10.50. Doha despertó hace rato pero está en silencio, con esa abruma arenosa. Es domingo, es el Día Nacional de Qatar. Recuerdan la asunción del Sheikh Jassim Bin Mohammed Bin Thani, el 18 de diciembre de 1878, después de que abdicara su padre. Mohammed Bin Thani, militar, juez y poeta, es considerado el fundador del Estado de Qatar, su primer dirigente. Murió en 1913, en Lusail, la ciudad donde la Argentina juega contra Francia la final del Mundial 2022. 

15.15. Seis aviones sobrevuelan el Lusail. Van en triángulo, como la punta de una lanza al revés. Sueltan humo, forman primero la bandera francesa, después la bandera de la Argentina. Parece un ataque aéreo, es ruido de guerra y acá hay una final de un Mundial de fútbol, no hacía falta ponerle más carga dramática.

16.55. Empieza el show, la ceremonia de cierre. Una rosa del desierto se arma en el medio del campo de juego. Hay música, baile, cosas típicas de estos momentos. Miran el emir Al Thani y Gianni Infantino. Qatar no necesita esperar para celebrar, ya ganó. Tuvo el Mundial que quería. Tampoco Infantino, que anunció ganancias de 7500 millones de dólares, mil millones más de lo que la FIFA tenía presupuestado. Ahí también está Emmanuel Macron, presidente francés. Él sí tiene que esperar. Se lanzan fuegos artificiales que se espían por el agujero del techo circular del Lusail. Ahora sí, vamos a lo que vinimos. Suena AC/DC, Thunderstruck, el rock más mundialista.

17.16. Sale Francia a moverse en la cancha bajo el rigor de los silbidos argentinos y el festejo de las banderitas francesas. Nunca hubo tantos europeos en un estadio. Un minuto después salen los arqueros, sale Dibu Martínez, va hacia el arco donde está la hinchada argentina, y después salen todos. Sale Messi. Elvis Presley canta de fondo Suspicious Mind. Lo nombran a Messi y se cae el Lusail. Y después Francia, Kylian Mbappé. Es como la ceremonia de la balanza en el boxeo, verse las caras un rato antes, olerse, medirse. Se levanta el volumen de Welcome to The Jungle. Y esto comienza a ser lo más parecido a eso. 

18.00. Tres, dos, uno y empieza el partido. El Muchachos cubre el estadio, lo enciende. La Argentina es la que tiene la pelota en los primeros minutos. Tocan Messi, De Paul, Julián Alvarez. Van dos minutos. Upamecano va contra Messi. Pero la Argentina busca. Hay un taco de Julián, le pega Alexis. De Paul le habla al árbitro polaco. Ángel Di María, que al final fue titular, va a ir contra Koundé, el sector derecho francés es el apuntado.  

18.10. Es el minuto 10, se canta por Diego. Los carteles publicitarios van coloreando el partido. Visa, Adidas, Wanda, Mc Donald’s. Aparece Mbappé. No pasa nada pero se nota la tensión cuando la tiene. Ahora los carteles dicen Qatar Energy y el nombre Lusail está en árabe. Cuando llegamos a los quince minutos, mientras la Argentina tiene la pelota, después de que Di María la tira por arriba pienso que la vida tiene que ser justa. Yo sé que esto no pasa en general sino que es todo lo contrario, pero al fútbol le pedimos siempre un poco más. Fútbol une al mundo, dice la FiFA en otro cartel que se ilumina.

18.21. Hay penal a Di María. Dembelé lo persiguió con la torpeza que a veces muestran los delanteros en posición defensiva. Lo tocó arriba y abajo. Di María se desplomó. El árbitro polaco cobró. La pelota la agarra Lionel Messi y la va a poner a la izquierda Hugo Lloris. Suena Wos, Luz Delito. La Argentina está 1-0 contra Francia y da tanta tranquilidad como verlo a Scaloni. Scaloni elige el ángulo izquierdo del corralito para pararse. Es un entrenador calmo, en general, apenas da algunos pasos, alguna protesta, pero mira el partido parado, apoyado sobre su pierna izquierda, y con los brazos cruzados. Theo Hernández lo choca a Messi. Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano de Leo Messi todos la vuelta vamos a dar. Este es su Mundial y lo tiene decidido. Se saca jugadores jugadores de espalda, de un lado para el otro. Lleva con él el arte de su engaño definitivo. 

18.34. Mbappé le pide a los compañeros que salgan. Francia no puede, juega largo pero los Giroud y Griezmann están comidos por Cuti y Otamendi y por el laburo de Enzo Fernández. Hay un despeje. Mac Allister toca para Messi, Messi abre para Julián. Mac Allister corre en diagonal y Julián lo ve. Y lo que empieza a agigantarse es la figura de Di María que aparece por la izquierda. Es un golazo. Di María forma su corazón con las manos. Quería estar en esta final, quería sacarse el recuerdo de Brasil 2014. De Paul agita los brazos. Deschamps mete dos cambios. Salen Giroud y Dembelé . Entran Thuram y Koulo Muani. El primer tiempo fue una exhibición argentina.

19.07. Empieza el segundo tiempo. El sector de palcos vip y de hospitality todavía están vacíos. Siguen comiendo y bebiendo. La final para ellos puede esperar. Se pierden otra avanzada de Argentina. Un intento de Julián, de De Paul, que está jugando el partido de su vida, igual que Mac Allister. Ningún jugador está en puntos bajos. De fondo está el canto argentino, la tribuna. Di María se junta con Julián otra vez.  Está parado bien de wing, amagando y gambeteando. Casi le sirve uno a Messi, pero Messi no pudo. 

19.30. ¿Seis minutos pasaron recién? De Paul se guarda la pelota. Mbappé dispara lejos del arco, ahora parece inofensivo. Se va Griezmann, se va Theo Hernández. Entran Camavinga y Coman. Justo cuando a Francia se la veía como un equipo muy disminuído, con dominio argentino, llegó el penal de Otamendi a Koulo Muani. Una pesadilla se instala en el Lusail, la del partido con Países Bajos. En tres minutos se hace realidad. Las dos veces de Mbappé. En el “elijo creer” de la noche este fue el mejor: en México 86 pasó lo mismo y la Argentina ganó 3-2.  pero la historia sólo se repite primero como tragedia y luego como farsa. ¿O hay también historias tal como son? Da mucha bronca ver a Macron, todo canchero, apretar el puño. 

20.06. Hay alargue, hay sufrimiento. Scaloni pone a Montiel por Molina. Believing is magic, dicen los carteles de Coca Coca, Creer es mágico. Hay que sacarse de encima lo que pasó. Pero el partido levantó a los franceses, que incluso cantan. Hay un momento de confusión y nervios en el que Messi manda una pelota al corner con la cabeza. No es ese el mundo que queremos, no queremos un mundo donde Messi tenga que mandar las pelotas al corner. 

20.29. La hora de lo extraordinario. El equipo emocional está acá. De pronto Lautaro, que no puede hacer su gol, se lo sirve a Messi. Es 3-2, la profecía de México 86. Tuvimos que gritar el gol dos veces, cuando lo vimos y cuando lo confirmó el VAR. Messi arenga, levanta con sus brazos. ¿Cuánto faltan? ¿Doce minutos? Un montón. Dybala, que está calentando, cuelga la pelota. Agarra otra y la besa. Todo tiene que ir bien, ahora sí. Pero no, está Mbappé. Hay un penal y lo patea. ¿No tenemos permitido ser felices? ¿Por qué? ¿Qué hicimos? ¿No tiene Messi permitido ser feliz? Visa, Visa, Visa, dicen los carteles. El odio profundo que me produce el canchero de Macron.  

20.39. Dan tres minutos. Es el partido de la muerte, no sé si está bien lo que escribo, pero es el partido de la muerte, la final definitiva de un Mundial. La Argentina es un equipo de cirujanos en una operación a corazón abierto, que es ganar este partido, y siempre algo falla, siempre ese corazón se para. Pero además está la tensión del final, es de Argentina, es de Lautaro, y no es de Argentina, no es de Lautaro. Y ahora es de Francia. Kolo Muani es otra vez un nombre que puede ser una pesadilla, el Mario Goetze de 2022. Se paraliza Lusail cuando Dibu Martínez, en modo Dios, nos lleva a los penales, su territorio.

20.47. El tiempo se suspende, es una energía desconocida, un partido de fútbol que tendrá libros y documentales. Va primero Mbappé. Dibu adivina el palo, la toca, pero Mbappé siempre lo hace. Tres penales en la noche. Va Messi. Maestría, despacio, esperando la decisión de Lloris. Va Coman. Y ataja Dibu, ataja Dibu. Va Tchoauméni. Lo erra. Dibu baila. Va Paredes. Qatar Energy en los carteles. Paredes lo hace y va a buscar a Dibu Martinez. Messi no espera a que lleguen los compañeros hasta el centro. Los va a buscar. La atmósfera del estadio, hay temblor de las manos. ¿Quién va? Va Kolo Muani. Lo hace. Y entonces comienza a caminar Montiel. Lo hace. La Copa del Mundo es de la Argentina y de su capitán, Lionel Messi. Hay llanto, hay emoción y, sobre todo, hay felicidad.  

21.01. Suenan los Redondos. Juguetes Perdidos. Messi abraza a su mamá, Celia. ¿Qué será ser la madre de Messi? El campo de juego es un hormigueo de alegría argentina. El estadio Lusail es el estadio Azteca de las generaciones que no vivieron México 86. Messi habla: “Vamos Argentina la concha de su madre, somos campeones del mundo”. 

21.20. Entra la Copa del Mundo. La llevan el Checho Batista y Nery Pumpido. Es de Argentina. Se empieza a armar el escenario. En un rato ahí le van a dar el premio al mejor jugador de Qatar 2022 a Lionel Messi, al mejor jugador joven a Enzo Fernández, al mejor arquero a Emiliano Martínez y al goleador a Mbappé. A Messi le hicieron un túnel, su felicidad es la de todos. Y es el lugar, también, donde va a tener que volver a subir para levantar la Copa, a la que aprovecha para besar, para decirle que es suya. 

21.37. Se entregan las medallas. Messi tiene las manos en la cintura, camina en la oscuridad del estadio. Las familias esperan en un corralito. Messi toma agua. Sus compañeros suben, reciben la medalla, saludan a Infantino, a Chiqui Tapia, Alejandro Domínguez, al emir qatarí, se van juntando para la foto. 

21.41. La voz del estadio anuncia a Lionel Messi. Va a pasar lo siempre imaginado, va a pasar lo que Messi vino a buscar a Qatar. Le pusieron la medalla y también el bisht, un traje de gala en el Golfo. Y hacia ahí fue. Agarró la copa y fue hacia sus compañeros. Caminó lento, jugando con ellos, pisando cada recuerdo amargo, las finales perdidas, las angustias, y entonces cuando llegó con todos levantó la Copa, el Lusail lo iluminó, y la vida fue justa. Con Messi, con Di María, con la Argentina, con el mito de Diego Maradona, con los que no están y también con las generaciones que siempre escucharon las historias de 1986 y en cada intento se enfrentaban a una frustración. Ahora tienen Qatar 

21.43. El fútbol ya es un lugar mejor, los Mundiales ganaron a Messi.