La obtención de una medalla dorada en unos Juegos Olímpicos es la gloria. Es el resultado de ensueño tras años de sacrificio y de dedicación, pero también el deporte en sí puede llegar a verse beneficiado por ese oro, siempre y cuando se apunte al crecimiento.

Ya hace un año de Río 2016, donde la Argentina escaló tres veces al podio más alto con Paula Pareto, en judo, Los Leones del hockey sobre césped y la dupla formada por Santiago Lange y Cecilia Carranza, en la clase Nacra del yachting.

Al momento de explorar el impacto de esas medallas doradas en cada uno de esos deportes a nivel nacional, el foco está puesto en evaluar si hubo un envión importante para el desarrollo de deportes de poca difusión.

Pareto saltó a la escena fuerte del deporte nacional en Beijing 2008 con una sorpresiva medalla de bronce en el primer día de competencia, pero su imagen fue creciendo en todo el país hasta convertirse en un ejemplo deportivo y profesional, no solo por sus logros sino porque demostró que se puede hacer deporte de alto rendimiento y estudiar al mismo tiempo. Mientras se colgaba el oro en el tatami brasileño, La Peque se recibía de doctora. Su nombre es dado como ejemplo por grandes entrenadores de todos los deportes en la actualidad y la mayoría de los chicos consultados por Tiempo Argentino que competirán en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 la nombran como modelo a seguir.

Entonces, con ese mensaje y esa abanderada del deporte amateur, el judo ya aportó su grano de arena al deporte nacional. Hay más, según Ariel Sganga, miembro del equipo nacional: «Muchos chicos se acercaron, es un deporte complicado de aprender, se requiere mucho entrenamiento y constancia, los resultados se van a ver en años. Lo importante es que ven y saben que Paula entrena acá y el cuerpo técnico del seleccionado le dicta los entrenamientos. Eso da confianza a cualquiera: saber que trabajando así y en el país se puede llegar. Ese es el golpe más efectivo de esa medalla. Otro dato positivo es que la Secretaría de Deportes de la Nación instauró una serie de escuelas de iniciación deportiva y tras el oro de Paula el judo obtuvo un número importante de escuelas».

El impacto del hockey es más simple de ver y también viene desde hace tiempo. Las Leonas tuvieron los triunfos y la difusión necesaria para que miles de chicas se volcaran hacia ese deporte. Los Leones estuvieron siempre a la sombra, pero tras la gran victoria en Río, el seleccionado masculino logró esa identidad que hacía tiempo buscaba.

Y en este año el hockey de caballeros creció en popularidad, pero lejos de ser lo que los protagonistas esperaban. «Volvimos con mucha expectativa de poder lograr el desarrollo necesario, pero no fue lo que pensábamos. Hay miles de cosas que se podrían haber hecho desde el marketing para empujar la imagen de Los Leones. Da un poco de bronca que no se haya logrado el boom que buscábamos», le dijo Matías Vila a Clarín esta semana.

Su compañero Juan Martín López agregó: «Hay muchos chicos que se acercaron. La CAH tiene al mejor equipo del mundo en varones y al tercero en mujeres, que supo ser número uno. Se puede hacer muchísimo más».

El yachting es un deporte que acostumbra a dar buenas noticias en el universo olímpico, con presencia consecutiva en podios desde Atlanta ’96, el oro de Santiago Lange y Cecilia Carranza fue el primero de ese color. Con los años, fue creciendo la cantidad de participantes olímpicos tanto, que en la última cita fue de nueve embarcaciones en las diez clases en competencia.

Desde la Federación Argentina de Yachting cuentan que «detrás del logro de Lange y Carranza hay un fuerte trabajo de todo el mundo de la vela en encontrar talentos desde chicos». En ese sentido, es importante el semillero que la Argentina tiene desde la clase Optimist (barco pequeño para chicos de 6 a 15 años). «Cada mes tenemos un argentino compitiendo en el exterior pero sin la difusión de los grandes medios. No nos consta que se hayan volcado más jóvenes a la náutica desde el oro, pero sí desde allí se busca trabajar más fuertemente en el desarrollo como en el alto rendimiento del Equipo Argentino de Vela, como así también nació el concepto de trabajo en equipo, no de clases separadas», agregan.

El aprovechamiento de un oro olímpico (o de otro buen resultado) tiene buenos y malos ejemplos en el deporte nacional: el caso de Sebastián Crismanich es uno de los positivos tras el oro en taekwondo en Londres 2012. El correntino, ya retirado, tiene su academia en su provincia y se dedica a dar charlas y conferencias a los más jóvenes. «Tuvo un impacto importantísimo, con un 70% de aumento de la población que practica taekwondo. Hay unos 45 mil federados y hay muchos chicos que llegan al alto rendimiento. Tal vez la Federación no la canalizó de la mejor manera. Es un deporte que no tenía desarrollo a nivel dirigencial y estructura en el país. Y sucede en otros deportes», analiza el campeón olímpico en 2012.

El grave problema dirigencial lo tuvo el básquet, que no supo aprovechar años de podios mundiales y olímpicos. No se hizo un trabajo serio de reclutamiento, se dejó de lado la formación en clubes y colegios y se generó una deuda de 33 millones de pesos. Recién hoy la Confederación Argentina de Básquet está intentando recuperar todo el tiempo perdido, justo cuando los herederos de la Generación Dorada se tienen que hacer cargo del desempeño deportivo del equipo.