La incertidumbre inherente a un proceso electoral con una definición cerrada, sumada a los desequilibrios que la economía local viene manifestando hace largo tiempo, se reflejaron en la cotización del dólar paralelo. La burbuja especulativa que llevó a un pico de $ 1045 hace apenas 10 días estalló al compás de los allanamientos que afectaron a varias “cuevas” de la City porteña (y cuyas ramificaciones, prometen los investigadores, todavía pueden dar mucho que hablar).

En líneas generales, los relevamientos de los medios especializados coincidieron en que el precio promedio del dólar “blue” finalizó la semana en 900 pesos. Hubo varias salvedades que apuntaron a la dispersión de valores y también a la escasez de operaciones de los últimos días, en gran parte al temor que infundieron los operativos policiales.

Aunque esos picos en la cotización del dólar paralelo se repiten en la víspera de cada elección, esta vez fue más agudo. Según un ejercicio que hizo Tiempo, la cotización del tipo de cambio paralelo de esta última semana fue bastante más elevada que en comicios anteriores, incluso en algunos que presagiaban un posible cambio de gobierno.

El lejano 2015

En vísperas de las elecciones de 2015, cuando se olfateaba el final del ciclo kirchnerista, el dólar paralelo se cotizaba a $ 16,05, lo que significaría, actualizado por el índice de precios al consumidor del Indec (y el de la Ciudad de Buenos Aires en los meses de «apagón estadístico» del organismo) unos 562 pesos, un 35% menos que el cierre del viernes. El valor ya preveía la eliminación de las restricciones cambiarias y la unificación a un valor equivalente al del dólar libre, como lo hizo Mauricio Macri apenas asumió como presidente. Con ese mismo esquema y un peso sobrevaluado por la afluencia de fondos del exterior atraídos por la bicicleta financiera, Cambiemos venció en la elección de medio término de 2017 con un dólar muy accesible que, a valores de la actualidad, se cotizaba en 353 pesos.

La retirada de esos inversores externos y las sucesivas devaluaciones provocaron la hecatombe del macrismo. En agosto de 2019 el Frente de Todos venció en las PASO y Alberto Fernández intentó tranquilizar las aguas con una frase: “El dólar a 60 está bien”. Aun así, para la fecha de la elección el paralelo ya había subido a $ 75,75, lo que ajustado por el índice de precios representa 688 pesos de la actualidad.

Todavía más alto fue el tipo de cambio informal en octubre de 2021, cuando el oficialismo, jaqueado por una crisis interna resumida en aquella definición de Cristina Kirchner sobre los “funcionarios que no funcionan”, cayó en las legislativas. Para ese momento el “blue”, actualizado, estaba en 850 pesos.

Precio de pánico

Con todos esos antecedentes, más consideraciones sobre la situación actual, muchos analistas consideran que el dólar a $ 1000 que se vendió en la City la semana pasada es un valor de pánico azuzado por las incógnitas sobre lo que vendrá.

“Está más depreciado que el dólar de salida de la convertibilidad”, opinó el economista Daniel Artana, de la fundación FIEL, en una entrevista concedida a Perfil. “No es necesario un dólar de 1000 pesos, salvo cuando la gente se pone con el capricho de la dolarización y te dice que es mejor que haya un tipo de cambio más alto, sin mirar si eso cierra desde el punto de vista económico”, agregó en referencia directa a lo que puede pasar si Javier Milei se consagra presidente.

Un análisis de la consultora PxQ, dirigida por Emmanuel Álvarez Agis, trazó tres escenarios posibles para después de las elecciones, dependiendo del vencedor, que van desde una devaluación brusca hasta una administración del tipo de cambio oficial sujeta a fuertes tensiones. “Con un ganador en primera vuelta (consideramos que Milei es el único con chances de ganar sin balotaje), podría haber un salto cambiario inmediatamente después de las elecciones. Si, por el contrario, hay un balotaje, la apreciación del tipo de cambio real presionará por un nuevo salto pos elección. En este caso, asumimos que la decisión del gobierno será ceder a medias, retomando la política cambiaria de crawling-peg hasta diciembre, puesto que la devaluación pos PASO dejó claro que es imposible cambiar la dinámica externa en medio de una transición política”, señala el trabajo.

En el medio quedó la idea de Juntos por el Cambio de desdoblar el mercado oficial, con una propuesta similar a la que el exministro Domingo Cavallo viene pregonando hace algún tiempo. Carlos Melconian, el referente económico de ese espacio, considera que el gobierno no podrá mantener la cotización oficial de 350 pesos. “El lunes lo máximo que debiera ocurrir es que el Gobierno vuelva a poner el famoso 350 más la inflación de agosto, más la inflación de septiembre, más lo que vaya de octubre. Y ese será un nuevo tipo de cambio que no va a asustar a nadie: da 500 pesos redondo”, dijo Melconian.

El gobierno dice que no devaluará

A pesar de que el tipo de cambio fijo (350 pesos en el mercado oficial y 365 en el minorista) ya lleva más de dos meses de vigencia, y de que la inflación se devoró el último ajuste de 22 por ciento, el gobierno ratificó que esa valuación seguirá sin cambios después de la elección. Más aún, la apuesta es mantener esa cifra hasta mediados de noviembre, cuando (al menos en los cálculos oficiales) se desarrollará la segunda vuelta electoral.
«El 23 de octubre el dólar oficial estará en $350. Ya todos se han percatado en el país y en el exterior, que sin un monto de dólares significativo para controlar el financiero, la maxi devaluación no sirve», anticipó el secretario de Programación Económica, Gabriel Rubinstein. «Y desde el 15 de noviembre, crawling peg al 3% mensual», insistió el viceministro, haciendo planes sobre estrategia cambiaria a largo plazo.