Alberto Fernández y Cristina Fernández ratificaron de manera pública ante la multitud la posición argentina en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. La cúpula presidencial ratificó el rechazo al ajuste. El mensaje estuvo destinado para las oficinas del FMI como para los concurrentes al festival.

Primero fue el turno de Cristina Fernández: “No se va a aprobar ningún plan que no permita la recuperación económica. Es el deber de los argentinos que integran la fuerza política que volvió a la Argentina”

En respuesta, el presidente remarcó: “No tengas miedo Cristina, que si el Fondo me suelta la mano voy a estar agarrado de la mano de cada argentino y argentina”. El mandatario, eufórico, recordó que “muchas veces el FMI le soltó la mano a presidentes argentinos y así puso en crisis la institucionalidad del país”.

El mandatario y CFK venían de cenar juntos el jueves en Olivos, donde se sacaron la primera serie de fotos con Lula, con el cuadro de América del Sur detrás. También estuvieron Sergio Massa – dirigente con buena llegada en Washington- y Axel Kicillof, el gobernador de la provincia más importante del país.

Tiempo Argentino pudo reconstruir que Cristina Fernández preparó su discurso durante la semana y lo mismo hizo el presidente. El viernes estuvieron juntos y pudieron conversar durante la tarde en Casa Rosada, en el despacho del primer mandatario, para luego compartir el homenaje a los y las referentes de derechos humanos.

Más allá de los matices en el tono, ambos aprovecharon la resonancia de la Plaza de Mayo llena para tensar el mensaje de la negociación con Fondo. Según dijo el presidente no se “firmará nada  que ponga en compromiso el crecimiento y el desarrollo social en la Argentina”. El mensaje llegó l mismo día en el FMI emitió un comunicado en el que destaca que “la recuperación de la producción y la inversión son más fuertes de lo esperado”.

La visita del líder del PT, Lula Da Silva, y el expresidente uruguayo José Mujica aportaron un marco regional para intentar mostrar que Argentina no está sola, y que, en un eventual triunfo de Lula, el país podrá recuperar el socio clave en el Mercosur y hasta negociar en bloque. “El FMI no puede asfixiar a Argentina”, dijo el ex presidente brasileño apenas pisó suelo argentino.

Sobre el escenario, enfática, Cristina propuso la recuperación de la plata fugada con ayuda del propio FMI, una forma de señalar la cruz del tesoro en el mapa: las guaridas fiscales donde se refugiaron los dólares fugados durante el festival de las leliqs y lebacs. “A la Argentina no le faltan dólares, los dólares de la Argentina se los llevaron afuera. Necesitamos que el FMI nos ayude a recuperar de los paraísos fiscales donde se han ido miles y millones de dólares en evasión. Comprométase a que cada dólar que encuentre en el exterior se lo vamos a dar al Fondo, de los que se la llevaron sin pagar impuestos y se la fugaron. Que sea un punto de negociación”, dijo, en un mensaje dirigido a Alberto.

Ambos referentes repasaron las crisis financieras que devinieron en crisis sociales y recordaron a los presidentes radicales, quienes perdieron el cargo en medio de la crisis institucional: Raúl Alfonsín y Fernando De la Rúa, para señalar la responsabilidad del FMI.

Fue el propio presidente el que dijo: “La Argentina del ajuste es historia. No hay más posibilidad de que eso ocurra”.

La inflexibilidad del gobierno no es fingida. Estas declaraciones, con el mapa de América del Sur al revés de fondo, son respuesta las crípticas negociaciones que mantienen los funcionarios argentinos en Washington, cuyo jefe, Martín Guzmán, estaba, junto con otros funcionarios, parado sobre el escenario, al costado. Por eso, Alberto se encargó de remarcar que el país sí pudo lograr una negociación satisfactoria para ambas partes con los acreedores privados.

“Acodamos que la Argentina se ahorrara 38 mil millones de dólares que dejamos de pagar y vamos a usar para el progreso argentino”, recordó, como ejemplo inmediato de la voluntad de pago que mantiene la administración Fernández, y que enraizó en la tradición kirchnerista de pagarle las deudas.

El objetivo de “reventar la plaza” se había dado por cumplido. La organización de la manifestación estuvo a cargo del Movimiento Evita, Barrios de Pie y La Cámpora. La agrupación que conduce Máximo Kirchner exhibió su poder de convocatoria y luego del acto se mostraba satisfecha.

Cerca del presidente estaban satisfechos con el evento, por su masividad y simbología. Consideran, a diferencia de muchos, que puso en el centro la figura presidencial y que el diálogo público con Cristina aporta. Ven que el festival del viernes, con las figuras latinoamericanas que estuvieron presentes en el escenario y mencionadas en los discursos, como Hugo Chávez y Evo Morales fueron una postal clara de la intención del gobierno de plantarse frente a las exigencias del FMI, todavía desconocidas por la población.