Los casi 50.000 millones de yuanes que recibió la Argentina esta semana cambiaron el panorama de cortísimo plazo del mercado de cambios. «Jugaron fuerte los chinos», le dice un operador financiero a Tiempo, confirmando la impresión de que en la decisión de China hay «algo más» que la actualización de un viejo acuerdo.

El ministro de Economía y candidato presidencial oficialista, Sergio Massa, había advertido que con ese dinero no sólo le pagaría al FMI y habilitaría importaciones sino que también intervendría en el mercado cambiario.

Los especuladores no esperaron a que Massa cumpliera con su palabra. El miércoles pasado, apenas anunciada la llegada masiva de la moneda china, fue ostensible el desarme de posiciones en el mercado de futuros de dólar que se mueve en la plataforma Rofex. En cuestión de horas, las caídas de los valores de los distintos vencimientos acumularon entre 15 y 20%, especialmente los correspondientes a diciembre de este año y a los primeros tres meses del año que viene.

«No es que haya cambiado algo de fondo, porque siguen faltando dólares y la incertidumbre política está en su punto máximo. La diferencia es que ya no se puede hacer plata fácil apostando a la devaluación. El gobierno tiene un poco más de margen. Ahora hay que ver el resultado del domingo», señala a Tiempo un experimentado operador cuyo newsletter matinal es de los más leídos en el ambiente.

Una de las posibilidades que mayor chance tiene, según explican en el mundillo financiero, es que de las elecciones de hoy no surgirá un resultado definitivo y la incertidumbre se estirará hasta el 19 de noviembre, fecha del balotaje. Y en ese escenario, se cree que las posibilidades del oficialismo son relativamente más elevadas que las de Juntos por el Cambio para acompañar a La Libertad Avanza, del ultraderechista Javier Milei.

De ser así, el oficialismo tendría fuertes razones para seguir interviniendo en el mercado cambiario para evitar que se desmadre en forma violenta y eso mueva los precios internos en una nueva espiral ascendente, es decir, para tener algo parecido a una sensación de gobernabilidad hasta la concreción de la segunda vuelta.

En cambio, el escenario inmediato es distinto para el caso de que el oficialismo se caiga de la carrera presidencial. Ese es un terreno desconocido y las alternativas que se presentan van desde un descontrol con el dólar hasta un acuerdo en el que Massa buscaría un traspaso prolijo de la botonera económica ya que pensaría en su futuro. «Es joven», puntualiza el broker.

Llega 2024

«La economía va a seguir funcionando mañana», asegura el financista Javier Timerman. Pero los últimos días pusieron de relieve un comportamiento de los llamados «agentes económicos» que va en contra de la propia lógica del sistema capitalista: la tendencia a la paralización.

El economista Pablo Mira observa que, para funcionar, el capital requiere un movimiento constante, perpetuo; las fuerzas en contrario son destructivas. Pero ante la falta de referencia con el valor del dólar a corto plazo, y por ello de los precios en general, muchos fabricantes de insumos y de bienes finales prefirieron no vender a la espera de un panorama más claro.

Esta actitud podría repetirse en la semana que se abre mañana. La corrida cambiaria no terminó, la presión sobre el peso continuará, la escasez de divisas seguirá en pie y el factor político será el que termine por definir las decisiones.

Con una mirada de mayor largo plazo como el próximo verano, los vaticinios son que el próximo gobierno, cualquiera que sea, no podrá soportar la presión cambiaria en un contexto en el que la falta de divisas será acuciante ya que las provenientes de las exportaciones agroindustriales aun estarán en veremos y los productores de soja seguirán sentados sobre sus existencias a la espera de la devaluación o la eliminación de las retenciones, o ambos.

Además, entrará en escena, nuevamente, el Fondo Monetario. El FMI cobrará en los próximos días los dos vencimientos acumulados de octubre por algo más de U$S 2600 millones. Se supone que volverá a inmiscuirse en los asuntos argentinos en noviembre, tras el balotaje y con un nuevo gobierno ya definido.

Acá también pesa el resultado electoral. Si bien los tres candidatos con expectativas de ganar aseguraron que mantendrán las relaciones con el FMI, es muy probable que pidan cambios en el programa vigente en nombre de darle una oportunidad a la nueva gestión que asoma. Esa discusión, si se empantana, como ha sucedido en las últimas ocasiones, podría aportar a la inestabilidad estival. «