Si hubiese un encuentro inter galáctico donde se reunieran las más brillantes historias de vida de las y los representantes de cada planeta de cada vía Láctea, la de Fidel Alejandro Castro Ruz estaría entre las mejores que podríamos enviar como terrícolas.

Hablar, escribir o pensar sobre él sin emocionarse es una tarea harto difícil.

Su vida está plagada de momentos cúlmines donde el revolucionario supo sortearlas siempre con hidalguía, con una conducta ejemplar, nunca renunciando a la ética, siendo consecuente con sus ideas y principios sin importar quién fuera el interlocutor, teniendo claro que los fines no justifican los medios.

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(Foto: AFP)

Pero todo lo anterior no termina de explicar la personalidad de un hombre de fuertes convicciones y  luces largas.

Hay algunas aristas de su trayectoria que lo distinguen como realizador de sueños.

Una de ellas es la confianza en los pueblos y en las causas que éstos encarnan.

Su vida nos muestra momentos donde sus acciones superaban el sentido común más audaz.

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(Foto: AFP)

Cuando la relación de fuerzas indicaba que rebelarse contra la dictadura más sangrienta de la región, que contaba con un ejército de 10 mil hombres, era una locura, él condujo a los 153 compañeros que desde la Granja Siboney intentó tomar el cuartel Moncada en la madrugada del 26 de Julio de 1953 en Santiago de Cuba.

Cuando parecía que era inevitable su fusilamiento él quiso ser su propio abogado defensor y pronunció el inolvidable documento  “La historia me absolverá” que dejó atónito al jurado.

Cuando uno de los 82 expedicionarios del Gramma cae al agua en medio de una tormenta en el golfo de México y de noche, él dice: “De acá no nos vamos hasta que lo encontremos”. Se demoran tres horas en esas condiciones hasta que lo rescatan y siguen viaje.

Cuando al Gramma se le agota el combustible desembarcan en la playa de las Coloradas, a los tres días en Alegría de Pió son masacrados y detenidos 69 de los 82 patriotas. Los 13 restantes, ayudados por campesinos, se dispersan e internan en la Sierra Maestra y al cabo de 30 días, junto a otros tres compañeros, se encuentra con el grupo de Raúl y verifican el parque existente, que no pasaba de cinco pistolas y un par de fusiles, entonces exclama: “Ahora si ganamos la guerra”.

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(Foto: AFP)

Ya en la Sierra Maestra, después de soportar durísima ofensiva, por tierra y aire en los meses de abril, mayo y junio de 1958 por parte de las fuerzas de la dictadura, reúne al alto mando de la guerrilla y los persuade de que había llegado el momento de la contraofensiva. Nadie lo dijo pero varios lo pensaron: “Fidel enloqueció”. La tropa estaba exhausta, la idea era descabellada para la mayoria de los comandantes. Fidel insistió y los convenció. Seis meses después ganaban la guerra y entraban en La Habana.

Fidel fue maestro insuperable en dialogar con el pueblo, como quedo demostrado ese mediodía de abril de 1961 en la intersección de la Avenida 23 y la Calle 12 en La Habana cuando propone al pueblo, si estaba de acuerdo en declarar el carácter Socialista de la revolución en el acto de  despedida a los más de cien muertos en el atentado al barco “Le Coubre” en el puerto. Día en donde el fotógrafo Alberto Korda obtiene la foto histórica del Che.

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(Foto: AFP)

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(Foto: AFP)

Según palabras del Che, “nunca brilló tanto un estadista como en esas jornadas del intento de invasión en Playa Girón y en la crisis de los Misiles en 1962”.

Y qué decir cuando, desconociendo lo aconsejado por el gobierno Soviético, envía 50 mil soldados para luchar a África para poner fin al Apartheid, liberar a Namibia y Angola, solo movido por la solidaridad internacional. Será inolvidable la escena del genio militar dirigiendo desde La Habana la batalla de Cuito Cuanavale, clave en la independencia de Angola. Luego, en 1994, el abrazo de agradecimiento en la plaza de la Revolución que le da Mandela, recién salido de la cárcel, y a travéz de él al pueblo cubano agradeciendo el aporte brindado.  Hoy son millones de cubanos y de revolucionarios en el resto del mundo que se inspiran en su ejemplo.

También fue protagonista principal del recordado no al ALCA en Mar Del Plata en 2005.

Pero Fidel también nos dejó un legado para los días presentes, de zozobra, incertidumbre, inseguridad, donde la continuidad de la vida en el planeta está realmente amenazada.

En un discurso en 1985 manifestó que si un día nos levantáramos y nos enteramos que la URSS hubiera desaparecido nosotros seguiríamos luchando por desarrollar el Socialismo sin claudicaciones. Muchos no le creyeron y pensaron que era el fin del Socialismo en la isla. Y cuando parecía que el poder unipolar se llevaba todo por delante, China no era lo que es hoy, ahí siempre estuvo Cuba y él contra viento y marea.

Ahí estaba Fidel alentando, trasmitiendo confianza, valores, ejemplos, solidaridad, creando la brigada de médicos voluntarios y la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) brindando becas y posibilitando la formación de miles de estudiantes de la región que se han recibido en la misma, con todos los gastos solventados por el estado cubano.

Cuba no produce misiles sino que forma médicos y profesionales al servicio del mejoramiento de la vida de los pueblos.

Once presidentes estadounidenses prometieron terminar con esa “pesadilla” pero no pudieron, por el contrario su imágen y el prestigio internacional del presidente socialista crecía ante cada intento frustrado.

Es el mismo Fidel que convoca en 1985 a un club de deudores para negociar en bloque, las mismas deudas externas que hoy nos sofocan, con los organismos de crédito internacionales.

Fidel fue el que insufló confianza al pueblo cubano para resistir en el peor momento del “Periodo Especial”, cuando desaparece la URSS, el campo socialista y con ellos el 80 % del su comercio internacional. De un día para otro la provisión de petroleo se reduce en un 77 %.

Fueron la Cuba de Fidel y el  Perú, los dos países que pusieron toda su ayuda al servicio de Argentina en la guerra de Malvinas.

También en Rio de Janeiro en 1992, en el marco de la reunion anual de la ONU, denuncia y advierte sobre el daño que se le estaba haciendo a la naturaleza y que era urgente modificar, antes que sea tarde, hábitos consumistas y  modos de producción neoliberales.

En un discurso memorable sentencia, “Si supiéramos que tendríamos un mes de vida sobre la tierra nuestra obligación sería luchar hasta el último minuto”. Frase que nos viene muy bien recordar en estas horas de Pandemia.

La grandeza de este caribeño lo señala su gran amigo el medico argentino-cubano, donde en un tramo de su carta de despedida manifiesta: “de lo único que me arrepiento es de no haber confiado más en Fidel desde un primer momento”.

Fidel con su humanismo, confianza en los pueblos, solidaridad internacional, disciplina, convicción, perseverancia, sabiduría, capacidad de trabajo, superación intelectual, grandeza de espíritu, confianza en lo mejor del ser humano, nos mostró que otro mundo mejor es posible.

Estudiar la vida de Fidel y tomar su ejemplo es una herramienta invalorable para enfrentar el futuro. Hoy en esta pandemia, pensando en el Comandante podríamos decir: “Vamos chiques que el futuro es nuestro, que la única batalla que se pierde es la que no se dá,  trabajemos por la unidad de América Latina y el Caribe que éste es el continente del futuro, fortalezcamos la solidaridad y el amor  entre los pueblos”.

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(Foto: AFP)

Gracias Fidel, en el nonagésimo cuarto aniversario de tu nacimiento, por brindar tu vida a la causa de los pueblos.

Fidel y su pueblo tienen un lugar preferencial en la larga lucha por reivindicar los derechos de los oprimidos y su liberación. A su vez la humanidad tiene una deuda moral con el valiente pueblo caribeño sometido a un salvaje bloqueo desde hace 60 años.