En un hilo de Twitter que apenas tuvo siete “Me gusta” y un retuit, la Secretaría de Deportes porteña anunció con grandilocuencia a mediados de julio la realización de una clínica deportiva en el Paraná Rowing Club, en Entre Ríos. Participaron el jefe de gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, el secretario de Deportes, Carlos «Chapa» Retegui, el diputado nacional, Rogelio Frigerio, y el ex basquetbolista Sebastián Uranga.

En la foto que eterniza el encuentro, quizá el mayor objetivo de semejante despliegue, se aprecia a un Rodríguez Larreta con un palo de hockey en el centro de la escena rodeado de unos 120 chicos y de banners de la gestión. La escena demostró una tendencia en aumento dentro de la política larretista: utilizar a estas clínicas para «nacionalizar» a la Ciudad de cara a la campaña presidencial del 2023, en detrimento de los clubes de barrio, que quedan relegados en la consideración presupuestaria del Ejecutivo. En el país la marca estampada sobre carteles amarillos se multiplica: Deportes BA.

Opositores y referentes de clubes de barrio advirtieron a Tiempo que el Gobierno de la Ciudad prevé un aumento de casi el 5000% para este tipo de eventos en 2023. “Es una maniobra proselitista. Los porteños financian su campaña a presidente”, coincidieron.

Larreta en Entre Ríos, palo de hockey en mano, en la clínica deportiva de CABA.

El legislador porteño Claudio Morresi (FdT) enfatiza que los números son claros: “en este 2022 el Programa 17, para la Promoción y el Desarrollo Deportivo, de donde salen los apoyos económicos a cerca de 300 clubes de barrio, más las federaciones deportivas y las becas a los deportistas de la Ciudad era de 52 millones de pesos. Para el 2023 aparecen presupuestados 87 millones. Si uno toma la inflación, se nota que hay una desfinanciación para el área de un 30%”.

Todo lo contrario ocurre con el Programa 22 vinculado con la “Articulación Interjurisdiccional del Deporte” que pasa de 5 millones a 248 millones de pesos. «Un aumento del 4636%”, denuncia el ex futbolista, y argumenta que “esta política no le da ninguna respuesta a los ciudadanos de la Ciudad ni a los clubes donde están los pibes, los deportistas locales o las federaciones”.

La marca Deportes BA, rodeando a las actividades, como la del último jueves en Mar del Plata.

Campaña, interés y resistencias

“Esto está ligado a la campaña a presidente de Larreta porque incluso él, en persona, va a esos lugares, como cuando fue a Paraná donde adornaron todo con publicidad de la Ciudad”, describe el legislador, y añade: “también fueron a Avellaneda, Escobar, Tigre y diferentes lugares de la provincia de Buenos Aires. Con ese dinero, el año que viene va a recorrer todo el país, en desmedro de los clubes que sufrieron la pandemia, y antes también los tarifazos de Mauricio Macri. En vez de acompañarlos se los desfinancia”.

Pablo Salcito es el presidente de FE.DE.C.I.BA., la primera Federación de Clubes e Instituciones Barriales de Capital, creada hace 27 años. Junto a otras federaciones conforman la Mesa de Trabajo y Unidad, que incluye entidades de todo el país. “Esta semana tuvimos la reunión mensual de la Federación y justamente comentamos este tema. Este año hubo ciertos retrasos en el depósito de los subsidios y tememos que con este ajuste el 2023 sea peor”, advierte.

A principios de año, el área de Deportes fue recategorizada a Secretaría y quedó a cargo del «Chapa» Retegui. “En general tenemos buena relación, más allá de la pertenencia política de cada uno. Lo que pasa es que con el cambio de autoridades hubo algunos desajustes y desatendieron el dialogo. Les reprochamos falta de políticas deportivas. No tienen un especial interés con los clubes. No hay una decisión de apoyarnos”, resalta Salcito, quien además preside el centenario Club Ciencia y Valor a cuyas instalaciones, en General Díaz al 2400, acucen unas 800 personas por mes, incluidos los alumnos de contraturno de las escuelas públicas.

Club Ciencia y Valor, en el barrio Villa Mitre.
Foto: Diego Martinez @ildieco_diegomartinezph

Gran parte de los clubes son centenarios. Liga de Fomento y Biblioteca Popular Villa General Mitre se creó en 1908, en la misma década que River y Boca. Su vicepresidente, Pablo Saig, se muestra angustiado por el futuro inmediato de los 300 socios que usan las instalaciones para encontrarse y practicar básquet, fútbol, patín, taekwondo, gimnasia artística o futsal, entre otras actividades: “somos parte del ciclo de formación y de crianza de cualquier niño o niña que después de la escuela va al club de barrio y recién más tarde se va a la casa. Eso genera que tengamos una relación con el Gobierno de la Ciudad porque ellos hacen uso de las instalaciones de los clubes de barrio”. Y reclama: “cumplimos ese rol sin ningún tipo de retribución económica y nos usan para las escuelas, reuniones, actividades, para llevar adelante sus políticas públicas. Fuimos fundamentales en la pandemia como vacunatorios, lugares de testeo, de acopio solidario. Entonces, cuando ves medidas como esta (en referencia a privilegiar las clínicas deportivas) no está bueno”.

El dirigente deportivo de la Comuna 11 se lamenta de que haya “una partida presupuestaria en Deporte que triplique a la de los clubes, cuando eso es un gasto, ni siquiera una inversión. Me genera una frustración importante”.

El promedio de aportes del GCBA en 2023 da una suma de 24.200 pesos al mes por club. Para subsistir, además de la cuota societaria, suelen apelar al buffet, tas, ferias o rifas. Además, están los imponderables. Lo sabe el club Glorias Argentinas, de Mataderos, fundado en 1941. En su enorme salón tocaron desde Sandro hasta Aníbal Troilo. En 2012 sufrió la voladura (literal) del techo por un temporal. Gracias a fondos del gobierno nacional y de sus socios, logró reponerse. En su momento criticaron la falta de presencia de la Ciudad. Luego del desastre cuadruplicaron los socios. Aunque les vino el siguiente tornado: los tarifazos del 1000% de Macri en 2016.

El Club 17 de Octubre de Villa Pueyrredón, que la dictadura de 1955 obligó a cambiar de nombre, es el actual Club 17 de Agosto.

Hay clubes marcados por los vaivenes políticos. Es el caso del 17 de Agosto en Villa Pueyrredón. Lo crearon tres jóvenes peronistas de 17 años en 1949. Llegaron hasta Eva Perón, le contaron la idea, y tuvieron el apoyo para construir la sede en Av. Albarellos 2935. Lo llamaron «Club Cultural y Deportivo 17 de Octubre». La dictadura de 1955 no se los perdonó, les ordenó el cambio de nombre a Club 17 de Agosto, y les remató la sede. La compraron sus 6 mil socios, con anuencia del martillero, que fue llevado en andas.

Juan Gallardo es secretario de uno de los últimos clubes creados en CABA. Con orgullo dice ser “socio fundador del Club 17 de Octubre” (mismo nombre que el de Villa Pueyrredón, pero en este caso sin haber sido obligados a cambiarlo por una dictadura), ubicado en el Bajo Autopista del barrio de Flores. Hace un mes cumplió sus primeros diez años y ya ostenta más de 250 socios, en una zona socioeconómica compleja, en la que la entidad (como el resto de los clubes de barrio) cumple funciones mucho más allá del deporte, como lugar comunitario de encuentro e integración. El referente, que forma parte de la Red por el Deporte y la Inclusión Social, sostiene: “somos un sector que atiende a chicos, jóvenes y adultos mayores, incluso como punto de articulación con distintas áreas del Estado tanto nacional como local. Los apoyos que tenemos siempre son exiguos. Estamos en casi todos los barrios de la Ciudad, miles de personas pasan por nuestras instituciones y damos un montón de fuentes de trabajo, pero no somos atendidos como corresponde”. «

Pablo Salcito, presidente de FE.DE.C.I.BA.
Foto: Diego Martinez @ildieco_diegomartinezph
«Nos tratan como si fuésemos sociedades anónimas, y no lo somos»

A pesar del rol clave que cumplen en la sociedad, los dirigentes de clubes barriales coinciden en un desinterés por parte del gobierno porteño. “En septiembre hicimos un encuentro y surgieron tres temas fundamentales que no tienen solución en corto plazo –advierte Juan Gallardo de 17 de Octubre (foto), y enumera–. Primero, la cuestión de los subsidios y la inscripción en el Registro Único de Instituciones Deportivas (RUID); segundo, la reglamentación de la Ley de Mecenazgo para los clubes; y por último, cómo alivianar las reglamentaciones que existen a la hora de la habilitación. Son muy burocráticos y nos tratan como si fuésemos sociedades anónimas y no lo somos. Somos asociaciones civiles. Eso genera una situación de abuso de poder frente a nuestras instituciones con respecto al Gobierno de la Ciudad”.

El vicepresidente de la Liga de Fomento y Biblioteca Popular Villa General Mitre, Pablo Saig, añade: “los clubes muchas veces somos perjudicados por un sistema muy eficaz a la hora de recaudar, que tiene que ver con el tema de habilitaciones, inspecciones y permisos que plantea la Ciudad que nos termina desfinanciando. El área de Deportes te da 100 mil pesos y de repente vienen los inspectores y por cuestiones irrelevantes, o que se pueden subsanar junto al Estado, te generan multas por 300 o 400 mil pesos. Es muy insólito que el gobierno porteño, que utiliza el club para llevar adelante muchas de sus políticas públicas, al mismo tiempo sea quien te termine clausurando y no te acompañe en ese proceso”.

Club 17 de Octubre en el Bajo Autopista del barrio de Flores.
Clínicas deportivas con pumas, leones y aumentos presupuestarios del 4600%

En julio de este año el Gobierno de la Ciudad comenzó a implementar en diferentes zonas del país las llamadas Clínicas de Capacitación Deportiva «con el fin de llevar a distintas ciudades de la Argentina las enseñanzas y experiencias de reconocidos deportistas de nuestro país». En una primera parte fueron Vicente López, Paraná y Gualeguay, donde estuvo el secretario Carlos Retegui junto a Pedro Ibarra, medalla de oro en Río de Janeiro 2016 con la selección de hockey. El jueves pasado estuvieron en Mar del Plata con el ex Puma Serafín Dengra. Siempre con los carteles «Deportes BA» rodeando la actividad.

No solo eso. Incluso desde la Ciudad se abogan la organización de torneos deportivos para el Gran Buenos Aires. Así, por ejemplo, llevan adelante los Juegos del AMBA, donde reciben en polideportivos porteños a alumnos de colegios de jurisdicciones como Lanús, San Isidro y Vicente López (todos gobernados por Juntos por el Cambio), en paralelo a los Juegos Bonaerenses. 

Quien se encarga de encarar las clínicas es la Dirección General de Articulación Interjurisdiccional que pasará de un presupuesto de 5 millones en 2022 a 248 millones en 2023: un aumento del 4636 por ciento. Y tres veces de lo que recibirán los clubes de barrio.

Flyer promocional de la primera clínica deportiva del GCBA, que se hizo en julio en Vicente López.
La denuncia de Tévez

«No hablo más con una persona que actuó de esa manera. ¿Qué podés hablar? Yo tengo palabra. La tengo cuando la doy. Muchos querían que no agarrara Central, pero nadie me maneja la vida. Si doy mi palabra, la cumplo. Y él no la cumplió», así comenzó Carlos Tévez el testimonio hacia el secretario de Deportes de Ciudad, Carlos Retegui, que iba a ser su ayudante en Central, pero prefirió quedarse en su cargo de funcionario porteño. El DT, amigo de Macri y Angelici, acotó: «Fue desprolijo. Prefirió más seguir un compromiso político que su sueño. Él (por Retegui) priorizó más creo que las 30 o 40 personas que puso en el cargo que está, que su sueño. El fútbol no es para cagones, es para gente que ponga el pecho y vaya al frente”. Retegui no aclaró la denuncia por «las 40 personas que puso en el cargo», pero sí se mostró dolido porque pensó que Tévez era su «amigo».