En la noche porteña del domingo, el numeroso ensamble texano de fusión Snarky Puppy desembarcó en el estadio Luna Park para deleitar con un despliegue increíble de dos horas de música íntegramente instrumental, que amalgamó con maestría jazz, funk, pop, gospel y hard rock en clave de zapada, con solos magistrales e invitados sorpresa. 

Caen las luces a las 21 puntual y el escenario queda colmado de músicos e instrumentos. Michael League, el líder y fundador de la banda multitudinaria, con su camisa cerrada hasta el último botón y sus rulos prolijos, se calza el bajo y da la orden para iniciar el blues “Keep It On Your Mind”. Así se inaugura la noche, en una oscuridad tenue, con el primer tema del nuevo disco que el grupo presenta en esta gira por Latinoamérica: Empire Central, el decimoquinto álbum de estudio de Snarky Puppy y ganador del Grammy a “Mejor álbum instrumental contemporáneo” en 2023.

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A contramano de la tendencia musical actual de que el tropel de compositores y productores estén detrás de un gran nombre único que se lleva la atención, en Snarky Puppy la música es esencialmente colectiva. Una decena de músicos puebla un escenario abarrotado de instrumentos: el centro los dos percusionistas, Keita Ogawa y Jason «JT» Thomas; adelante, las cuerdas de Bob Lanzetti en una guitarra rockera y distorsionada y el violín dramático con el que narra Zach Brock, se suman a League en el bajo. A la derecha, dispuestos en “L” se asientan los teclados y sintetizadores de Bill Laurance (que tocó en dúo con League en dos sideshows previos en Café Berlín) y Justin Stanton, que alterna entre las teclas y la trompeta. Completan el gran grupo los vientos de Mike Maher, Jay Jennings y Chris Bullock en trompetas y saxo respectivamente.

A medida que avanza la noche y el repertorio, cada protagonista se presenta a través de su instrumento haciendo gala de su virtuosismo. Después de tres temas descomunales, aunque ignotos, League toma el micrófono pero antes de terminar una frase lo interrumpe el ya acostumbrado “¡Olé, olé, olé, olé! ¡Snarky, Snarky!” del público que reciben desde sus presentaciones en vivo en 2016 y 2017, cuando pasaron por los escenarios del Teatro Colón, Ciudad Cultural Konex y un primer Luna Park. “No sé si lo merecemos todavía”, dice League, en perfecto castellano, sobre la ovación. Pero confía en que al final de la noche será merecido: “No sé si lo saben, pero esto no pasa en todos los países. Por eso queremos probar acá, como si fueran conejillos de indias, nuestro último disco y ver crecer la música nueva”, nos halaga el bajista.

Así pasarán “Honiara”, “Broken Arrow” y “Trinity”, donde la guitarra rockera de Lanzetti tendrá hasta vestigios de la de Robert Fripp y el jazz se pone progresivo y pesado como una tormenta eléctrica que los rayos azules despedidos por las luces acompañan a la perfección. Los teclados y sintetizadoes bailan soñados sobre la batería de JT, y los vientos son un arrebato de talento y éxtasis. Cambian a métricas irregulares, la cosa se pone nerd y el público enamorado lo incorpora fácilmente y acompaña con palmas eufóricas, precisas. 

Para el también nuevo tema “Take it!” invitan al músico rosarino Franco Luciani al escenario, que se luce con un solo de armónica estimulante e inimaginablemente rockero. Y en lo que decididamente fue la sorpresa y uno de los highlights de la noche, el pianista de jazz Tigran Hamasyan —que se presenta este lunes en el Teatro Broadway— se sumó en teclados y elevó a la enésima potencia la magia de los Snarky en “Belmont”, una emotiva balada soulera en homenaje al tecladista de funk Bernard Wright, colaborador de la banda y mentor de League, fallecido recientemente. En una suerte de boca en boca, Michael insiste, en su muy correcto español con tintes argentinos: “Por favor busquen a Bernard, escuchen “Who do you love” que es un temazo. Debemos compartir su música y su legado”.

A esta altura, la presentación de Empire Central es nada menos que una masterclass de interpretación musical en formato jazzero, con leitmotivs que se abren a solos soberbios y unas vueltas al motivo inmensamente satisfactorias, exquisitas. Snarky Puppy es algarabía instrumental en comunión. 

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Finalmente llegan los hits del gran álbum We Like it Here (2014) con los que Snarky Puppy despedirá una noche de música exultante: baila y salta al unísono el campo del Luna Park con el enérgico y fascinante “What About me?”. Para el encore, el colectivo termina de estrechar su relación con la Argentina cuando suenan en el bajo las primeras notas de “Muchachos” y los campeones del mundo nos damos el lujo de agitar el título una vez más, ahora en un concierto de jazz. Acto seguido explota la maravilla de “Shofukan” que el público conoce bien y ama poguear. Y a League no le queda otra que decir que somos el mejor público del mundo.


Snarky Puppy agradece, Michael League nos ensalza y asegura que “es muy especial tocar música instrumental ‘rara’ para tanta gente”, y se va del escenario tras una avalancha de aplausos y vitoreos. Las plateas se vacían pero el campo pide “¡Una más y no jodemos más!”. Y se lo gana. Por fuera del setlist, en un segundo e inusual bis, los diez Snarky Puppy vuelven a salir y nos regalan por fin el célebre y esperado tema “Lingus”, diez minutos más de ese magnífico jazz instrumental que atraviesa cuerpo y alma, el broche de oro para un recital memorable. Una verdadera gozada.