Donald Trump entró al penal del condado de Fulton, en Atlanta, con pose de triunfador, y salió más ancho todavía. Se pudo dar el lujo de, como se decía en otros tiempos y ante públicos de nutrido prontuario, ufanarse de haber “tocado el pianito y salir». O sea, de imprimir sus huellas digitales, además de un escaneo ocular y las fotos de rigor para probar su identidad, antes de volver a su casa. Es cierto que pudo recuperar su libertad porque tiene como para poner los 200.000 dólares de fianza que le había fijado la fiscalía a cargo de Fani Willis –cifra de la que ese público del que se habla arriba no dispone ni en sueños- pero la anécdota le sirve para seguir creciendo en las encuestas de cara a otros cuatro años en la Casa Blanca tras la elección de 2024. Si los demócratas esperan lapidarlo ante la opinión pública, se están llevando la sorpresa de sus vidas y quien sabe no le están haciendo la mejor campaña.

Así lo entiende el desprejuiciado empresario inmobiliario que fue presidente entre 2016 y 2021 y ya acumula 13 causas judiciales en su contra. Esta última, en el Estado de Georgia, bajo el cargo de haber pretendido adulterar el resultado de las elecciones que terminaron con el triunfo de Joe Biden. Cómo lo habrá entendido –algo sabe de farándula y medios- que volvió a usar su cuenta de X –la exTwitter- para postear la foto de reo que le tomaron los agentes estatales con un mensaje que dice: “Interferencia electoral. Nunca rendirse (Never Surrender, el slogan de la campaña)”. El texto remite a su página web donaldjtrump.com. Allí se explaya largamente.

“En la cárcel notoriamente violenta del condado de Fulton, Georgia, fui ARRESTADO a pesar de no haber cometido NINGÚN CRIMEN”. Así, con esas mayúsculas gritonas. Luego dice en primera persona a sus seguidores que “la izquierda quiere intimidarlo para que no vote por un outsider político que pone al pueblo estadounidense primero”.

Foto: AFP

Y como aquellos bandidos rebeldes de otras épocas, prosigue: “entré en la guarida de los leones con un simple mensaje en nombre de todo nuestro movimiento: nunca rendiré nuestra misión de salvar a Estados Unidos”. Finalmente pide que sus votantes hagan aportes de dinero con un atenuante: “Si te está yendo mal por la gente siniestra que controla nuestro país, ni siquiera pienses en donar. Pero si puede, haga una contribución para desalojar al corrupto Joe Biden de la Casa Blanca”. 

Ofertas electoral

Su comité de campaña, rápido para los mandados, tiene a la venta la imagen de la ficha policial –donde consta que tiene 77 años, mide 1,92 y pesa 97,5 kilos- junto con una calcomanía para el auto por sólo 12 dólares, tazas a 25 y camisetas a 34 con el lema “Never Surrender”. Una bicoca muy bien aprovechada teniendo en cuenta que no es la primera vez que fichan al exmandatario. Ya había pasado por ese trámite en abril en Nueva York por un pago a una actriz porno para pagar su silencio. En junio tuvo otro concierto de “pianito” en una causa por documentación clasificada que encontraron en su residencia de Mar-a-Lago, en Miami.

Esta vez, junto con Trump, debieron pasar por la cárcel otros 19 imputados por el cargo de haber intentado manipular las presidenciales en Georgia, una causa que el expresidente rechaza y alega, en cambio, le birlaron el comicio. Entre los acusados están Michael Roman, Robert Cheeley, Misty Hampton, Trevian Kutti, Jeffrey Clark, y Shawn Still. Sin olvidar al exalcalde de Nueva York, Rudolf Giuliani.

Román y Cheeley eran abogados de la campaña y fueron procesados por haber alentado falsas sospechas de fraude electoral, mientras que Still certificó como fiscal electoral un resultado que no habría sido real. Giuliani fue su letrado de cabecera. Hampton era supervisora del comicio y denunció que las máquinas usadas en la votación podrían haber sido manipuladas.

En una semana cargada de tensiones, los republicanos mantuvieron por el canal Fox un primer debate de cara a las primarias. Son ocho postulantes, los más conocidos son el exvicepresidente Mike Pence y el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Apareció un fervoroso empresario que llenó la pantalla, Vivek Ramaswamy. Todos mostraron distintas posiciones dentro del ideario de los republicanos, pero donde coincidieron fue en señalar que si bien toman registro de las causas contra el expresidente, igual se solidarizan con él.

Pero Trump los madrugó. No se presentó al debate –según todas las encuestas en su partido cuenta con el 52% de adhesión y supera a DeSantis por 20 puntos está a la par de Biden en la general- y estuvo en una entrevista con Tucker Carlson que rompió todos los ratings. Una venganza doble: Carlson fue echado de Fox hace un par de meses y ahora sube sus trabajos a las redes sociales y el “multiprocesado” considera que la cadena de Rupert Murdoch arregló con los demócratas.

Una perlita: en el reportaje -que apareció en la red X minutitos antes del debate y cosechó en poco tiempo unas 100 millones de visualizaciones- Trump culpa a Biden por la guerra en Ucrania. “El presidente debe sacarnos del conflicto de poder con Rusia en Ucrania. Se puede hacer, no es tan difícil. Por supuesto, él es incapaz de hacerlo porque es un incompetente, pero esta guerra debe terminar de inmediato. No por el bien de un bando u otro, sino simplemente porque mueren cientos y miles de personas. Imagina que estás sentado en tu apartamento y, de repente, entran cohetes en la casa y todo se derrumba. Y no importa si son rusos o ucranianos, esto debe parar. Y es bastante fácil detenerlo. Si yo fuera presidente, esta guerra no habría comenzado”.