Este domingo volvió a El Trece “Periodismo para todos”, el programa conducido por Jorge Lanata, el empresario periodístico que hoy campea como estrella del Grupo Clarín. El envío semanal se transformó en un símbolo de los shows periodísticos por la personalidad de su ideólogo y conductor, el recurso recurrente de las imitaciones y los informes que alternan algo de información, recortes parciales y operaciones burdas, pero de gran efectividad. La fórmula consiguió ratings altísimos en su primera etapa, que luego fueron declinando paulatinamente.

¿Pero cuál es el estilo de Lanata? Su rasgo central es mezclar la información periodística con entretenimiento. Ese rasgo central atraviesa distintos géneros y soportes a lo largo de su carrera: la prensa gráfica, el periodismo televisivo, el documental, la entrevista y el teatro de variedades. En sus años de Página/12 sorprendió a un mercado editorial adormecido con un estilo corrosivo potenciado por grandes profesionales. En aquellos años descubrió que las denuncias de corrupción generaban mucho ruido, aunque con el tiempo la rigurosidad en esas denuncias ya no fue un requisito necesario.

Lanata utiliza las denuncias de corrupción como una forma de clasificar a los políticos entre buenos y malos. Esas sentencias –que pocas veces son acompañadas de argumentos sólidos y que para algunos se silencian y para otros se transforman en obsesión– proponen un escenario donde se borra la política. Así las cosas, una moral imaginariamente inmaculada clausura el debate, la construcción de consensos o la normal disputa de intereses. Ser catalogado de honesto o corrupto por Lanata resuelve todos los problemas. Con ese contrato de lectura, no es extraño que Elisa Carrió sea la dirigente que más cerca ha estado de Lanata, al punto de ofrecerle la candidatura a jefe de Gobierno porteño.

En «Día D», primero, y en «Detrás de las noticias», después, Lanata nos acostumbró a coberturas que progresivamente avanzaron hacia lo bizarro: un día abrió su programa disfrazado de extraterrestre porque el entonces gobernador de San Luis había afirmado que avistó ovnis, y en otra ocasión celebró con un bonete en la cabeza y al ritmo de una murga la prisión preventiva del superministro Domingo Cavallo. Hasta entonces Lanata ocupaba algún lugar en el difuso panteón del progresismo argentino.

Pero en 2012, el Grupo Clarín decidió contratarlo y el mismo Lanata que los había acusado de manipular los gustos y deseos de los argentinos, de apropiarse y abusar de su posición dominante en Papel Prensa, entre otras cosas, decidió que no eran impedimentos para trabajar allí.

Desembarcó, entonces, con su estilo pretendidamente irónico y rebeldón al hasta entonces serio y adusto (al menos así se autopercibía) estilo de El Trece. Fueron tiempos en los que el canal de Constitución impuso nuevos contratos de lectura: primero incorporó a Tinelli y su fauna, después empezó a combatir al gobierno de Cristina Kirchner desde 2008 y completó el álbum con Lanata.

El pase comenzó a rendir en 2013 con la llamada “Ruta del dinero K”: Lanata construyó un informe en base a un entrevistado excéntrico, más conocido por su condición de casado con una famosa que por su verosimilitud. Para entonces, el programa tocó los 30 puntos de rating y Lanata se convirtió en el héroe de la escuadra anti-K. Fiel a su estilo, aceptó la popularidad con soberbia y excentricidad. Otro condenado al éxito.

En 2015, en plena campaña electoral, Lanata emprendió una operación contra Aníbal Fernández, en ocasión de la candidatura del entonces Jefe de Gabinete a la gobernación bonaerense. En una entrevista, un condenado a cadena perpetua por el triple crimen de General Rodríguez afirmó que Aníbal Fernandez era el jefe de una organización de narcotráfico. Esa entrevista se grabó en el domicilio particular de Elisa Carrió y todo el testimonio fue desmentido posteriormente por la Justicia. Tiempo después el propio “testimoniante” admitió que había recibido dinero a cambio de mentir en la entrevista. En ese mismo programa se celebró con efusividad el triunfo de María Eugenia Vidal: el viejo sueño de intervención sobre la agenda política argentina parecía hacerse más realidad que nunca.

¿De qué se ríe Lanata? Si bien siempre apeló a la ironía, en los últimos años el programa fue incorporando crecientes segmentos de humor, que incluyeron imitaciones a las figuras más rutilantes del odio anti-K: Cristina, Máximo y el mencionado Aníbal Fernández. En un paso de comedia incomprensible, las imitaciones incluyeron al nieto de Cristina recién nacido.

Su humor burlón, sin la apertura de ninguna línea más que confirmar prejuicios o caprichos preexistentes, comparte elementos con el estilo Tinelli: es Lanata el único canchero que sabe quiénes son los honestos (que no son burlados) y quiénes son los chorros que sí son pasibles del escarnio y la caricatura. En su incalculable generosidad, hasta comparte porciones de cancherismo con su público. Ese pacto de complicidad histriónica le facilita ser lo suficientemente autoindulgente como para no creer en los datos suministrados por instituciones públicas, porque como todos sabemos son corruptas. Es curioso cuando esa incredulidad también alcanza a instituciones de insospechado kirchnerismo como la Organización Mundial de la Salud, el New York Times o el Fondo Monetario Internacional.

Tato Bores hacía humor político y no ocultaba desde dónde lo hacía: era un liberal como prácticamente no hay en la política argentina. No obstante, su humor no apuntaba a las burlas, sino a ampliar la lectura política del espectador. Tato hacía un humor que dejaba pensando al televidente, Lanata despliega un humor antipolítico que enfurece, indigna y finalmente satisface a su público. Y ha demostrado ser muy bueno en eso.

Para 2019, los números de rating ya no acompañaban tanto a Lanata y llegó a medir 7 puntos. Tal vez empujado por el desprestigio del gobierno al que ayudó a ganar las elecciones y aupó en momentos de crisis. Lanata vuelve en plena pandemia y cuando los anticuarentena empiezan a librarse del tabú de expresarlo públicamente. Veremos con qué no nos sorprende este año.


Periodismo para todos

Idea y conducción: Jorge Lanata. Participan: Cecilia Boufflet, Lucía Salinas, Rodrigo Alegre, Gastón Cavanagh, Jésica Bossi y Maru Duffard entre otros. Domingos a las 22 por El Trece.


Lanata en números

30 puntos de rating. 21 de abril de 2013.

20,2 operación contra Aníbal Fernández, 2 de agosto de 2015.

7,3 el 21 de julio de 2019.