El fútbol argentino parece condenado a repetirse. Esta tarde, antes del partido entre Lanús y Tigre, que se jugó con hinchas de ambos equipos, quedó en evidencia –por si hacía falta- que nada ha cambiado desde que la prohibición de los visitantes se hizo costumbre. Sobre la General Paz, a la altura de Mataderos, hubo un cruce que habría sido protagonizado por barras del Matador y de Nueva Chicago, que desató el pánico durante varios minutos. Al llegar a Lanús, según informó la Aprevide, diez hinchas de Tigre fueron demorados, pero los liberaron con el correr de las horas.


“Uno de los micros que transportaba a hinchas de Tigre se detuvo y bajó cuando observó a hombres con la camiseta de Nueva Chicago que estaban comiendo un asado a la vera de la General Paz”, le indicó a Télam una de las fuentes de seguridad consultadas.

Desde la entidad de Victoria algunos reconocen que «uno de los tres micros que transportaba a la gente de Tigre, incluidos algunos barras, se desprendió de la caravana y se retrasó. Cuando divisó la gente con camiseta verde y negra, bajó inmediatamente y empezó la gresca. Pero no había acompañamiento policial a esa altura”.

A todo esto, un núcleo de la hinchada de Tigre llegó al partido con Lanús cuando promediaba el primer tiempo en la Fortaleza Granate.

Las hinchadas de Tigre y Nueva Chicago mantienen una violenta rivalidad desde mediados del 2007, cuando ambos conjuntos definieron una Promoción por un lugar en Primera División.