A diferencia de lo que sucede a nivel nacional, en la Ciudad de Buenos Aires gran parte de su población sigue optando por la educación privada. Al punto de ser el distrito del país con mayor porcentaje de alumnos en privadas del país. El fenómeno se profundizó con la llegada del macrismo a la jefatura de Gobierno hace 16 años; y si bien, como el resto de los sistemas y modalidades, fue atravesado por la pandemia y los altos costos, aún así un alto porcentaje de las familias porteñas la continúa priorizando. Pero a pesar del discurso hegemónico, los paros no figuran entre los motivos de la elección.

Hoy la mitad de la matrícula educativa de la Ciudad es privada. Mientras en 2006 había 149.549 chicos en primarias públicas porteñas, en 2022 fueron 145.529. En ese mismo tiempo, las primarias privadas pasaron de 114.170 a 132.704 alumnos. En la secundaria la matrícula privada en esos 16 años pasó de 91.283 a 100.366: un 10% más. En cambio, en las secundarias públicas bajaron de 104.011 a 103.233.

Robos en escuelas porteñas, como el Normal 10 de Belgrano.

Tras la pandemia y el encarecimiento de las cuotas en todo el país se dio una baja pronunciada de la matrícula privada y aumento del sector público. Sin embargo, cuando en provincia de Buenos Aires la privada cayó desde 2019 un 7,9%, en CABA fue de sólo el 3 por ciento. Y en secundario, el sector privado porteño perdió apenas 600 chicos desde 2021.

Sandra Ziegler, directora de la Maestría en Ciencias Sociales con orientación en Educación de FLACSO, encabeza un estudio sobre la elección de la escuela privada en la Argentina, entrevistando a familias de diferentes localidades: “En Ciudad de Buenos Aires encontramos una dinámica distinta al resto del país, que es la elección de una privada determinada en el nivel secundario. No es que tendencialmente todos van desde los niveles iniciales del sistema. La eligen porque apuntan a seleccionar determinada escuela que consideran ‘mejor’ para la formación de sus hijos de cara a la universidad. Son chicos que van a la escuela estatal en primario y se pasan en el secundario”.

En 2017, CABA se transformó en la única jurisdicción de la historia en la que la matrícula secundaria privada superó a la pública. Recién en 2021 volvió a cambiar la tendencia muy levemente.

Foto: Diego Feld

Es solo una cuestión de elecciones

En sus relevamientos, Ziegler encuentra que las familias mencionan múltiples factores para elegir la privada: “están las que la seleccionan por considerarla ‘mejor’, por los contenidos, la propuesta extracurricular; otras sienten que pueden recurrir más fácil a directores y docentes frente a problemas o demandas; pero también buscan moverse en un universo más cerrado de similaridad social. Una búsqueda de homogeneidad”.

Otro elemento que nombra es la jornada completa, para la organización cotidiana de familias donde en muchos casos trabajan ambos. Y que esté cerca del hogar: «además, se manejan mucho con la valoración de familiares o amigos. Otro factor que mencionan es el de la infraestructura”.

Problemas edilicios en escuelas porteñas.

A pesar del discurso de grandes medios y sectores políticos, los paros no son nombrados por las familias para elegir una privada. En cambio, sí mencionan otros relacionados con la responsabilidad del Estado porteño, como es la situación edilicia. De hecho, en CABA se pierden más clases por problemas de infraestructura y falta de docentes que por medidas de fuerza. Como informó Tiempo en agosto, hay casi 16.000 chicos sin clases por día a causa de esos dos factores.

Desde la cartera educativa porteña atribuyen el fenómeno de privatización de la matrícula a algo cultural y social a nivel global. Sin embargo, la Ciudad fue la que más vio crecer su matrícula privada en la última década y media y hoy es el distrito con más porcentaje de educación privada, con casi el 12% del total de habitantes. En Córdoba es del 8,6%, en PBA es del 8,2%; y en Santa Fe es el 7,1%.

Servicio esencial, paros y vacantes

Esta semana la ministra Soledad Acuña volvió a insistir con declarar a la educación como “un servicio esencial”, rechazando las medidas de fuerza. “Es indudable que existe un malestar social que abarca a la docencia. La derecha ha tomado a la docencia, y en especial en la figura de varios compañeros sindicalistas, como el nuevo eje del mal –enfatiza Alejandra López, secretaria general del gremio de docentes privados SADOP en CABA–. A partir de la demonización de la figura del maestro, que incluye un vaciamiento en su autoridad, formación y salario, sectores de derecha han instalado la idea de que los docentes somos vagos, construyendo la estigmatización de maestros a quienes se ‘acusa’ de ser los principales responsables de los problemas educativos».

«Los docentes hacemos paros porque tenemos salarios por debajo de la línea de pobreza –continúa–. En el sector privado también realizamos paros, aunque sin dudas no es lo mismo hacerle una medida de fuerza al dueño del colegio. Las patronales no son plausibles a los paros ni a la sindicalización. Mucho menos le gusta la organización de los trabajadores en las escuelas que buscan la defensa en la lucha colectiva por los derechos laborales y condiciones de trabajo. El paro en las escuelas de gestión pública es distinto, porque no hay una personalización de la figura del jefe. Pero los docentes universitarios, extraprogramáticos y de jardines maternales son un claro ejemplo de salarios de miseria en privadas. En vez de solucionar los problemas maltratan a los docentes”. Y acota un dato: el 80% de la docencia privada es femenina y la mayoría de ellas están a cargo del cuidado del hogar.

Ratas en escuelas públicas.

Raquel Papalardo fue rectora del colegio Mariano Acosta durante diez años hasta que la cesantearon en 2017. Hoy enfatiza: “cumplir con toda la cantidad de días de clases estipulados no sirve para nada porque el conocimiento que es el eje o la razón de ser de las escuelas ha ido disminuyendo en la Ciudad. El neoliberalismo históricamente busca vaciar la escuela pública, por eso la subejecución, los techos que se caen, la transferencia al sector privado”.

En diciembre de 2007 asumió el PRO en CABA. Desde entonces la Educación perdió 11 puntos porcentuales respecto al presupuesto total del distrito, se profundizaron los recortes y subejecuciones, y la falta de vacantes (sobre todo en nivel inicial) se acumula año a año. También hay persecución a familias, como las demandas por casi 3 millones de pesos a aquellas en las que sus hijos participaron de tomas en las que reclamaban mejoras en sus escuelas.

Eduardo López, secretario de UTE–CTERA, recuerda que CABA es la única jurisdicción que tiene la obligación, por mandato constitucional, de otorgar vacantes públicas a chicos de 45 días en adelante: “Si mandás a un nene a sala de tres y no hay vacante en el Estado y lo mandás a un privado, después sigue con sus compañeritos”. Enfatiza que es “un mito infundado” que la mayoría elige la privada.

Sostiene que más que la dualidad pública/privada, en la Ciudad rige otra: norte/sur. Y lo grafica: “Todas las pruebas estandarizadas de Ciudad y Nación hablan de diferencias en los aprendizajes de norte y sur, no entre privadas y estatales. Una privada del sur quizás tiene menos aprendizaje que una estatal del norte”.

Larreta y Acuña.
Un problema social

“El problema de fondo es social por la imagen que se construyó de los colegios privados –afirma Alejandra López, del gremio privado SADOP–. Como sociedad no podemos dejar de analizar los cambios en la estructura social y económica que se viene dando en este siglo. Hoy las escuelas funcionan como diques de contención, como antes lo eran los clubes de barrio. Los chicos entran temprano, y a partir de la jornada extendida, en la cual a los profesores les pagan dos pesos, se quedan casi todo el día en el colegio. Esta diversificación y función social que tienen muchos establecimientos privados también hay que considerarla. Y hay que romper esta falsa dicotomía de las gestiones”.

Y menciona más factores: «El aumento de la falta de vacantes en el nivel inicial, la no expansión de la jornada extendida en las escuelas de gestión estatal, la no incorporación de las tecnologías de la información y comunicación en todos los Establecimientos Educativos de Gestión Estatal, los problemas de infraestructura son motivos que explican parte del crecimiento que tiene la matrícula en la gestión privada en la Ciudad de Buenos Aires. Pero ojo, debemos evitar caer en una mirada lineal que interpreta que en el ámbito privado está la calidad, que no hay paros. Esto es una creencia falsa». 

Reclamos por falta de vacantes.
Entre recortes y subejecución presupuestaria: más de 70 mil millones sin usar

Según las encuestas a las familias, pesa más el factor de infraestructura que el de los paros docentes al momento de elegir una privada. Días atrás, el Centro Economía Política Argentina (CEPA) elaboró un informe donde indica que, entre los recortes al presupuesto educativo y la subejecución de la cartera, desde 2016 se perdieron más de 70 mil millones de pesos destinados a la educación porteña: “La inversión en mantenimiento escolar sufrió un recorte de más del 50% entre 2018 y 2022. Implica una caída cercana a los 9 mil millones, en un contexto de deterioro de las condiciones edilicias de las escuelas públicas de la Ciudad”, plantearon.

Caídas de techos, mampostería, roturas de caños, falta de calefacción, se repiten junto a la ausencia de nuevos establecimientos públicos. En el último tiempo se sumó la presencia de roedores. Más de cien colegios denunciaron la aparición de ratas. El último fue esta semana: el N° 3 “Hipólito Vieytes”, en Gaona y Cucha Cucha (Comuna 6).

La administración PRO tampoco ve con malos ojos la privatización de la matrícula. El área de subsidios y transferencias al sector es el más ejecutado históricamente en el presupuesto educativo porteño. Y de hecho, en el debate de esta semana a jefe de gobierno, la palabra que más repitió Jorge Macri fue “privado”, como algo afín a su política y que promoverá en su gestión.

Matrícula privada y propuestas para una mejor escuela pública

A nivel nacional el promedio de matrícula privada ronda el 30%. En la CABA, en cambio, de los 712.865 alumnos de todo el sistema educativo, 359.164 van al sector privado: la mitad.

«Es un fenómeno que se da sobre todo en grandes centros urbanos», indica Sandra Ziegler, de FLACSO. A nivel país, tras la pandemia, la virtualidad, cierta decepción por el sector privado y el aumento de las cuotas, cayó 4% la asistencia a privados. La cantidad de alumnos matriculados en todo el país creció apenas 0,9% en los últimos 3 años, impulsada por el sector público. En el trienio anterior (2016 a 2018) había crecido un 1,5%.

¿Qué puede hacer la escuela pública para seguir ganando más adeptos? Ziegler sugiere innovaciones curriculares, mayor inversión en infraestructura y tecnología, ampliar colegios con jornada extendida y pensar «propuestas con otros modelos que atraigan a la comunidad y contrarresten el fenómeno de segregación». Cita el ejemplo de las escuelas ProA en Córdoba, «modelos en innovación educativa, que forman jóvenes especializados en Desarrollo de Software y en Biotecnología».

“Hoy hay que hacer una importante revisión de la escuela –menciona Raquel Papalardo, ex rectora del Mariano Acosta–, de los contenidos y de las metodologías. El trabajo en grupo, en proyectos, y las parejas pedagógicas son fundamentales. También todo lo transversal, como la convivencia, la enseñanza de la educación sexual integral, el trabajo con los adolescentes, el rol de los centros de estudiantes y pensar a la escuela en su comunidad”.

Ziegler acota la importancia de sumar enseñanza de áreas como biotecnología e informática, «más vinculadas con posibilidades de salidas de trabajo o relacionadas a carreras más nuevas y atractivas, lo mismo debería suceder con la intensificación de contenidos de ciencia, arte, deportes, renovar los espacios curriculares, pero todo necesita una mayor inversión en infraestructura y equipamiento. Es indispensable».

Reclamos de comunidades educativas de la Ciudad.
Foto: Télam