A punto de comenzar una operación programada, notaba que su mano temblaba y que sus ojos comenzaron a lagrimear de la nada. Frente a ella, su compañero, carraspeaba insistentemente producto de una picazón constante que se había apoderado de su garganta. Rápidamente dieron aviso a su superior quien le comentó que los mismos síntomas tenía un colega médico de otra especialización y varios enfermeros. Cuando las calderas se encienden comienza a salir un gas raro que nadie puede identificar, pero que provoca estos síntomas a quienes se encuentran en el quirófano central. Durante varios días los hechos se repitieron pero, este lunes, los trabajadores y trabajadoras del Hospital Durand decidieron suspender todas las intervenciones quirúrgicas hasta que se solucione este problema. En septiembre del año pasado, éste nosocomio se quedó sin insumos, ni recursos y con un déficit importante de profesionales, razón por la cual, los trabajadores del nosocomio se vieron obligados a postergar más de 1000 intervenciones quirúrgicas postergadas.

La situación crítica por la que atraviesan los hospitales públicos porteños no es novedad. En reiteradas ocasiones, este medio sacó a la luz diferentes hechos que ponen en evidencia el estado de abandono en el que se encuentra la salud pública local. En los últimos días, las y los profesionales que ejercen sus funciones en el quirófano central del Durand, fueron víctimas de mareos, picazón de garganta e irritación ocular. El 10 de julio pasado, presentaron una nota solicitando a las autoridades sanitarias que determinen a qué tipo de sustancia está expuesto el personal médico, de enfermería y los pacientes.

“Lamentablemente se tuvieron que suspender todas las cirugías por la pérdida de estos gases que no sabemos que son, pero que provocan mareos, picazón en la garganta y mucho ardor en los ojos. El lunes pasado le envíamos un pedido a las autoridades para que realicen los estudios necesarios y establezcan si nos estamos enfrentando a sustancias nocivas para nuestra salud”, explica en diálogo con Tiempo Luis Ortiz, delegado del Hospital Durand. El pedido fue para la cartera de Salud que conduce Fernán Quirós pero, pese a la urgencia del reclamo, en todos estos días no enviaron a ningún perito del ministerio para que realizara los estudios pertinentes.

Los trabajadores del nosocomio aseguran que las empresas tercerizadas que deberían realizar el mantenimiento integral de todo el edificio, no está cumpliendo con los pliegos y que el gobierno de la Ciudad no controla absolutamente nada. “Hoy estamos atravesando una situación crítica en el hospital Durand pero esto se repite en prácticamente todos los hospitales de la Ciudad de Buenos Aires. No puede ser que hoy tengamos que suspender más de 10 operaciones quirúrgicas porque las tercerizdas no cumplen con el mantenimiento y porque el ministerio de Salud de CABA no las controla”, agrega Ortiz.

El vaciamiento de los hospitales públicos de la Ciudad se profundizó durante la última gestión de Rodríguez Larreta. Para el caso puntual del hospital Durand, sus trabajadores denuncian que existe un abandono programado de todo el edificio y del personal de salud. “El estado de abandono es total. El gobierno  de la Ciudad se niega a habilitar las comisiones de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (CyMAT), para que puedan hacer un seguimiento riguroso de todas las carencias edilicias, técnicas y estrucutrales que hay en los hospitales porteños”, agrega el delegado.

En febrero de este año, en medio de la ola de calor, el personal médico suspendió alrededor de 160 operaciones en varios de los hospitales porteños. Tiempo se hizo eco de las denuncias de cientos de trabajadores de la salud que, ante la falta de ventilación y aire acondicionado, se vieron obligados a suspender las intervenciones quirúrgicas.

Solo para poner un ejemplo: en el Hospital Ramos Mejía, las salas de internación están colmadas de pacientes y con las altas temperatura y la falta de aire acondicionado, pueden empeorar el cuadro de muchos internados. En las salas de clínica médica se encuentran pacientes de complejidad media con problemas respiratorios, neurológicos, infecciones renales y demás. En planta baja, primer y segundo piso hay alrededor de 120 pacientes. Las personas internadas en cirugía, incluso padecen la falta de ventilación natural porque en muchas salas las ventanas están selladas.

A las carencias edilicias se le suma la falta de personal

A mediados de junio pasado, el Ministerio que conduce Fernán Quirós comenzó a cerrar salas de internación ante la falta de profesionales. Denuncian que en algunos hospitales faltan 10 enfermeras y en otros más de 100. Por el cierre de salas y camas, hay niños internados en los pasillos.

Hay falta de camas de terapia pediátrica, en terapia intensiva, hay camas bloqueadas para que se internen pacientes con problemas de salud mental, hay carencia de lugares para internación en clínica médica, rehabilitación y cirugía. Para el caso del Hospital Moyano, la atención en salud mental debería ser por consultorios externos, pero el ejecutivo porteño dejó de ofrecer turnos por no contar con mayor cantidad de recursos humanos.