo psicodélico. 

Diego Capusotto interpreta a Sampedrito, el DT de Criollos que combina mucho conocimiento del juego, una pasión exorbitante y cierta ternura. ¿Un Sampaoli a la Capusotto? ¿Un loco Bielsa? ¿Un Bilardo? ¿Un poco de todos? El personaje destila algunas de las obsesiones históricas de Capusotto y la película transmite mucho de su imaginario. No se trata de una casualidad. Montalbano es un aliado histórico con el que compartieron aventuras en la televisión –De la cabeza, Cha Cha Cha y Todo por dos pesos– y en el cine –Soy tu aventura y Pájaros volando–. De ahí que el cruce entre historia, política, parodia y absurdo fluya con plena naturalidad.

Capusotto tiene, como siempre, mucho para decir. Está contento con la película y se prepara para comenzar a darle forma a la nueva temporada de Peter Capusotto y sus videos –paralelamente comenzará a emitirse una retrospectiva del programa en Canal 9 y también llegará a Netflix–. Pero no le pierde pisada a las tribulaciones de su Racing tan querido, las dudas de la selección a pocos días del Mundial, y la Argentina del FMI y lo que vendrá.

–¿Quedaste conforme con la película?

–Todavía no la vi. Trato de escaparles a los estrenos previos porque se transforman en un acontecimiento que entorpece la experiencia de la película. Pero disfruté mucho la filmación. Con los contratiempos que suelen traer, en este caso el calor, el vestuario de época, repetir escenas o los tiempos muertos. Pero sabemos que forman parte de eso tan lindo que es contar algo que no sucede, pero muchos hacemos como que sí. En esta oportunidad pasó algo que no siempre ocurre: hubo una gran sintonía entre todos los que participamos y disfrutamos mucho el momento. La película nos permitió jugar a lo que nunca pudimos ser. El cine es otra forma de jugar a lo que no pudimos ser.

–Sos un apasionado del fútbol y en No llores por mí, Inglaterra hacés de DT. ¿Alguna vez te imaginaste en ese rol?

–Siempre me gustó jugar y lo hacía bastante bien. Cuando tenía 13 o 14 años me hicieron una prueba en La Bombonera, en un partido entre la Reserva y la Primera. ¡Había que jugar ahí con la cancha llena! Finalmente no quedé. Me llegó el comentario de que hubo una interna entre los técnicos. Pero vaya a saber. Quizás me lo dijeron para conformarme y eligieron a otros pibes. Nunca me imaginé como técnico. Pero si hubiera sido jugador profesional quizás después me habría dado ganas. Lo bueno de la actuación es que no te retira a los 30 y monedas. Podés hacer los papeles más ambiciosos a los 50 y pico. Y más adelante siempre tenés la opción de que te llamen para hacer de abuelito (risas). Si es un poco perverso, mejor (risas).

–En la película tuviste la oportunidad de trabajar con José Chatruc, uno de los símbolos del Racing campeón de 2001.

–Lo conocí personalmente en la filmación. Tuvimos grandes charlas y muy buena onda. Me contó que en la secundaria tenía tres o cuatros amigos hinchas de Racing y les prometió que algún día iba a salir campeón con la Academia. El día que dio la vuelta en el 2001 los invitó a que participen de esa jornada histórica. Una historia hermosa. Chatruc fue fundamental en ese Racing porque siempre iba para adelante. Ese equipo ganó con mucha autoridad y fue más sólido que el campeón de 2014.

El humor como antídoto

La relación de Diego Capusotto con la actuación no fue azarosa. Pero se desarrolló con tiempos y formas inusuales. Empezó a estudiar teatro recién a los 25 años. Antes ni se le había ocurrido actuar. Pero rápidamente se dio cuenta de que ese era su lugar en el mundo. Después del teatro llegarían la TV y el cine. «Desde chico tenía mucha relación con el humor. Me divertía armar personajes y hacer reír a los pibes de la esquina. El humor me salvó muchas veces. Incluso en la colimba. La hice en plena dictadura y con milicos muy jodidos. De la nada les inventaba algo raro, los tipos se reían, dudaban si era loco o estúpido y zafaba de las palizas», revela entre risas. Capusotto dejó el colegio en primer año porque «sentía que todo era inútil, no me concentraba y no me interesaba ni zafar». Pero siempre fue curioso y eso lo llevó a leer mucho, sobre todo de historia, política y filosofía.

–Devaluación, inflación, FMI, ¿cómo ves este momento del país?

–Muy, muy bueno (con tono de CEO).

–… ¿Sos optimista, entonces?

–¡Por supuesto! (con el mismo tono)

–…

–…

(Risas generales)

–¿Qué te puedo decir? Me parece que ahora tenemos que estar muy atentos para ver qué se puede armar desde la oposición. Esto tiene una dinámica que no sabés dónde te puede llevar. Hace 20 días todos estaban diciendo que el 2019 estaba asegurado y que después de la reelección de Macri vendría Vidal. Somos gobernados por una élite oligarca que está haciendo lo que ya sabíamos que iba a hacer. Estos tipos quieren seguir viviendo de «El gobierno anterior se robó todo», piden inversiones, pero tienen toda su guita afuera. ¡Es buenísimo! (risas). Mientras tanto, se suma lo del Ara San Juan, la baja de las jubilaciones, la brutal devaluación, las tarifas, la inflación en general y el FMI. Y después tenés de vocera a (Elisa) Carrió que funciona como esos tíos borrachos que siempre van al asado familiar. Pero no es el tío borracho simpático que cuenta chistes: es violento y pesado. ¡Y no lo podés echar porque es capaz de venir con cuatro amigotes y prenderte fuego la casa! Esta gente recibió el país desendeudado y en dos años lo endeudó hasta la pija. ¿Pesada herencia? ¡Paren un poco la mano, chicos!

–¿La alternativa debería salir del peronismo?

–Sería la opción más lógica por estructura y llegada popular. Pero hay que ver cómo se construyen las candidaturas y lo que viene atrás. Si la opción es Urtubey-Pichetto voy a tener que analizar hacerme trosko (risas). A no ser que sea Urtubey con un peronismo de verdad que le marque la cancha. Que le diga «vos das muy bien para una tira de Pol-ka, pero la dirección la ponemos nosotros». También se habla de (Alberto) Rodríguez Saá y Lavagna. Cristina tiene lo que nadie: 3,5 millones de votos. Pero también mucha resistencia de una parte de la sociedad y aparentemente no se querría presentar. Hay que ver cómo se construye el candidato. El peronismo suele mezclar agua mineral y de la zanja. Veremos en qué porcentajes queda la mezcla. Es necesaria una alternativa a este gobierno. 

–¿Esperás algo del radicalismo?

–Que se hagan cargo. El problema de los radicales es que antes puteaban a Menem y ahora están con Macri. Pero ese es un problema que tienen que resolver los radicales. Lo que es absurdo es eso de que si le va bien a Macri nos va bien a todos. Esa muletilla siempre me pareció de una orfandad tremenda. Es un positivismo berreta. ¡No funciona así, chicos!.

Luchan y vuelven

Peter Capusotto y sus videos cambió la forma de hacer humor en nuestro país y se metió en la forma de hablar y sentir de muchos argentinos. Pero por falta de propuestas sólidas el año pasado no tuvo una nueva temporada. En 2018 la situación es similar. Sin embargo, Capusotto y Saborido decidieron hacer una nueva temporada y que circule por espacios menos tradicionales. 

«La semana que viene nos vamos a juntar con Pedro (Saborido) para repasar las ideas que tenemos, ver qué es lo más piola y comenzar a idear una nueva temporada. No sabemos cuándo estará disponible y lo más factible es que la hagamos circular por Internet. Seguramente serán menos capítulos o más cortos, pero lo queremos hacer. En forma paralela llegamos a un acuerdo con Canal 9 para que pase una especie de retrospectiva que va a ir de la primera a la última temporada que hicimos de Peter Capusotto. Y en poco tiempo también va a estar disponible en Netflix».

Racing, la Selección y otra vez Racing

El fútbol es una de las obsesiones que alimenta la vida de Capusotto. Cuando se refiere al tema siempre transmite pasión.

–¿Cómo ves a Racing? Venía bien y…

–Este… Por favor no hablemos de ese tema (risas). De verdad.

–¿Y qué te pareció la lista de Sampaoli para el Mundial?

–La vi y me parece más que razonable. Estamos en el momento en que sale la argentinidad a opinar en forma desaforada. La lista es bastante lógica. ¡Más allá de que parece que Independiente necesitaba vender un jugador y llevaron a (Maximiliano) Meza en lugar de Centurión o Lautaro Martínez! (risas). Esto último lo dije como hincha de Racing. ¡Parece que la RAM amenazó con poner una bomba en la Casa Rosada si convocaban a Centurión y eso obligó a un cambio de último momento! (risas). No me parece que falte nadie que tenga que estar sí o sí. Que empiece a rodar la pelota y después  hablamos. Venimos de un proceso muy irregular en lo dirigencial, con muchos cambios de técnicos. Hay que tener paciencia. A veces algunos hinchas se van de tema. Por ejemplo, Argentina perdió la final con Alemania en 2014 y jugó bien. No brilló, pero llegó al arco rival y jugó mejor que Alemania. No se dio por cosas del fútbol. No se puede decir que son todos pecho frío más allá de una calentura del momento. 

–Ahora que estás más relajado, ¿hablamos de Racing?

–No, no. Mejor lo dejamos para otro momento (risas).

No llores por mí, Inglaterra

Director: Néstor Montalbano. Guión: Néstor Montalbano y Guillermo Hough. 

Elenco: Gonzalo Heredia, Mike Amigorena, Laura Fidalgo, Diego Capusotto, Mirta Busnelli, Matías Martin, José Chatruc y Fernando Cavenaghi, entre otros. 

Estreno: este jueves. «