Hasta ayer, el último gran encuentro entre el público argentino y Keith Richards había sido el 13 de febrero de 2016. En aquella oportunidad, los Rolling Stones brindaban el último de sus tres conciertos en el Estadio Único de La Plata, en el marco del Olé Tour que los trajo por última vez (por ahora) a estos confines. Sin embargo, tres días antes, el 10 de febrero, en el mismo escenario, Mick Jagger presentó a la banda y la ovación estalló cuando el frontman nombró a su compañero de vida. Fueron tres interminables minutos en los que el “Olé, Olé, Olé, Olé, Richards, Richards” terminó y volvió a empezar una y otra vez hasta que el hombre se colgó la guitarra y empezó a tocar «Slipping Away».

Visiblemente emocionado (hasta Ronnie Wood se acercó a acariciarle la espalda para darle ánimo), se mantuvo quieto, observando a la marea de gente que coreaba su nombre mientras saltaba, miró al piso con un gesto de timidez, meneó la cabeza y se secó las lágrimas. “Muchas gracias, eh”, deslizó con un tono de genuino agradecimiento. Después de diez años (la última visita de los Stones a la Argentina, hasta entonces, había sido en 2006) el amor seguía intacto.

Este romance empezó el 7 de noviembre de 1992. Ese día, miles de personas colmaron el Estadio José Amalfitani para recibir al mítico guitarrista, compositor y ocasionalmente cantante que llegó al país para presentar su segundo álbum solista, Main Offender. Con 30 años en el lomo como un Rolling Stones, Richards venía a la Argentina a saciar la sed de rock de toda una generación. “Creo que Buenos Aires va a ser impactante”, vaticinó el británico una semana antes de ese concierto en una entrevista exclusiva para un diario local.

“Mire, mire qué locura / mire, mire qué emoción / esta noche toca Richards / y el año que viene tocan los Stones”, entonaba la multitud. Y el canto retumbó en todo el Oeste de la Capital Federal, atravesando los límites de la General Paz. No fue al año siguiente, pero los Rolling Stones visitaron Argentina en 1995. Existe la teoría de que fue el propio Richards el que convenció a Jagger para que la banda trajera su flamante Voodoo Lounge al Estadio Monumental. Según esta postura, Keith quedó tan deslumbrado ante tamaña muestra de cariño que le habría dicho a Mick que no podía perderse semejante mimo.

Las visitas se repitieron en 1998, 2006 y 2016. Pero la relación entre Richards y sus fans locales no es sólo un amor de verano. Tampoco ocurre sólo en estas tierras. Las demostraciones de afecto van y vuelven por las redes sociales y también se materializan cuando el público argentino se hace presente en estadios de todo el mundo. De activa interacción con sus seguidores en Instagram, en la Argentina se celebra como un gol en una final cada vez que Richards reacciona a un comentario de un argentino. Estos contactos a la distancia sirven como tranquilizantes para la ansiedad Stone. Es que el público argentino empieza a desear una nueva llegada de la banda en el mismo momento en que sus integrantes dejan el país para embarcarse en el próximo destino de la gira de turno. Y en ese sentido, Richards ha mandado más de una dosis. Una fue el 9 de noviembre de 2017. Ese día el guitarrista compartió en Twitter una foto con su banda, tomada en la Argentina en 1992, más precisamente en la terraza del Hotel Sheraton donde se hospedó. “Keith and the X – Pensive Winos performed in Buenos Aires 25 years ago this week. He was the first Rolling Stone to perform in Argentina… a very special moment in his heart!”, decía la efeméride. (Keith y los X – Pensive Winos se presentaron en Buenos Aires hace 25 años esta semana. Fue el primer Rolling Stone en actuar en Argentina … ¡un momento muy especial en su corazón!).

Otro guiño que avivó la llama fue una nueva referencia a la Argentina en sus redes sociales. Apostado contra las vallas, un fan que viajó hasta New Jersey para el show que los Stones dieron el 1° de agosto de 2019, posó con una bandera celeste y blanca y una frase que define la locura: “Argentina… the most ‘Stone’ country in the world” (Argentina… el país más Stone del mundo). La imagen fue compartida por el guitarrista junto a la frase: “Saw you guys!” (“Los vi, chicos!”). Son pequeños-grandes gestos que mantienen latente la expectativa de que un nuevo encuentro pueda concretarse pronto.

Ayer, el amor que no conoce de barreras entre los fans y Keith Richards dio otra demostración, y a una semana de dispuesto el final de la cuarentena obligatoria, cientos de personas (ajustadas a los protocolos sanitarios), tuvieron cita en el Autocine Mandarine Park, en Punta Carrasco, para disfrutar de la avant premiere del relanzamiento a nivel mundial del show que Richards y los Winos dieron el 15 de diciembre de 1988 en el Hollywood Palladium de Los Ángeles. Un evento realizado exclusivamente en la Argentina, que propicia la reedición del material en multiformatos, y que contó, para variar, con un nuevo mimo que hizo delirar a los presentes: cuando todas las luces estaban apagadas, se encendió la pantalla y ahí estaba él, sentado en el sillón de su casa en Connecticut, Estados Unidos. Gafas oscuras, sombrero al tono y un conjunto blanco y negro de campera y pantalón que para cualquier otro mortal sería de entre casa pero que a Richards le sienta a la perfección hasta para subirse a un escenario. “Hola Argentina. Hola Buenos Aires. Bienvenidos al show. Espero que lo disfruten”, fueron las palabras grabadas del hombre de la noche. Y otra vez, desde los autos, con distancia social, con barbijos y con alcohol en gel, el “Olé, olé, olé, olé, Richards, Richards” volvió a sonar en la Argentina.

La proyección fue la que todos los fans conocen desde hace 30 años: el mítico show que salió editado en 1991, tres años después de su realización. Mañana a las 17 horas en Argentina, desde el canal oficial de YouTube del guitarrista, se proyectará vía streaming el mismo show para el resto del mundo.

En 2016, luego de la gira por este continente, se editó el DVD Olé, Olé, Olé: A trip across Latin America. Dividido en segmentos por países, el lugar que ocupó Argentina fue significativamente más largo que todos los demás. Y allí, las palabras de Keith Richards reafirman el amor mutuo: «Si estoy en Argentina, estoy en mi hogar. Mi hogar temporario. Por algún motivo, siempre nos apoyaron mucho. Después de 50 años me acostumbré a los públicos y fans enloquecidos. Pero después de la cuarta o quinta visita, uno espera que se les pase. No sé cómo, pero los argentinos nos han hecho parte de su propia trama. Ya somos parte de ella. Es algo que me honra».