El domingo pasado se expresó en las urnas que el candidato más votado fue Javier Milei. Si bien apareció como una sorpresa, cabe preguntarse si efectivamente antes de las PASO esto no se estaba anticipando y por qué, en todo caso, muchas personas y sobre todo la dirigencia política no quiso verlo.

Hay muchos factores económicos que explican el hartazgo de una gran porción de la población hacia la dirigencia política: una inflación que en agosto llegará a los dos dígitos, la pobreza que rondará el 40% en el primer semestre del año, los salarios que vienen cayendo hace más de 6 años, un gran porcentaje de trabajadores y trabajadoras en la informalidad, la devaluación constante del peso argentino, la profundización de la crisis en la que veníamos con la pandemia. Es decir, problemas concretos que los distintos oficialismos no pudieron resolver ni mejorar.

Desde Ecofeminita, venimos señalando que todos estos problemas no pueden entenderse ni solucionarse sin tener en cuenta las desigualdades estructurales que existen en nuestro país. La desigualdad de género se puede medir y tiene su expresión más concreta en la feminización de la pobreza: casi el 70% de las personas con menores ingresos son mujeres. A su vez, la cara más cruda de la desigualdad se evidencia en que cada 29 horas una mujer es asesinada, y que la violencia no ha podido ser frenada ni disminuida como lo exigimos hace más de 8 años.

Lejos del empezar desde abajo para llegar a todos, quedamos con una dirigencia política con un discurso feminista que no pudo sostenerse en conquistas materiales o en pensar un desarrollo económico que apueste a los sectores de cuidados y genere trabajo de calidad para grandes porciones de trabajadoras. Por el contrario, este gobierno termina su mandato ajustando fuertemente el gasto social, sin tratar el sistema integral de cuidados ni poder plantear una reforma fiscal progresiva y tomando políticas económicas propias del ajuste ortodoxo que transfiere ingresos de los sectores mayoritarios a los más concentrados.

La política debe tener como horizonte la transformación social y el candidato que concentró más votos plantea una transformación, pero que es profundamente regresiva ya que involucra una transferencia de recursos hacia los sectores dolarizados y minoritarios de nuestro país. La verdadera casta económica. Nuestro planteo, el de los feminismos, es que hay otra salida. Hay una transformación social de mejora de la vida de las mayorías, donde la reforma fiscal progresiva es fundamental, así como mejorar el acceso y la calidad de los empleos de cuidados y garantizar ingresos a la población. ¿Es utópico? No. Requiere de voluntad política de avanzar en que contribuyan más quienes más tienen y dejen de presionar impositivamente a las grandes mayorías. Es por esto que hablar en estos tiempos de agenda feminista no es un capricho ni un “problema progre”. Justamente ante la crisis, es necesario que los feminismos estemos presentes en las discusiones y las maneras de salir a buscar soluciones a estos problemas concretos. Las formas tradicionales han fracasado y es tiempo de pensar nuevas estrategias.

A construir agenda de género

Desde EcoFeminita creamos Feminindex para conocer las posiciones de les candidates sobre la agenda feminista para que les votantes puedan elegir con información completa. Allí les preguntamos sobre su postura sobre medidas vinculadas a la economía feminista, violencia machista, derechos sexuales reproductivos, derechos LBTTIQ+, entre otros, que entendemos son esenciales para poder avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria.

Es así que preguntamos sobre su postura hacía una ley de salarios para las trabajadoras y trabajadores de comedores comunitarios, que son quienes hacen el trabajo de cuidado en los barrios para contener los avances de la crisis. Y sobre sus posturas respecto a la implementación de un sistema federal e integral de cuidados que formalice a las trabajadoras del hogar y que permita el acceso a los cuidados sin que dependa del nivel de ingresos de cada núcleo familiar.

En otro orden, también les consultamos sobre si estarían a favor de declarar una Emergencia nacional por los transfemicidios, transhomicidios y travesticidios, la inclusión de relevamiento de datos que contemple las diferentes identidades, y de la reparación histórica para personas travesti-trans para mejorar la situación material y visibilidad de la comunidad LGBTTTIQ+.

Sin embargo, la información que fue posible recopilar fue casi nula dada la poca respuesta de les candidates. Fue la primera vez, desde 2017 cuando lo lanzamos por primera vez, que tuvimos tan pocas respuestas. Esto demuestra que la mayoría de les candidates, no solo han borrado estas demandas feministas del debate electoral, sino que no tienen un plan político claro para el cambio estructural que se necesita para mejorar las condiciones de la sociedad. Sospechosamente, desde los principales medios, no se pregunta sobre medidas vinculadas a estas temáticas, salvo a Milei, cuyo proyecto amenaza con cambiar el estancamiento en materia de derechos por un directo retroceso de los mismos. 

A su vez, algunas lecturas políticas quieren instalar que es “culpa de los feminismos que se pasaron con sus demandas” que hoy tengamos que elegir entre derechas. Es muy difícil pensar que vamos a llegar a plantear soluciones concretas si no miramos el verdadero origen del problema: que el costo lo paguemos siempre los y las mismas, no distribuir y que el salario no alcance son probablemente las razones principales por la cuales estamos, como sociedad, hartos y cansados. Que peleemos por ese desarrollo y distribución teniendo en cuenta las desigualdades de género no es un mero capricho: es entender que no podemos alcanzar la igualdad y sociedades más justas sin feminismos.

La nota es parte de la alianza entre Tiempo y Ecofeminita, una organización aliada que trabaja para visibilizar la desigualdad de género a través de la elaboración de contenidos claros y de calidad.