Los Mundiales son un Disney del fútbol y Julián Álvarez ya partenece a las grandes ligas de ese parque de diversiones. Pelé salió campeón del mundo con 17 años, en Suecia 58, Kylian Mbappé se presentó con 19 en Rusia 2018 y Julián Álvarez –a los 22- tiene la cara de ángel más asesina del mundo. Si Lionel Messi es una mezcla del Diego Maradona de México 86 –hoy alcanzó sus mismos goles, 5- y de Italia 90 –su liderazgo bronco, rebelde-, el pibe que pasó de River al Manchester City terminó de convertirse contra Croacia en la mayor aparición de la selección argentina durante cualquier Mundial: empezó como suplente y lleva cuatro goles, más de los que había convertido en la selección antes de Qatar 2022. Julián estaba hecho para jugar Mundiales y no lo sabía. Desde el mismo Pelé en aquel 1958 es el jugador más joven en convertir dos goles en una semifinal.

La selección es un equipo que desquicia a sus rivales -es muy difícil llegarle y necesita muy pocas situaciones de gol para convertir- y que, como contra Bélgica en 1986, tuvo en la semifinal su partido más relajado. En el Mundial de los equipos, más que de los jugadores, Argentina tiene una doble ventaja: Messi es jugador y equipo al mismo tiempo –y rompe récords, desde hoy el máximo goleador de Argentina en los Mundiales y desde el próximo domingo también el jugador, de cualquier selección, con más partidos en las Copas del Mundo-. Pero además, Argentina y Messi o Messi y Argentina -el orden de los factores no altera el producto- cuentan con un arquero ganador, dos centrales más sólidos que el acero, un Enzo Fernández y un Alexis Mac Allister que hacen quedar obsoletos a las figuritas de Qatar 2022 –en el que Panini no les concedió un espacio en el álbum- y, claro, Julián, uno de esos jugadores que no necesitan apellido.

Foto: Anne-Christine POUJOULAT / AFP

Qatar 2022 parece inventado para él. Ingresó en los segundos tiempos contra Arabia Saudita y México, fue titular y le hizo un gol a Polonia, marcó por segunda vez contra Australia, quedó lejos del área contra Países Bajos y hoy, ocho años después de haberle pedido una foto a Messi, entró en la historia grande de la selección y, por qué no, de los Mundiales.

Julián es un fenómeno pero también un out of context: ¿habría jugado el Mundial si Qatar 2022 se jugaba en julio, como siempre en las Copas del Mundo? Sí, es posible, porque a diferencia de Enzo Fernández -que se ganó el lugar en el segundo semestre del año-, ya había sido comprado por el Manchester City, pero es realmente sorpresivo recordar que los dos jugaron en River hasta julio, cinco meses, nada. Marcelo Gallardo debe sonreír también por su aporte.

Pero aún más sorpresivo es que Julián Álvarez era suplente de River hasta septiembre de 2021. En julio de ese año, la venta de Rafael Borré a Alemania le permitió apropiarse del área grande sin dejar de jugar por los costados. También la lesión de Matías Suárez le ayudó abrir un hueco. Y claro, la lógica maduración de un chico que empezó a sumar rodaje desde noviembre de 2018, cuando a sus 18 años debutó en un equipo alternativo mientras River se jugaba las semifinales de la Copa Libertadores 2018 ante Gremio. Tal vez resulte antojadizo pero el quiebre de Álvarez ocurrió el 15 de septiembre de 2021, cuando le convirtió dos goles a Newell’s en Rosario, durante un 4-1 de River. Hasta entonces, a sus 21 años y medio, Álvarez había convertido 18 goles. Hoy llegó a 71.

Hasta hace poco más de un año, su carrera se construía de pequeños grandes aportes: ingreso sorpresivo en la final 2018 en Madrid ante Boca y participación en el armado del gol de Juan Fernando Quinteros; roce sudamericano con tres goles al Sao Paulo en la fase de grupos de la Copa 2020 y, ya en el primer semestre de 2021, debut en la selección mayor, gol en la Bombonera en el clásico de la Copa de la Liga, y otro gol en el histórico triunfo de River ante Independiente Santa Fe en la noche de Enzo Pérez de arquero. Pero Álvarez, a mediados de septiembre pasado, todavía no era titular indiscutido ni quedaba claro si Marcelo Gallardo lo prefería como centrodelantero (sin ser 9 fijo) o como extremo derecho.

En 2022 explotó: los cuatro goles a Patronato, los seis a Alianza Lima, el pase a Europa, sus goles en el Manchester City y, ahora, ya en Qatar, ocupar el lugar a Lautaro Martínez, sumar cuatro goles -el primero, a lo Mario Kempes contra Holanda en 1978- y ser finalista de la Copa del Mundo. Todo con una cara de ángel más asesino del Mundial.