Se juntan como si fuera ante los tallarines de la mesa del domingo, en familia. Se miran con admiración mutua. Discuten con amabilidad, coinciden con afecto. Los códigos de la charla incluyen el humor cordobés y, por supuesto, el fútbol. Uno parece más reflexivo, más sereno, más cerebral. Al otro le sale la pasión y la verborragia por los poros. El menor es sociólogo, puesto a productor y periodista. Su hermano hace tres décadas ejerce la abogacía, a la vez que arrancó en la radio con Víctor Hugo y no paró. Ante el micrófono, se sienten como en su casa. El destino y los devenires de los empresarios radiales los pusieron en la rara situación de salir por distintas emisoras en el mismo horario. Detrás de lo que Vemos (por la 750) versus Secreto de Sumario (en Del Plata). Por eso, el estudio de radio América sirve de rincón neutral para la foto. Claudio y Darío Villaruel, frente a frente.

-Armaste la programación de Del Plata, después te fuiste y ahora salen en el mismo horario.
Claudio: -Es una pena, pero es el único horario que me dieron en la 750… (risas). Incluso, yo aviso en mi programa: escúchenlo a él.
Darío: -Son programas distintos. No es competencia. En todo caso sumamos el número de lo que es un sector nacional y popular que quiere escuchar las cosas como son. Un discurso distinto que rompe la hegemonía mediática. Entre los dos tenemos 25 puntos de rating, todo un éxito…

-El padre de ustedes habría cumplido 60 años desde su debut en Radio Splendid de Córdoba.
Claudio: -Era un referente en lo profesional, lo humano, lo espiritual. Un tipo de una generosidad y una solidaridad emocionante. Había cuatro canales y él tenía 50 puntos de rating. Después de El Zorro, venía Telenoche. Era uno de los periodistas más importantes del país y cuando falleció tuvimos que ir a pagar el alquiler y la tarjeta… Nos inculcó desde chicos a decir las cosas sin ningún interés y tener coherencia con las convicciones. Va más allá del periodismo. Yo hice producción y estudié sociología. Me llamaron para armar una radio, quedaba un espacio libre y con Bernarda (Llorente), lo tomamos. Encontré un lugar de expresión extraordinario. No la dejaría nunca más.
Darío: -El viejo era un animal político que llevaba el periodismo en la sangre. Observador, comunicador. Nos transmitió la responsabilidad con que hay que tomarse todo. De chiquitos, nos llevaba a los estudios del 13. Ahí aprendimos muchísimo. Él decía que esto no es una profesión sino un oficio y que ninguna facultad te da sino bases. Que se aprende día a día con la realidad y que hay que comprometerse con ella.
Claudio: -Néstor Ibarra era muy amigo suyo. Cuando murió (1997) hicimos un programa con los amigos. Estaban (Antonio) Cafiero y (Ricardo) Alfonsín. Hoy no se podría dar, por la famosa grieta.

-¿Cómo ven la radio de hoy?
Claudio: -Los medios están muy raros. No sólo en Argentina. La concentración es a nivel mundial. Son cinco o seis tipos que manejan los contenidos de todo el mundo. Si se juntasen un día, viviríamos en un gran Big Brother. Pero lo que pasó con la radio es muy interesante. Se decía que se iba a terminar, pero creció bastante la audiencia. También la AM, a la que siempre se la tuvo como una radio vieja, de gente adulta. Se está acercando mucha gente joven: tiene que ver el proceso de estos últimos 12 años. Con el gobierno anterior, los jóvenes aparecieron en la política. Del «Que se vayan todos» a la inclusión que dieron Néstor y Cristina. Y en la AM está la discusión política.
Darío: -Allí la gente puede expresarse. Hay ida y vuelta.
Claudio: -Pero como en los canales, el negocio es para una o dos. Las demás van atrás. La revitalización de la AM se dio con la discusión política. Mirá Del Plata: con el kirchnerismo era sexta; cambió el gobierno y la gente migró. Gracias a (Hernán) Lombardi que en cinco meses puso última a Radio Nacional. Los medios influyen tanto en la gente: están todo el día pá, pá, pá… Cuando armamos la programación con Bernarda, había mucha crispación. Y nos dijimos que cualquiera que ganara, Scioli o Macri, Del Plata, con una programación más pogre, se iba a posicionar mejor. Con La 750, pasó lo mismo, Víctor Hugo se llevó toda la gente de Continental, que pasó a estar sexta. No se dieron cuenta de que él palanquea toda la programación, más allá de la ideología. Hoy en día, en general, los medios están manejados por gente que no está preparada. Los audiovisuales también.

-Vos y nosotros somos víctimas de Sergio Szpolski. Antes a los medios los manejanan periodistas o, al menos, gente idónea…
Claudio: -No hay ese oficio, ese sacerdocio, que era programar artísticamente algo. Hay mucha gente con escasa experiencia y los grandes talentos se fueron de los lugares de conducción. Ahora están en Netflix, Youtube, Google.
Darío: -La radio no es un negocio. Si partís de esa base, estás mal. Sí lo es con una estructura como el grupo Clarín. Si querés ganar plata, la radio es como los clubes de fútbol: deficitaria, aunque salgas campeón.
Claudio: -Siempre vamos al revés del mundo. En todas las compañías de medios, productores y de contenidos del mundo, buscan CEO que vengan del área de la creatividad o la música. Acá los que manejan los canales son financieros. Como (Juan José) Aranguren, se manejan por una planilla Excell… Eso erosiona mucho el contenido, la marca de un canal o de una radio, que es lo que marca tendencia. Se acabó el concepto de arriesgar y es el negocio rápido, monetizar rápidamente.
Darío: -Incluso, antes era riguroso hacer control de aire… Ahora hay un bache y nadie dice nada. En la vieja Continental había un tipo, Freire Ojeda, que no se perdía una. Está tan bastardeado esto, que apenas aspiramos a cobrar el sueldo…. Y a lo que deberíamos aspirar es a hacer un espectáculo radial y a honrar la radio.

-Darío, siempre hablás de Víctor Hugo como un referente de radio. ¿Y vos, Claudio?
Claudio: -De mi viejo. A Víctor Hugo lo quiero y admiro lo generoso que fue con todos: ahora se ve muy poco… A mí me gusta más el humor. Me gusta animar: tiro pies a la mesa y me rodeo de gente mucho más inteligente que yo. Una ídola es Bernarda. Cómo piensa, cómo comunica. La claridad conceptual. A veces me quedo mirándola al aire… Trabajamos juntos hace 15 años. Lo que hicimos en Telefe, lo hicimos juntos.

-¿Marcelo Tinelli?
Claudio: -Es un referente. Me dio una mano bárbara. Me divertí mucho. Pura improvisación, como en un teatro. El humor es lo que más me mueve.
Darío: -Somos cordobeses. A veces, cuando doy charlas de temas judiciales, y me dicen por qué no hago un stand-up. Pero son cosas que se me ocurren en el momento. Nuestro viejo era gran contador de chistes. Estaba por salir al aire y los contaba. De repente: ‘Buenas noches, Argentina'».

-Sin la Ley de Medios que generó el kirchnerismo, ¿ahora hacia donde van los medios?
Claudio: -Ya no son la radio o la tele. La tele es sólo una aplicación del smart-tv. Está Netflix, la TV abierta, Ubi TV, Youtube… No es lo que era antes. Ya no importan por dónde salgan los contenidos. Lo que importó siempre es lo que producís, lo que generás. Lo que la tele no se dio cuenta es de que el «prime-time», pasó a ser «my-time», «mi-tiempo». La ves cuando querés. Se está perdiendo una gran posibilidad: se la pauperiza con contenidos banales, con poco valor agregado. Argentina, que antes era muy respetada por su creatividad, ya no existe en el concierto mundial. Hay un mercado muy chico y la tele no retiene el dinero que se va a otras plataformas. Hacen más barato y ganan más. Cuatro tipos peleándose… De hecho la televisión bajó el 30% de rating en diez años. Hoy cualquiera hace un éxito con 12 puntos. Nosotros, con 12, levantábamos el programa. Hoy acá la novedad es ver quién compra primero la lata coreana o la turca. En este gobierno, el Estado se abrió. Nosotros pudimos hacer algo por el apoyo del INCAA, y con presupuesto chico generabas cosas nuevas, aunque después la tele abierta te lo pasara a las 2 de la mañana…
Darío: -El público de la radio es más fiel. Te escucha desde la mañana hasta la noche (como en Del Plata, con Alejandro Dolina: es insólito que lo hayan dejado ir…). La gente no busca tanto efecto especial. Busca escuchar del tipo que ellos conocen, cómo se para ante éste o aquél tema.

-Decías que integran el mismo espectro ideológico.
Claudio: -Ellos te hacen quedar como opositor. No me siento un militante kirchnerista. Pero defiendo al gobierno que más les ha dado a los pobres desde la democracia.

-¿Ser referentes de un sector, los carga de responsabilidad?
Darío: -Sí. Me costaría tomar la decisión de irme a otra radio, si tuviera ofertas. Por la gente. Más que un programa de radio, es una cuestión de vida. Les cuento a los oyentes de los problemas que tenemos en la radio, que no cobramos, y eso… Como si fuera mi familia. Cuando me trajo éramos un 1,5 de rating. Ahora somos 19 y pico. Algo pasó.
Claudio: -El rating te lo da la calle. Aunque, en la exposición, un día de tele valga lo mismo que una hora de radio. También lo que en la tele perdura tres meses, en la radio dura un año. Lo que más me sorprende es cuando se va sumando gente porque piensa parecido a vos. La gente está muy influenciada por los medios. No creo que el laburante, el obrero, que se quedó sin laburo y votó a Macri, haya sido porque estaba convencido de que iba a hacer un cambio. Y lo que hizo el gobierno anterior en los últimos dos años ayudó… Bueno, muchos nos equivocamos. Yo voté a la Alianza, voté al Chacho (Álvarez) y el Chacho me renunció…
Darío: -La gente piensa lo de la mano dura porque los medios lo instalan. Un ejemplo: si Tinelli, la Legrand o Susana, en lugar de decir «los que matan tienen que morir» dijeran «habría que estudiar socialmente por qué alguien delinque, habría que trabajar en inclusión, evitar la marginación», tendríamos otro país. Los medios instalaron que el muerto es un delincuente y ¡nunca declaró, murió inocente…! Y desde que apareció el carnicero, la cana se siente con libertad para matar. Es lo que reclama la sociedad. Por qué lo va a hacer el carnicero, lo mato yo… Además, los delincuentes también miran tele, y cuando salen a robar salen más violentos, por culpa del comunicador. «

Un 4 con proyección y el que se lesionó por Maradona

Claudio: -En Córdoba éramos Piratas, vivíamos a tres cuadras de la cancha de Belgrano. Acá, yo soy de River… Y él también, je je…
Darío: -Me hice de Chacarita por amor, conocí a mi mujer, conocí la historia de su papá, mi cuñado me llevó a la cancha. Y cuando vi un Chacarita con Argentinos, Chaca perdía 4-0 y la hinchada gritaba como si fuera campeona del mundo. Dije: quiero ser de éstos… Como jugador era un (Juan Carlos) Marenda, un 4 con proyección… Jugué dos partidos en la 3ª de Excursionistas: para mí es como la Selección.
Claudio: -Él era un fenómeno. Siempre íbamos a probarnos juntos, pero quedaba él… Mi recuerdo es que me lesioné por Maradona… Nunca se enteró Diego. Hacía mucho que no jugaba y me invitaron a la casa de Mancuso a jugar. Entonces fui al arco en un equipo con Los Nocheros. Hacía frío, no había calentado por la emoción de que estuviera Diego. Y se viene él con la pelota, hace una jugadita, yo me digo ‘no me lo va a hacer’. Me tiré con el brazo cambiado. La saqué y no me di cuenta. Después, en el asado no podía levantar la botella. Diego me dijo: ‘Me parece que te rompiste’. Lo negué. Un papelón… Pero me había roto el troquiter