Darío Benedetto aplana con el botín derecho un pozo de tierra cercano al círculo central, el césped maltrecho después del drenaje nuevo. Es la segunda vez que los hinchas lo ovacionan en la noche de La Bombonera. La primera vez fue cuando la voz del estadio pronunció su apellido en la formación. Benedetto no se hace el distraído: faltan segundos para que arranque el partido ante Colón, la primera fecha de la Copa de la Liga 2022, para que se concrete su vuelta en la cancha. La tercera ovación será la vencida, la del gol, el 46 en 77 partidos en Boca, el que lo pone, en pleno siglo XXI, en la línea de Severino Varela y Alfredo Garasini en la tabla histórica de goleadores. Será a los 22 minutos, de cabeza después de un centro de Sebastián Villa. Será después de 987 días sin ponerse la camiseta de Boca. No alcanzará para el triunfo ante Colón. Pero sí para certificar que no se requieren ni cien -ni mil- días para enamorarse. O, mejor, para volver a enamorarse, y para que vuelva a enamorar.

Tres minutos antes del gol, Benedetto había ganado en las alturas un saque de arco de Agustín Rossi, rodeado por los centrales Facundo Garcés y Joaquín Novillo y el mediocampista Federico Lértora, el triángulo de Colón que pretendió desactivarlo, sin éxito. La jugada terminó con un disparo suyo por encima del alambrado, desde un ángulo imposible, esquinado. Hay jugadas que en apariencia no dicen mucho, intrascendentes, vacías a los ojos de los demás. Había incubado el gol, aunque después no llegó a soplar hacia la red un centro rasante de Luis Advíncula. La economía de movimientos -flotar en el aire, los desmarques dentro del área, los rebotes hacia atrás fuera- traduce su jerarquía. Son gestos técnicos elegantes de un futbolista que, a los 31 años, todavía sigue vigente.

Benedetto lleva un tatuaje en el abdomen con el escudo y la frase “Esto es Boca”. Y otro con la palabra “Lealtad” en el parietal derecho rapado. Creció como hincha viendo por televisión a Martín Palermo. A los 17 años, cuando debutó en Arsenal -ante Boca-, todavía iba a la segunda bandeja de La Bombonera. Benedetto es el mejor centrodelantero de Boca después de los años dorados de Palermo, el goleador histórico. En sus primeros 34 partidos en Boca convirtió 29 goles, superando a Palermo, quien metió 20 en sus primeros 34. Fue el 9 de Boca que volvió a ser convocado a la selección argentina después de siete años. Después de Palermo, su ídolo (y actual entrenador de Aldosivi, al que Boca visitará este miércoles). Ahora está de regreso.

Foto: Gentileza Prensa Boca Juniors

La última vez que Benedetto había jugado con la camiseta de Boca faltaban nueve meses para el inicio de la pandemia. Lo dirigía Gustavo Alfaro, el capitán era Carlos Tevez, Juan Román Riquelme todavía miraba de afuera al patio de su casa, madurando la decisión de meterse en la vida política del club, y el dólar estaba a 43 pesos. Boca perdió 2-0 ante un descendido Tigre que se consagró campeón de la Copa de la Superliga 2019. En la noche de la vuelta, Benedetto sacó la lengua en el festejo de su gol, como en la final de la Copa Libertadores 2018 ante River en Madrid. A los 41 minutos del segundo tiempo, el karma: el Pulga Rodríguez enderezó con el taco un tiro de esquina y arremetió para empujarla Lucas Beltrán, el delantero de River a préstamo en Colón. Fue 1-1. La cuarta ovación de La Bombonera a Benedetto se había producido un rato antes, cuando le dejó su lugar a Luis Vázquez. Ya había cumplido. En el palco en el que estaba su familia, alguien le dijo a Felipe, su hijo, que escuchara. “El cariño de la gente -dijo Benedetto- es hermoso”.