Escribir una reseña descriptiva y objetiva cuando todavía pasaron muy pocas horas del lanzamiento de Hackney Diamonds es una tarea realmente difícil para este cronista que además está atravesado por la admiración y el amor hacia los Rolling Stones. No obstante, aquí va una primera interpretación, tema a tema, del tan esperado nuevo álbum de estudio de la banda de Mick Jagger, Keith Richards y Ron Wood.

Tras los adelantos de “Angry” (un feroz rock and roll que rápidamente se sumó a la lista de clásicos potentes de los Stones y que respeta la costumbre de la banda de empezar los discos con una inyección de energía) y de “Sweet Sounds of Heaven” (una exquisita y delicada combinación de blues y country soul que cuenta con la participación de Lady Gaga y de Stevie Wonder), este 20 de octubre se conocieron finalmente las restantes diez canciones que completan el primer trabajo de estudio desde Blue and Lonesome (2016). Así las cosas, la legendaria banda británica lleva siete décadas consecutivas en las que editó al menos un disco.

Es una obra atravesada casi en su totalidad por el rock (en sus diferentes facetas y fusiones) y que concluye con un blues de pura cepa. Contiene seis canciones que podrían clasificarse como lentas y otras seis que proporcionan fuerza y vigor al álbum. Producido por Andrew Watt, un artista casi 50 años más joven que los integrantes de la banda, el disco despliega una alta gama de recursos técnicos y musicales vinculados sobre todo a la mezcla final que lo emparentan con los tiempos que corren. Sin embargo, esta característica no lo despoja del ADN representativo de los Rolling Stones. Una secuencia identitaria que fue mutando a lo largo del tiempo a causa del espíritu inquieto, creativo y flexible de Mick Jagger, la cabeza del sistema.

Hackney Diamonds

Pero antes de adentrarse en el análisis del disco, es importante remarcar que mientras el mundo estaba a la espera del lanzamiento en plataformas de Hackney Diamonds, el jueves por la noche los Rolling Stones se presentaron en el Racket NYC, en Nueva York. Fue un concierto para un puñado de personas y cantaron solo siete canciones. Cuatro de estos temas, fueron “Angry”, “Whole Wide World”, “Bite of My Head Off” y “Sweet Sounds of Heaven”, con la presencia de Lady Gaga.

“Get Close”:

Es la segunda canción del álbum. Acreditada a la dupla Jagger-Richards, Andrew Watt se suma a los créditos compositivos. Es un blues rock que arranca con la batería de Steve Jordan y al que se van ensamblando, primero, el resto de los instrumentos y, luego, el lamento vocal de Jagger para la interpretación. Es una de las canciones que cuenta con la participación de Elton John en piano y en la que se destaca el solo de saxo de James King.

“Depending On You”:

Junto con las primeras dos canciones, “Depending On You” también fue compuesta por los Glimmer Twins y por Watt. Es una cálida balada country con una bella fusión de guitarras en las que vale destacar el despliegue del slide de Ronnie Wood. 

“Bite My Head Off”:

Es una especie de punk rock que vuelve a inyectar adrenalina al disco luego de la calma de los dos temas anteriores. Una canción que de ninguna manera puede pasar desapercibida. Primero por lo estridente de su inicio y por su sostenida velocidad. Luego, porque es un género al que los Stones le han dedicado muy poco recorrido en su amplio repertorio. Pero principalmente por la presencia de Paul McCartney, quien aporta la base de la canción y un sólo de bajo con distorsión muy característico del eterno beatle.

“Whole Wide World”:  

En la misma línea de “Bite My Head Off” en cuanto a la potencia, este hard rock destaca el trabajo de las guitarras, tanto en el riff como en los solos. Tiene algunas reminiscencias a la etapa pop ochentosa de los Stones.

“Dreamy Skies”:

Una clásica balada country en la que se percibe claramente la segunda voz de Richards acompañando a un Jagger que empieza casi susurrando y va ganando intensidad y fuerza vocal a medida que avanza la canción. Una vez más se luce el slide de Ronnie y aparece la ejecución de la armónica de Jagger. Una melodía que constituye un claro quiebre de dirección en cuanto al sonido de los tres temas anteriores.  

“Mess It Up”:

Un pop rock bailable y pegadizo con una base de bajo bien marcada ejecutada por Andrew Watt, que sigue el pulso y se amolda perfectamente a lo que propone la batería de Charlie Watts. Una canción que reúne a la formación Stone clásica de los últimos 30 años.

“Live By The Sword”:

Desde la edición de Steel Wheels (1989) que no aparecía la estructura clásica de los Rolling Stones en un disco de estudio de la banda. Es que en este potente rock participan Charlie Watts y Bill Wyman, quién mandó la pista con la base de bajo para la mezcla del tema. El piano también es obra de Elton John.

“Driving Me Too Hard”:

Con un inicio que evoca al clásico riff de “Tumbling Dice”, este tema, al igual que “Dreamy Skies”, presenta a Richards secundando a Jagger en el acompañamiento vocal y regala el momento de la típica balada rock infaltable en un álbum de los Rolling Stones. Una bella melodía que abre las puertas a un cierre de álbum parsimonioso.

“Tell Me Straight”:

Es la canción de Richards que no puede faltar en un long play de los Rolling Stones. Una interpretación vocal bien típica, aunque distorsionada tecnológicamente, del guitarrista que además ejecutó el bajo. Una balada en la que se invierten los roles, ya que el acompañamiento vocal en segundo plano, en este caso, es de Mick Jagger. Lamento y melancolía, como suelen ser los lentos de Keith.

“Rolling Stone Blues”:

Un clásico y crudo blues con el que una vez más los Stones decidieron homenajear a los hombres que forjaron sus gustos musicales y les marcaron el camino. En esta oportunidad, este tema es un abrazo sentido a Muddy Watters, quien a través de este blues inspiró a Brian Jones para ponerle nombre a la banda. Parece una suerte de zapada entre los tres sobrevivientes. Dos guitarras (la acústica de Keith y la eléctrica de Ronnie que se complementan de maravilla), la armónica de Mick y una interpretación vocal desgarradora y seductora que deja con ganas de más.