En estos tiempos grises, toda alegría es bienvenida. Y en medio de desarrollos de Inteligencia Artificial que nos muestran escenarios idealizados –como escuchar una canción de Charly de los 2000 con su voz del ’83, o Cerati cantando un tema de Fito–, cuando sale algún incunable en el mundo de internet la alegría es doble. El flamante hallazgo es el rescate audiovisual de un show histórico para el rock nacional de antaño: el recital que dieron Charly García y Nito Mestre en Uruguay en 1981. La primera juntada desde hacía más de 4 años, y que no se volvería a repetir de manera formal hasta casi dos décadas más tarde.

Hasta ahora solo se conocía el (muy buen) audio de ese concierto. La novedad ahora es que ese sonido tiene su correspondiente imagen con una calidad nada despreciable, teniendo en cuenta las carencias técnicas de una época en la que el rock no era algo masivo.

Música del Alma: la última vez que se habían juntado Nito y Charly en vivo.

Quien subió a Youtube este testimonio audiovisual que viene a sumar una perla al ecosistema charlyano es RarezasSNM, que exhibe en su canal una variedad enorme de material relacionado al músico de bigote bicolor. Alan, el usuario titular del canal, relata que el hallazgo se logró gracias a amigo de Uruguay que le pasó las imágenes. Él luego las sincronizó meticulosamente con el audio de gran manera, solo aminorado en Eiti Leda, donde el audio original no estaba en HQ.

«Este video era uno de los sueños más grandes de mi vida, soy muy fan de Sui Generis. Sabía que existían las imágenes pero que eran casi imposible encontrarlas, pero por fin con mucho sacrificio lo pude conseguir. No solo mío, sino con el sacrificio del aliado N° 1 de Uruguay, José Germán Borda«, expresa el titular de RarezasSNM tras la primera canción. Luego habla el matrimonio de Pablo y Gabriela (la hija del que filmó en 1981, que cuenta: «no me cantaban canciones de cuna cuando nací, me ponían los Beatles»), luego el propio Borda, y después sigue el video del recital.

La magia eterna de Charly.

Shockeados

En su libro “Esta noche toca Charly” (Ed. Gourmet Musical), Roque Di Pietro cuenta cómo fue la historia de ese evento. Radiomundo, emisora montevideana, quería festejar su aniversario. Entonces, su propietario (Pablo Lecueder, creador de La Noche de la Nostalgia) “puso lo necesario para tener a Charly y Nito en un mismo escenario”.

Una juntada que tiempo atrás había rechazado Charly hacer en la Argentina, tras un pedido de Daniel Grinbank que representaba a ambos. “Cuando le dije que no, él aceptó. Lo llamé a las tres de la mañana y le dije ‘loco, a lo de Sui Generis, no, porque me siento mal y no puedo dormir’. Bueno, OK, chau, no hay más que hablar. Al día siguiente canceló todo”, le dijo el entonces líder de Serú Girán en un reportaje a Gloria Guerrero.

Pero en Uruguay la historia fue diferente. Charly aceptó, y se juntaron. Aunque la movida fue más amplia. A través del productor Pity Yñurrigarro, en arreglo con Grinbank, dispusieron que la jornada se dividiera en tres: primero tocaría Nito, después ambos en un lapso breve, y por último Serú, que ya en ese momento era la banda más convocante de la región. El show ocurrió el 8 de diciembre de 1981, en el estadio Luis Franzini, de Defensor Sporting, en pleno Parque Rodó. Lo presenciaron más de 15 mil personas.

La grabación sonora que existía arrancaba en el último tema del set de Nito, que fue Toma dos blues, del primer disco de Sui (Vida). Pero el video en realidad comienza ya con Charly en el escenario que dice: “es alucinante lo que está pasando, a-lu-ci-nan-te”, en relación a la cantidad de público.

Comienza a tocar Confesiones de Invierno con su guitarra Ovation, que estará desafinada en la mayoría de la primera parte del show de ambos. Charly está algo nervioso, quizás aún acomplejado en esa contradicción de querer recrear ese primer grupo genuino que lo hizo feliz pero que hablaba de una época que ya no era tal, ni él era aquel. Un año después, le declarará a Claudio Kleiman: “subí (a tocar) totalmente borracho y paranoico. Nito estuvo bien, pero yo fui un desastre. Salí a cantar Confesiones de Invierno  y a la tercera palabra me olvidé la letra. Por suerte la gente estaba tan shockeada por lo que estaba pasando (…)que supo tender un mando de piedad”.

Nito, siempre inconfundible.

Mitológico

A pesar del nerviosismo inicial y la lucha contra la guitarra desafinada, Charly empezó a meterse más en clima, y Nito efectivamente estuvo a la altura y se lo notaba animado, a veces llevando él la iniciativa con histrionismo y gestos, como en Natalio Ruiz y su “hacer el amor cada muerte de obispo”.

Después hacen Mariel y el Capitán, que presenta Charly como “una historia de edificios y comidas”. Cuenta Di Pietro que esa referencia es a More Songs About Buildings and Food, el segundo LP de Talking Heads, de 1978: “Una explícita muestra, aunque sea desde el discurso, a la renovación de las influencias que estaba experimentando Charly; algo que se hará evidente ya en su música durante el próximo año”.

Charly y Nito.

Quizás porqué vuelve a encontrar a Charly en guitarra, ya con más feeling. Y en El tuerto y los ciegos aparece una de las gemas de la grabación. “Vamos a cantar un tema mitológico ahora, habla de los dioses de Atenas y Grecia y la Troya antigua, donde Agamenón fue rey”, lo presenta.

Pasa Canción para mi muerte con un Charly un tanto sarcástico en el “tiri, ti, ri ri ri riri”. Ya no eran los estribillos de los ’80. De hecho, tres años después hará otra versión de este primer hit en su carrera, para Piano Bar (finalmente no salió en el LP original de 1984 y apareció en la reedición en CD), sin ese cantito y con un groove y pesadez dignas de esta década. A las pompas de jabón las habían atravesado una dictadura y la cocaína.

El que atrasa los relojes

Sigue Cuando ya me empiece a quedar solo. Otro punto alto. Introduce Nito: “un tema de los que nos pasa a todos nosotros o nos va a pasar”. Continúa Mr. Jones y Bienvenidos al tren. Luego Fabricante de Mentiras, que era casi inédito para esa época y donde Nito le pifia sobre el final la letra.

El set de ellos dos solos cierra con Para quien canto yo entonces, de lo más emotivo y trascendente. Con sus versos que nunca pasan de moda: “Yo canto para esa gente/Porque también soy uno de ellos/Ellos escriben las cosas/Y yo les pongo melodía y verso./Si cuando gritan/Vienen los otros y entonces callan/Si solo puedo/Ser mas honesto que mi guitarra./Y yo canto para usted/El que atrasa los relojes/El que ya jamás podrá cambiar/Y no se dio cuenta nunca que su casa se derrumba”.

Charly con Serú Girán.

Lo último será ya con Serú arriba del escenario, sumando a Nito en la voz. Harán Eiti Leda y Rasguña las Piedras. La segunda tiene toda la épica que acompañó por siempre a la canción. La primera, es cierto, carece de buen sonido.

Pero tiene algo de enorme valor: es de los mejores registros visuales de la banda tocando el que seguramente esté en cualquier top ten de la historia del rock nacional. Pero más que la banda entera, alguien en particular, varias veces enfocado en primero plano: Pedro Aznar y su virtuosismo. Ver en detalle cómo toca el solo de bajo (imposible para cualquier normal) ya vale reproducir el video, aunque el sonido de esa canción sea de baja calidad.

«Se oye bien porque lo sincronicé con el audio de consola obsesivamente. En el caso de Eiti Leda no está disponible el audio HQ», justificó el titular de RarezasSNM.

Di Pietro cuenta: “suele decirse que este mismo diseño de show (Serú, Nito y Sui Géneris) se replicó durante dos noches en Chile; pero aquello, Pinochet mediante, nunca ocurrió”.

El recital fue un paréntesis y luego la vida de Charly y Nito seguirá por los mismos caminos diferentes por los que ya venía. Serú seguiría presentando Peperina, su último disco de estudio. Al año siguiente Charly presentaría Yendo de la Cama al Living, inaugurando oficialmente el inicio de una nueva etapa del rock nacional, ya alejado del rock progresivo, sinfónico, folk. Vendría la Guerra de Malvinas. Lo colectivo daría paso a letras introspectivas. Al “yo”. Aunque siempre recordaremos con añoranza ese tiempo que fue hermoso y (hoy que tan mal y para tanto mal se usa la palabra) fuimos libres de verdad. A fin de ese 1981, la revista Pelo pondría a Serú ganando casi todos los rubros. Menos mejor disco: lo ganó Raúl Porchetto, con Televisión.