Mientras el candidato PRO Jorge Macri arremete contra las personas en situación de calle y el jefe de gobierno porteño focaliza todas las actividades en su aspiración presidencial, en las últimas horas, vecinos y vecinas del barrio del Belgrano fueron sorprendidos por el desplome de un edificio abandonado ubicado en la esquina de Tres de Febrero y Blanco Encalada. El hecho ocurrió en las últimas horas de la tarde del día jueves ante el estupor de algunas personas que caminaban por las inmediaciones del inmueble, que desde hace tiempo se encontraba abandonado y a medio demoler.

La denuncia fue realizada por la asociación Defendamos Buenos Aires que en las últimas semanas había alertado, mediante la presentación de un relevamiento, que en la Ciudad de Buenos Aires “hay unas 2.800 casas antiguas, en mal estado o con demoliciones a medio terminar que amenazan un derrumbe”. El desmoronamiento de un edificio habitado en Floresta y el denunciado por vecinos de Belgrano, vuelve a poner en evidencia la falta de controles por parte del ejecutivo local.

“Fue un derrumbe anunciado”, manifestó a Tiempo Javier Miglino, titular de la ONG Defendamos Buenos Aires, que trabaja sobre diferentes problemáticas en el distrito porteño que dejan en evidencia varias situaciones que padecen la falta de control e impericia de las autoridades locales.

“Se vino abajo el umbral del edificio que estaba abandonado y a medio demoler. Esto ocurrió después de las lluvias, se ve que se llenó de agua la estructura no aguantó y se desmoronó. Entonces entre gallos y medianoche trajeron una máquina y empezaron a demoler lo que quedaba del edificio”, explica a Tiempo Miglino. Las imágenes filmadas por un colaborador de la ONG son contundentes y muestran a una retroexcavadora, trabajando a oscuras y tirando abajo parte de la estructura que aún quedaba en pie.

Para Miglino el hecho no fue una tragedia de casualidad y asevera que la situación es grave ya que el gobierno porteño intentó hacerlo pasar por una demolición. “La evidencia filmada es clara, están tirando abajo lo que queda del edificio con una máquina que no corresponde, solo hay tres personas en el lugar, y si la demolición fue planeada tiene que haber 10 veces más de personas trabajando y controlando todo, y deberían haber colocado vallas superiores que eviten que caigan los cascotes, y solo pusieron dos caballetes de madera mientras los autos pasan”, agrega el abogado y titular de Defendamos Buenos Aires.

“Los vecinos que viven al lado, en un edificio en ele, me pidieron aterrorizados que denuncie esto porque me dijeron que esta máquina pesa 20 toneladas, estaba arriba prácticamente sobre la medianera de los dos edificios. Desde nuestra asociación advertimos que este era uno de los 2800 edificios que estaba en peligro de derrumbe”, termina.

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Así se encontraba el edificio de Tres de Febrero y Blanco Encalada antes del derrumbe.

El abogado se refiere al relevamiento “Delitos e Inseguridad” que mide todo el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires presentado a mediados de mayo, donde evidencia que “en Buenos Aires hay unas 2.800 casas antiguas, en mal estado o con demoliciones a medio terminar que amenazan un derrumbe”. El documento “fue elaborado mediante denuncias de vecinos y vecinas de diferentes barrios” y en base “a la información brindada por la Justicia Nacional de Instrucción en lo Criminal”.

El relevamiento detalla que «los cinco barrios con más casas en peligro de derrumbe son: Belgrano, Nuñez, Palermo, Almagro y Flores” y que en general “se trata de casas usurpadas que se han convertido en aguantaderos para revender productos robados, tales como estéreos o teléfonos celulares, tablets y computadoras. Como también sitios que se convierten en salas de ensayo clandestinas o ámbitos donde se desarrollan fiestas ilegales y ‘clandestinas’; que promocionadas en las redes sociales, no tienen ningún tipo de control. El alcohol y las drogas son moneda corriente y todo puede terminar como la tragedia de República de Cromañón».

Para Miglino, el gobierno porteño viola el artículo 34 de la Constitución de la Ciudad que establece que “la seguridad pública es un deber propio e irrenunciable del Estado y es ofrecido con equidad a todos los habitantes”.

El relevamiento se conoció a poco más de dos semanas del derrumbe de Floresta ocurrido el pasado 26 de abril, que tuvo como saldo el fallecimiento de tres personas, un hombre de 35 años, una nena de 12, y una persona adulta mayor. El derrumbe dejó en evidencia la falta de controles por parte de la Ciudad, y puso una vez más en primer plano, el drama de la vivienda en Capital: Casi 40% de inquilinos endeudados.

Derrumbes reiterados y falta de controles

Si bien el derrumbe de Floresta tomo notoriedad porque era una casa habitada y porque lamentablemente fallecieron varias personas, existen varios desmoronamientos de edificios viejos en mal estado que, al igual que el de Blanco Encalada y Tres de Febrero, son “escondidos bajo la alfombra”. En noviembre de 2021, una seguidilla de estas situaciones se repitieron en menos de dos semanas, las mismas salieron a la luz porque fueron locales comerciales como la caída del techo en el Cinemark de Palermo.

La falta de controles en locales, comercios y negocios privados de la Ciudad, desencadenan diferentes hechos que en algunos casos terminan en tragedia. Situaciones que pueden ser evitadas si los órganos dedicados a la inspección de esos lugares funcionan de manera coordinada y eficiente. Tras el desmoronamiento del techo del Cinemark de Palermo, especialistas volvieron a poner la mirada sobre la Agencia Gubernamental de Control de la Ciudad, que es el que concentra el ejercicio del poder de policía en lo referente a las condiciones de habilitación, seguridad e higiene de establecimientos privados, como así también las obras civiles de arquitectura