Sergio Massa ya perdió la cuenta de los viajes que acumula a Estados Unidos como funcionario, pero nunca olvidará el primero que realiza en estos días, calzado en el traje de ministro de Economía. En 15 años construyó vínculos cada vez más estrechos con republicanos y demócratas. En esta gira, que concluirá en Houston, los puso a prueba en forma paralela a la agenda central de su misión como jefe del Palacio de Hacienda.La recorrida implicó encuentros con autoridades del FMI, del Banco Mundial y del BID. También hubo un capítulo político: se encontró con funcionarios del Departamento de Estado y con Jake Sullivan, el consejero de Seguridad Nacional del presidente norteamericano Joe Biden. 

Ese encuentro no aparecía antes del viaje y se concretó luego de la cena que Massa tuvo con el director para América Latina del Consejo, Juan Sebastián González. Desde que era presidente de la Cámara de Diputados trabó una buena relación con ese funcionario de origen colombiano. El consejero de Biden para la región, que reporta a Sullivan, ya estuvo dos veces en Buenos Aires y formó parte del almuerzo que ambos compartieron con Alberto Fernández el año pasado. Estas conversaciones en Washington nutren ya la previa del viaje que realizará el presidente a la Asamblea General de la ONU, el 18 de este mes, con la supervisión del canciller Santiago Cafiero.

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El dique abierto tras la renuncia de Béliz

Esa cita había sido organizada por el entonces secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, que cultiva una relación de amistad con Sullivan porque ambos estudiaron juntos en Estados Unidos. Béliz fue el gran ausente en esta nueva etapa de exploraciones con la Casa Blanca. Presentó la renuncia cuando Massa llegó a la cartera económica. Desde entonces una parte de las atribuciones de esa secretaría pasaron a manos del tigrense, como la relación con los organismos internacionales de crédito. 

La reunión de Massa con Sullivan completa el control de los vínculos que Béliz administraba con la Casa Blanca, dentro de un gabinete que tiene varios ministros y funcionarios con aceitadas relaciones con Estados Unidos, como el jefe de Gabinete, Juan Manzur. El otro eje de los vínculos que pasaban por las manos de Béliz era el BID, presidido por el republicano Mauricio Claver Carone, designado durante el gobierno de Donald Trump y ex representante en el directorio del FMI. 

El ex secretario trabajaba por su candidatura para presidir el BID. Quedó relegado por la decisión de Trump que rompió con la tradición de que la entidad fuera presidida por un latinoamericano y puso a Claver Carone. Luego de la derrota, le adjudican al funcionario haber iniciado una estrategia para sacarlo de ese puesto. En ese contexto surgieron una serie de denuncias por incompatibilidad de funciones contra Claver Carone que son parte de una investigación que no ha concluído.

Hasta hace un mes la relación del presidente del BID con Argentina era mala. Escaló hasta una nota en el Wall Street Journal y con la decisión de no girarle al país los 500 millones de dólares de dos créditos concedidos por el directorio del banco. Esa furia cambió drásticamente con Massa y fue la previa del encuentro que tuvieron el martes para cerrar el acercamiento. Claver Carone dijo que apoyaba a Massa porque es un ministro que unifica y ordena la relación. Argumentó que durante la gestión de Martín Guzmán como ministro y de Béliz como secretario, le decían una cosa al BID y otra al FMI. 

La primera comunicación entre Massa y Claver Carone fue virtual y este martes pactaron reabrir la relación crediticia. El país recibirá 1.200 millones de dólares adicionales que irán a reforzar las reservas del Banco Central, con desembolsos pactados en dos tramos: 500 millones de verdes antes del 30 de fin de mes y 700 antes de fin de año. Para entonces el BID habrá liberado 1.933 millones en créditos y para 2023 estiman la aprobación de otros 1.800 millones. 

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La competencia china

El cambio de actitud del BID no sólo pasa por el entripado de Claver Carone con Béliz, sino también por la prédica de los funcionarios y gobernadores argentinos que les repiten a sus interlocutores norteamericanos que las ofertas de financiamiento provenientes de China son mucho más competitivas y proactivas. Al parecer, Washington parece haber tomado nota de ese planteo, pero a cuentagotas. 

El tema no fue ajeno en esta gira. Massa ya se lo dijo a González y a Sullivan cuando estuvieron en Buenos Aires y en esta oportunidad se lo repitió al Consejero de Seguridad Nacional, pero rodeado por parte de su equipo económico: el secretario de Programación Económica, Gabriel Rubinstein; el jefe de Asesores Leonardo Madcur y el subsecretario para América Latina de la cancillería, Gustavo Martínez Pandiani, que viajó como asesor en temas internacionales de Massa. Junto a ellos también estuvieron los adelantados de esa reunión que se reunieron la semana pasada para explorar la agenda común: el embajador argentino Jorge Argüello y Mike Pyle, consejero económico del CSN. A ellos se sumó el embajador norteamericano en Buenos Aires, Marc Stanley, que primero tuvo que hacerse el test de covid para entrar al Ala Oeste de la Casa Blanca 

El encuentro duró menos de una hora. La noche anterior, la cena de González con Massa y Argüello, que se realizó en la residencia del embajador argentino, se extendió por tres horas y fue la previa del encuentro con Sullivan. También hubo una silla para el Departamento de Estado y la ocupó el subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, que también interviene en el vínculo con Argentina. 

Vaca Muerta, Alberto a la ONU y FMI

«Feed and fuel» luego de Ucrania fue el tema central de una cena que tuvo merluza negra con papas como plato principal y una ensalada con queso parmesano. El postre, acotó uno de los comensales, fueron alfajores de dulce de leche «made in Argentina». Ya lo habían hablado antes, pero ahora la idea es acelerar las medidas para profundizar la provisión energética del yacimiento de Vaca Muerta ahora que el gasoducto Néstor Kirchner avanza con plazos concretos de finalización. También abordaron la exportación argentina de litio, que está en el foco de las automotrices norteamericanas y no evitaron un tema espinoso de la relación bilateral, como el castigo arancelario que impuso Trump contra las importaciones de biodiesel argentino que cortó esas operaciones hace tres años. 

La próxima visita de Estado del presidente Alberto Fernández también fue parte del diálogo, porque es posible que en ese encuentro se cristalicen los resultados de estas conversaciones. Todavía no tiene fecha,pero será luego del viaje que realizará el próximo 18 de septiembre a Nueva York para participar de la Asamblea General de Naciones Unidas. El tema fue abordado por Stanley y Argüello, que coordina todos los detalles del viaje junto al canciller Santiago Cafiero. 

La cena con González fue aprovechada por Massa para ratificar el mensaje que mencionó en la reunión con el FMI y los demás organismos que lo recibieron. Quiere cumplir las metas previstas que su antecesor Martín Guzmán pactó con el Fondo, pero eso no le impidió hablar sobre la relación crediticia con esa entidad financiera.

En la misión que está en Washington no quieren hablar del tema, pero sigue sobrevolando la posibilidad de que Argentina acceda a otro préstamo del FMI. Se concretaría el año que viene. Sería proveniente del fondo de resiliencia ante la pandemia que se constituyó con los Derechos Especiales de Giro (DEG) emitidos en forma excepcional durante la crisis sanitaria y que no han sido utilizados por las grandes potencias.