El domingo 30 de septiembre habrá elecciones en Rosario Central. Esta semana vencía el plazo para proponer las listas. Pero las tres agrupaciones que se presentaron (Canallas Unidos, Fuerza Auriazul y Comunidad Canalla) deberán hacer modificaciones para no ser impugnadas. La primera no cumplía con un requisito que se incluyó en el cambio de estatuto del club rosarino en 2016: se exige un mínimo de presencia femenina del 20 por ciento de la lista de asambleístas integrada por 74 socios. El caso de Rosario Central no es una excepción en el fútbol argentino: está más cerca de ser la regla.

Sancionada en 2015, la Ley 27.202 –conocida como Ley del Deporte– establece que las listas deben tener entre los candidatos un mínimo de 20 por ciento de mujeres y de personas entre 18 y 29 años. Entre los 16 miembros que tiene el Comité Ejecutivo de la AFA hay sólo una mujer, María Sylvia Jiménez, presidenta de San Lorenzo de Alem, de Catamarca. Llegó allí por sugerencia de Pablo Toviggino después de que la FIFA exigiera que haya presencia femenina en las federaciones nacionales. Es de apenas el 6%, pero está por encima del promedio de las comisiones directivas de los clubes de Primera.

Entre los cinco grandes del fútbol argentino, el único que tiene representación femenina en su comisión directiva es Racing. Bárbara Blanco, la hija del presidente, ocupa el cargo de secretaria. «Nosotros no tenemos cupo regulado porque el estatuto es antiguo. Está previsto pero aún no está regulado. El fútbol fue por mucho tiempo cosa de hombres y la mujer siempre estuvo relegada.De a poco fuimos invadiendo espacios que eran más reacios o menos permeables a la figura femenina. El fútbol lo sigue siendo: hay mucha desigualdad y probablemente las mujeres nos tengamos que esforzar el doble para llegar a ese sitio», relata Blanco.

En abril, San Lorenzo fue sede del Mundial de la Igualdad, una iniciativa que busca visibilizar las desigualdades de género en el fútbol. Matías Lammens, el presidente, prometió la ampliación del cupo femenino en su comisión directiva y el aumento del número de socias, que equivale al 18 por ciento. «El deporte en general, y el fútbol en especial, está muy atrasado y tiene una gran deuda», dijo Lammens. Cuatro meses más tarde, Miguel Mastrosimone, secretario general de San Lorenzo, dice: «En el reglamento que estamos modificando vamos a poner un cupo mínimo de mujeres. Hay un acuerdo con las agrupaciones para que haya más mujeres trabajando en el club».

En Boca, River e Independiente tampoco hay una representante en las actuales comisiones. En las últimas elecciones en River, en 2013, 41.187 socios fueron habilitados para votar: 6740 fueron mujeres, casi el 20 por ciento. Boca tiene 8600 bajo la categoría «Damas». Apenas hay una socia en la Mesa Directiva de la Asamblea entre los 22 representantes. «Tendremos que modificar el estatuto. Es muy viejo. Hubo mujeres en comisiones anteriores», admite el vocal opositor José Luis Palazzo. En Central, en cambio, de los 58 mil socios, 25 mil son mujeres. Geraldine Platero es vocal desde 2016. «Soy la primera mujer en ser parte de una comisión de un club tan importante como Central», dijo en marzo, en el marco de una jornada elocuente en la Legislatura porteña: sobre la violencia de género en el deporte. Ahora la acompaña el estatuto.